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Maradona abrió la puerta de la UD a Walter Pico

El exjugador amarillo (1996-98) era suplente del ‘10’ cuando ambos coincidieron en Boca Juniors

Maradona abrió la puerta de la UD a Walter Pico

Si Walter Reinaldo Pico, melenudo centrocampista miembro de la plantilla de la UD Las Palmas entre 1996 y 1998, recaló en el club amarillo, fue, en cierto modo, por culpa de Diego Armando Maradona. “Yo me fui a Las Palmas producto de que era suplente de él, y yo quería jugar, pero bueno, obviamente no guardo nada de rencor, cero. Diego fue ídolo y el mejor jugador de todos los tiempos, sin ninguna duda”.

Es la sentencia jocosa que el exfutbolista, hoy de 51 años, hace con una sonrisa desde Buenos Aires, de las pocas que confiesa haber sacado desde que anteayer muriera su compatriota y excompañero en Boca Juniors. “En primer lugar te voy a decir que me pegó bastante mal todo esto, más allá de haber jugado con él y de haber compartido un montón de cosas con él”, advierte.

“A todos los argentinos nos costó dormir y hasta última hora, en una cena con un grupo de exjugadores –Néstor Fabri, Tito Pompei, Enrique Rabina–, que alguno habíamos jugado con él, le recordamos toda la noche”. Fue en la capital de Argentina, que vela al que para muchos, como Walter Pico, es el mejor de todos los tiempos.

“Obviamente, no le guardo rencor”, bromea; y añade: “Fue ídolo y el mejor de todos”

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Asegura tener muchas vivencias con Maradona y no de sólo cuando compartieron vestuario entre el 94 y el 96, justo antes de emigrar a Gran Canaria, porque también coincidieron cuando Pico daba sus primeros pasos en el mundo en que Diego ya era dios.

Anécdota

“En el año 1991 él estaba suspendido por una cuestión de dopaje –en abril de ese año dio positivo por cocaína tras un Nápoles- Bari, motivo por el que la Federación italiana le sancionó con quince meses de suspensión– y vino a entrenar con Boca. Yo estaba en un momento bárbaro de mi carrera. De hecho, fue el Boca del 91, que ganamos seis campeonatos y yo terminé haciendo el gol del campeonato”, relata con emoción.

Y prosigue: “Un día, en un entrenamiento con el maestro Tabárez –Óscar Washington, actual seleccionador de Uruguay– yo le estaba apretando, presionando contra la raya, y sacó un centro entre medio de Diego Soñora y yo, impresionante. Dijimos: ‘¿Y dónde la tiró?’ Y la había tirado a uno que venía solo y metió un gol. ¡En un entrenamiento, viste! El maestro nos dijo: ‘Miren, que si él quiere, los elude a todos’. Y era verdad”.

Es uno de los recuerdos cariñosos que guarda Walter Pico de Diego Maradona, como la pared que le devolvió en un partido en La Bombonera y tras la que el Pelusa se quedó solo ante el portero antes de enviar el balón por encima del larguero después de driblarle.

“Nosotros habíamos puesto una escuela de fútbol que todavía tenemos y él vino a la inauguración, en 1995. Imagínate Diego en unas canchas de fútbol muy modestas, humildes, obviamente con todo el equipo de Boca de ese momento, pero él era la figurita difícil del álbum, era imposible, y vino. Es más, vino con la mujer y no sé si con las hijas. Pero vamos, estuvo ahí un rato porque era una locura eso y sacó mil fotos con la gente”, recuerda.

Como también el viaje que hicieron en 2011 en un avión privado junto a otros viejos compañero de Boca y la selección a Misiones –en la frontera con Brasil–, con motivo de un partido de exhibición por la nominación de las Cataratas de Iguazú como una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo.

Eran Gerardo La Vieja Reinoso, Sergio Fabián Vázquez, Sergio Goycochea –detuvo el penalti decisivo al italiano Aldo Serena en la tanda de penaltis que llevó a Argentina a la final del Mundial de Italia 90–, Matute Morales y Pepe Basualdo –todos, en la imagen que ilustra este reportaje–.

Para el examarillo, el Maradona jugador era el mejor, pero el Maradona persona no se quedaba atrás. “Era muy generoso. Recuerdo que cuando vino a Boca él había firmado con Puma y la marca le había sacado Puma 10, y vino y nos regaló de todo, más allá de que cada uno tenía su contrato con su firma”, ejemplifica. Pero en el campo era suplente, y Walter Pico quería volar. De alguna manera, sin saberlo, Diego le ayudó.

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