Carla Suárez y Rafa Nadal ya están en la tercera ronda del torneo de Wimbledon. La grancanaria igualó su marca del año pasado en el Grand Slam británico al derrotar a la francesa Pauline Parmentier por 7-6 (2) y 7-6 (4). La isleña lleva sin ceder un set en dos compromisos, y espera continuar con su racha en el duelo que le medirá mañana con la estadounidense Lauren Davies, quien se cargó a la alemana Angelique Kerber, quinta favorita y defensora del título.

Sólida con su revés y paciente al fondo, con la misma calma exhibida en su victoria ante la australiana Samantha Stosur en primera ronda (6-2 y 7-5), la española se impuso a la 88 de mundo.

Carla Suárez controló los nervios iniciales y con dos reacciones levantó el partido, para llevarse la tercera victoria ante la francesa, a quien había doblegado en la primera ronda de Roland Garros en 2008 y en la segunda de Cincinnati en 2014.

La primera reacción de la grancanaria fue con una desventaja de 5-2 en el primer set para forzar el primer desempate, donde tomó rápidamente la delantera.

El segundo parcial también comenzó mal para la isleña, que se vio abajo 3-1; pero pudo reaccionar de igual forma que en el anterior set para lograr luego los dos primeros puntos de partido en el undécimo juego.

Parmentier forzó el desempate. Carla Suárez no se arrugó. Su calma le sirvió para tomar las riendas del encuentro y con 6-1 se dedicó luego a esperar el fallo de la rival, que llegó en el último punto después de haber levantado otros cuatro más.

Fin a la pesadilla

Por su parte, cinco años después de sufrir una amarga derrota en el All England Club, Rafa Nadal enterró una pesadilla que guardaba en su mochila al derrotar al australiano Nick Kyrgios por 6-3, 3-6, 7-6 (5) y 7-6 (3) y avanzar a la tercera ronda de Wimbledon.

Entonces, Kyrgios contaba 19 años, y era invitado especial del torneo. En la Central, mismo escenario de ayer, puso aquel 1 de julio su nombre en el estrellato al ganar al balear por 7-6(5), 5-7, 7-6 (5) y 6-3, aplastándole con 37 saques directos.

Cinco años después, librando entre tanto cinco batallas más y con 3-3 en su balance de enfrentamientos, el español se mantuvo en calma, soportó tranquilo las dejadas de su rival, sus golpes entre las piernas y saques de cuchara. También sus 29 aces y discusiones con el juez de silla.

Nada perturbó su esquema de juego. A pesar del virtuosismo ocasional de Nick, y de sus geniales toques en la red, Nadal ganó el choque en tres horas y cuatro minutos, hablando en la pista solo con sus golpes y levantando el puño cuando, enrabietado, sacó de su pecho toda la emoción contenida, propia de un gran duelo.

Quince mil espectadores llenaron la central y premiaron las jugadas. También silbaron al australiano cuando sacó por debajo a Nadal. Un golpe lícito, pero una irreverencia para el clasicismo inglés en la catedral del tenis.

El choque se iniciaba con un Kyrgios despertando poco a poco. El de Canberra cometió cuatro fallos consecutivos, y Rafa Nadal ganó seis puntos seguidos hasta que llegó el primer ace de Nick.

En este set inaugural, el saque del manacorí marcó las diferencias. El español, que había roto en el segundo juego, cerró este parcial con su primera volea de derecha, a los 29 minutos.

El saque del australiano había permanecido bajo mínimos hasta entonces, pero comenzó a calentarse en el segundo acto. Se colocó con ventaja de 3-0, y comenzó a discutirlo todo. Primero se quejó de que Rafa tardaba demasiado en colocarse al resto, y que debía ser sancionado, y tanto se reiteró que sus quejas le llevaron a recibir una advertencia del juez de silla. Luego, sus gestos negativos se hicieron ya permanentes.

Aunque Rafa rompió en el séptimo (3-4), su rival fue capaz de robar de nuevo el saque del español a continuación y ganar el suyo al siguiente para hacerse con el segundo parcial.

Nadal mantenía la calma a pesar de las artimañana de Kyrgios, como el pelotazo que envió al cuerpo de Rafa en el noveno juego con disculpa posterior. El manacorí explotó cuando ganó el noveno juego y rompió su silencio. ¡Vamos¡ gritó con rabia girándose hacia el público. Se llegó al desempate, donde el de Manacor se motró firme. Ahí casi se acabó la resistencia del australiano. Rafa tendrá ahora enfrente al tenista francés Jo-Wilfried Tsonga, al que se mide mañana.