Los terreros están cerrados, las monedas no vuelan hasta la arena y las agarradas siguen prohibidas. La lucha canaria ha sido uno de los deportes más afectados por la crisis sanitaria desatada por la pandemia de la Covid-19. Mientras otras disciplinas han vuelto al ruedo bajo un protocolo de actuación para entrenamientos y competiciones, las mañas están paradas. El futuro de las competiciones es una incógnita para la temporada 2020-2021. Poco se sabe de un posible regreso a la arena en un deporte donde el contacto es la base del mismo.
Una situación compleja para la lucha canaria que ha saltado al Parlamento de Canarias. Desde la oposición, Coalición Canaria pidió un plan para la reactivación de la lucha canaria, no solo en el ámbito competitivo sino también en el escolar. Además, presentó una serie de iniciativas que esperan convertir en una Proposición no de Ley, con el objetivo de reactivar el deporte autóctono, en parada total desde el mes de marzo. Todo activando una moción en defensa de la lucha canaria en sus grupos municipales, insulares, autonómicos, y en el Congreso y Senado para impulsar mociones e iniciativas en defensa de la lucha canaria. La meta: la reanudación de las competiciones de la lucha canaria “cuanto antes y de forma segura”.
Según explicó CC-PNC, “no se sabe nada” del protocolo que la Federación Canaria envió a la Dirección General de Deportes con el objetivo de su estudio y aprobación. La formación nacionalista considera que Gobierno y cabildos deben, una vez establecido el protocolo, financiar “las pruebas PCR a los luchadores federados y escolares”, además de impulsar desde RTVC espacios que fomenten la cultura de la lucha canaria.
La pérdida de la cantera y los luchadores jóvenes, el mayor temor de los equipos
Mientras, en los terreros reina la incertidumbre. Algunos clubs creen que es posible salvar la temporada; otros lo ven inviable. “Cada día veo más complicado que nos dejen agarrar. No hay un protocolo para entrenar, y la situación en las Islas tampoco parece que mejore demasiado. Claro que me gustaría que pudiéramos salir a competir, pero lo veo imposible a día de hoy”, explica Fernando Méndez, presidente del Unión Agüimes, único equipo de Gran Canaria que mantiene su idea de salir en Primera Categoría si se reanuda la competición.
“Estamos a expensas de ese protocolo. Sé que la Federación Regional estaba trabajando en ello. ¿Entrenar con mascarillas? Pues tampoco lo veo... Pero si hay algo que me preocupa es la cantera. Es una pena, una ‘putada’ muy grande para los niños y chicos”, explica Méndez, que lleva 11 años al frente de la entidad lagartera.
Y para volver y hacer frente a los compromisos económicos del club es indispensable otra cuestión que complica el asunto: público en las gradas. “Sin público es inviable. Las taquillas nos mantienen el día a día. Son la base para gastos como las comidas cuando salimos a luchar fuera, el botiquín, el material... Aunque nos ayuden con los árbitros. Imposible”, recalca.
La preocupación por la base y los luchadores del futuro también recorre a Octavio Machín, presidente de Los Guanches. “Es nuestra mayor preocupación. La base es lo que más cuesta conseguir y asentar. Estamos intentado que empiecen con el mantenimiento físico para que no se desenganchen de la lucha”, explica el mandatario del club de Arucas, que “siendo sincero”, no ve viable un arranque de la competición.
Su gran pega: la falta de consideración con la brega. “Sé que la lucha es distinta, que se pega cabeza con cabeza, pero nos hemos sentido un poco olvidados y desprotegidos en ese sentido”, narra.
Algo que Rayco Ramírez, presidente del Unión Gáldar, tiene asumido desde hace tiempo. “Hombre, el ‘patito feo’ nos hemos sentido... Pero no solo ahora con la pandemia, antes también para muchas cosas. A veces parece que solo nos acordamos de la lucha para el Día de Canarias”, explica soltando alguna risa.
“Sé que a día de hoy se está haciendo lo posible por hacer un protocolo, que las conversaciones están ahí, pero dada la situación creo que va a ser difícil ver lucha este año y el que viene. Ojalá me equivoque”, comenta. Porque el protocolo tampoco es la solución definitiva según Ramírez. “¿Será viable su aplicación? No lo sé. En la lucha hay escasez de directivos y de medios. No creo que sea tan fácil. Además, ¿qué responsabilidades voy a tener yo en caso de que suceda algo?”, concreta. Lo importante, como para el resto, “salvar la base”.
Algo más optimista con el regreso de la competición es Santiago Rodríguez, presidente del Saladar de Jandía de Fuerteventura. “No creo que sea imposible, lo que hay que hacer es ponerse a trabajar en ello. Sé que están esperando a las decisiones que tomen desde el Gobierno de Canarias. No va a ser fácil, pero no creo que sea imposible”, agrega.
En su explicación, el presidente del club de Morro Jable, alude no solo al deporte sino a lo que lleva dentro la lucha canaria. “No solo somos un deporte, somos un Bien de Interés Cultural. Se han olvidado del deporte vernáculo. Para otros deportes se han movido y es verdad, no somos un deporte fácil porque hay contacto, pero es ponerse”, apunta. “El público tiene que estar porque sin él es imposible. Será complicado”, sentencia.
