La Provincia - Diario de Las Palmas

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MEMORIAS (I)

"Mi padre fue el primero en 1936 en la cárcel de La Isleta"

"El Colegio Viera y Clavijo tenía prestigio merecido, había un buen plantel de profesores y de alumnos", asegura el dentista jubilado y socio emérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del país

"Mi padre fue el primero en 1936 en la cárcel de La Isleta"

Este desntista jubilado, casado con una francesa, ha sido nombrado socio emérito de la Real Sociedad Económica de Amigos fel País de Gran Canaria. Para ir a sus reuniones solo tiene que cruzar la calle ya que tiene la sede enfrente de su casa. Fue secretario de la Alianza Francesa y su padre, Nicolás Díaz-Saavedra, fue alcalde de Las Palmas de Gran Canaria en los años 30 del siglo pasado por el Partido Republicano Federal de José Franchy y Roca. Él se considera un liberal. Donó a la Fundación Negrín y al Museo Canario unas partituras originales del compositor francés Camille Saint-Saëns, quien antes se las había regalado a su abuela cuando el pianista y director de orquesta galo residió en Las Palmas de Gran Canaria

José Díaz-Saavedra de Morales nació en diciembre de 1934 en Las Palmas de Gran Canaria en Villa Rosina, la casa que sus abuelos maternos Rosa y Bartolomé tenían en lo alto del Paseo Madrid. "Era una casa antigua con un jardín. Allí era la casa de mis abuelos. Mis padres vivieron en ella y allí nacimos los cuatro hermanos", relata.

"Mi abuelo era comandante de Marina de Las Palmas, el primero que ocupó la Comandancia de Marina del edificio. Mi abuela y mi madre hacían tertulias en la Comandancia de aquella época. Mi abuelos maternos tuvieron tres hijos: mi madre, mi tía y mi tío Julio. Mis abuelos paternos tuvieron cuatro hijos: Dolores, Juana, Pepe y mi padre. No conocí a mi abuelo paterno porque murió joven de teniente coronel. En cambio mi abuela Candelaria Navarro Cigala murió a los setenta y pico. Las dos ramas de mi familia tenían procedencia militar pero ninguno de nosotros nos dedicamos al ejército".

"Mi hermano Nicolás, el mayor, era abogado; mi hermano Gabriel fue químico, se fue a Estados Unidos y se casó allí con una americana. Y mi hermana Candelaria, que se casó con un joven que vivía aquí y era peninsular. Él todavía vive, tiene noventa y pico de años. Yo soy el único de mis hermanos que vive".

Infancia

"En el barrio había ingleses, alemanes, mucha gente extranjera. Había muchas nacionalidades. Yo tuve un gran amigo alemán, Alberto Keller, que vive todavía. En la casa de atrás vivían los Pavillard. En el barrio había varias lenguas. Las familias extranjeras del barrio tenían hijos prolongados, distanciados unos de otros, pero los españoles tenían una tanda de hijos todos seguidos. Los alemanes y los ingleses eran diferentes en eso de la natalidad: cuando el niño se lavaba los dientes tenían otro, el siguiente. Los españoles iban más rápido. En las casas de los ingleses y los alemanes no habían moscas, mientras que en las de los españoles entraban y salían por la cantidad de niños chicos que había. Los extranjeros estaban impolutos y con hijos distanciados, como los españoles ahora.

Republicano federal

Mi padre, Nicolás Díaz-Saavedra Navarro, fue político, republicano federal, y segundo alcalde de Las Palmas con la II República porque el primero fue don Domingo Guerra del Río, que fue un alcalde que tomó la alcaldía con mucha popularidad pero se murió a los pocos meses de tomar posesión por un problema de corazón. Mi padre accedió a la alcaldía por el voto de los concejales, que lo promovieron. Estuvo año y pico en la alcaldía".

Ruptura con los de Negrín

"En el ayuntamiento gobernaban los republicanos federales y los socialistas del doctor Juan Negrín, hasta que se rompió la alianza a principios de la década de los 30 y mi padre dejó la alcaldía, pero siguió como político siempre, como republicano federal. Yo era muy pequeño, el más pequeño de los cuatro hermanos, y no viví la etapa de mi padre como alcalde porque aun no había nacido. Pero mis otros tres hermanos sí habían nacido. Mi padre siguió como político y el 18 de julio del 36, con el alzamiento de Franco, fue ingresado en prisión con muchos compañeros del partido y de otros. Mi padre coincidió con Juan Rodríguez Doreste cuando estuvieron en la cárcel tras el levantamiento de Franco. Mi padre era republicano federal y Rodríguez Doreste, socialista. Los dos fueron curiosamente también alcaldes de Las Palmas de Gran Canaria en dos períodos democráticos distintos. Mi padre fue primero a la cárcel de La Isleta, luego pasó a la cárcel de Gando, después a Fyffes de Tenerife y al final regresó a la cárcel vieja de Las Palmas. Después de cuatro años salió de la cárcel y toda la familia fuimos desterrados al Madroñal, entre Santa Brígida y San Mateo. Allí estuvimos casi un año".

Fin del destierro

"Al cabo del año quitaron el destierro a la familia y fuimos todos a una casa que tenía mi abuela, un chalé blanco resquebrajado, todo lleno de barro por los alrededores. Era un sitio muy bonito en el campo. Teníamos que sacar el agua a bombeo de un aljibe. Mis hermanos lo hacían porque yo era muy pequeño y no podía. Mi padre tenía miedo de usar el agua de aljibe porque en Gando hubo casos de fiebres tifoideas y algunos murieron en aquella cárcel a causa de eso. Mi padre hacía hervir el agua para la comida".

En la calle General Franco

"Tras cumplirse la pena de destierro bajamos a Las Palmas y nos tocó vivir en la calle General Franco. Paradojas de la vida. Era un piso alquilado. Mi padre, tras la pena, se incorporó a su despacho, que lo tenía en la calle Mesa de León, que era el despacho de mi abuelo, el teniente coronel que murió joven. Es despacho lo había tenido en la época republicana. Mi padre tenía socios en el bufete, uno de ellos era don Pablo Bolaños, que tiene un hijo que veo por aquí. Ibamos caminando con los demás niños al colegio Viera y Clavijo. Los cuatro hermanos estudiamos ahí con don Pedro Cullen y don Juan Melián, que eran muy buenos profesores con otros que formaban un gran plantel. Don Pedro Cullen del Castillo era tío de Lorenzo Olarte Cullen, hermano de la madre. Luego estaba don Juan Melián, el padre de todos los Melián que están por ahí, empezando por Juan Andrés, que era el mayor, y todos sus hermanos, Gonzalo y el psiquiatra".

Pedro Cullén, excelente

"El colegio Viera y Clavijo tenía buen prestigio merecido. Yo no era buen estudiante, era de los regulares, aunque aprobaba. Don Ernesto Cantero nos daba latín, don Agustín Martinón enseñaba con anécdotas de la historia de Inglaterra, don Pedro Cullen era un profesor excelente de literatura. También don Juan Melián, que nos daba francés. Había un buen plantel de profesores y de alumnos. El historiador de Santa Brígida que fue profesor de la Universidad de Sevilla, Francisco Morales Padrón, también era compañero del colegio. Tenía en Sevilla una casa preciosa, donde vivía como profesor universitario. En Santa Brígida le pusieron una calle y le dieron nombre a la biblioteca municipal".

"Don José Palomino era el profesor de matemáticas. Tiene que ver con el abogado José María Palomino, tanto el padre, que ya falleció, como el hijo, que ejerce actualmente. Procedían de Jerez. Tengo buen recuerdo de los profesores y también de los compañeros del colegio. Todos hermanos estuvimos en el Viera y Clavijo hasta que acabamos el bachillerato. Nosotros vivimos en la esquina de abajo de la calle de La Inquisición. La casa sigue estando allí. Después de la casa alquilada en General Franco nos pasamos a esa casa porque la heredamos de mi abuela".

Único por medicina

"Nosotros jugábamos en el colegio y en la casa, en la calle no. Eran los típicos juegos de niños en los que nos conocíamos todos los vecinos. Tuve claro desde pequeño qué quería ser de mayor, tenía clara mi vocación. Quería hacer medicina. Iba a ir a Granada a hacer medicina pero pusieron el ingreso en la Universidad de La Laguna y lo hice en Tenerife. Fui el único de los hermanos que me decanté por la medicina. Ni siquiera había antecedentes en la familia. Mi hermano mayor, Nicolás, hizo Derecho y fue abogado como mi padre, y mi otro hermano, Gabriel, era químico. Los dos hicieron la carrera en La Laguna. Estuve dos veranos yendo a aprender al hospital San Martín. Los médicos fueron muy atentos con todos nosotros, que íbamos por allí a hacer prácticas. Después de empezar en La Laguna me fui a Granada, donde seguí estudiando la carrera.

Un sudamericano

Al final acabé en Madrid, donde me licencié. Estuve fuera siete años estudiando. Allí nos quedábamos en un piso. Había también estudiantes canarios, dos de Tenerife y un colombiano. Fue la primera vez que vi a un sudamericano. El Gobierno colombiano daba dinero a los que estudiaban medicina para después utilizarlos en zonas rurales de su país. Pero yo creo que casi ninguno regresó a Colombia después de terminar la carrera. Se quedaron aquí, se casaron. Estaban tan bien becados por el Gobierno que los colombianos vivían de maravilla. Nosotros también nos divertíamos. Tenía familia en Granada y se portaron conmigo estupendamente. Era una prima de mi madre. Fue muy amable, y los sobrinos también. En aquella época Granada era muy bonita, pero después he ido otra vez y me he llevado una desilusión porque la han estropeado muchísimo. Me pareció distinta. Granada es una ciudad universitaria muy bonita, con mucho ambiente juvenil. Tradicionalmente muchos canarios han ido a estudiar allí. En aquella época había por lo menos cien canarios allí, aunque iban más a Cádiz".

Deslumbrados en Madrid

"No terminé la carrera en Granada sino en Madrid. Medicina legal y otras asignaturas eran muy difíciles de aprobar en Granada. Por eso fuimos a Madrid varios compañeros y nos quedamos deslumbrados. Madrid era otro mundo, era tremendo. Estuve dos años, tenía unos tíos que tenían una casa en la montaña, en Navacerrada, donde iban los fines de semana. Allí conocí a una francesa que con el tiempo fue mi mujer. Empezamos a hacer amistad. Ella trabajaba en Madrid destinada en una central atómica que estaban haciendo los franceses, se llamaba no sé qué de los canes. Ella estaba destinada en una oficina de la empresa que hacía la central en Madrid. Un tío médico tenía un sanatorio de tuberculosos con varios médicos. Me dijo que si quería ganar dinero y le dije que sí. Y me fui al sanatorio a trabajar con los enfermos, o más bien cuidándolos para que no se escaparan porque se querían marchar a las bodegas que había por allí".

Viaje a París

"El sanatorio era del Sindicato Vertical de la época. A los pacientes había que vigilarlos porque se escapaban a una especie de tabernas. Ellos estaban enfermos de tuberculosis y había que ponerles un tratamiento. Pero acabaron cerrando el sanatorio porque la gente se empezó a tratar en sus casa durante unos meses con antibióticos. Cuando cerraron el sanatorio me quedé en Madrid en casa de unos tíos que vivían en el Paseo de La Habana. El barrio empezaba por ahí y yo cruzaba del Paseo de La Habana a la calle larga que había por detrás a través de solares. Allí cogíamos un autobús con troles que te llevaba a la Puerta del Sol o a la facultad, que estaba en la calle San Bernardo".

"Cuando acabé la carrera de medicina me fui a París y me casé. Allí hice la especialidad de odontología. Me dieron una beca para trabajar allí en un edificio histórico que hicieron los reyes, los Luises de Francia. Era magnífico porque era una extensión enorme con cosas modernas y antiguas. Fuimos cinco canarios que hicimos juntos la carrera y al final nos especializamos en odontología en Francia. No trabajé en París. Me casé allí y luego me vine con mi mujer a Las Palmas. A la familia de ella le pareció bien y algunos de sus parientes también vinieron para la isla".

Dos hijos y más abogados

"Regresé a Gran Canaria casado y con mi primer hijo, que nació allí. Vinimos a la casa en la que sigo viviendo ahora porque era de¡ mi familia. En esa época mi padre terminó esta casa. De López Botas 14, de la Casa de la Inquisición, vinimos aquí. Puse mi consulta en el segundo piso y nosotros vivíamos en el tercero. Estuve muchos años trabajando como dentista en esa consulta. Aquí en Las Palmas nació mi segundo hijo. Ninguno de mis dos hijos siguió la vocación del padre. Uno es abogado, que está en Madrid, y el otro también pero trabaja aquí en la naviera Armas. En mi familia hay más abogados que otra cosa, desde mi padre y hermano mayor hasta mis hijos y mis sobrinos. Mi sobrino Adrián tiene su despacho y su hijo es también abogado".

La cubana y el coronel

"A mí siempre me ha interesado la cultura, el arte y la historia. Mi abuelo por parte de madre, Morales, era cubano. Eran tres hermanos. La cubana se casó con el coronel en aquella guerra. Realmente era teniente, pero le llamaban coronel. Vino para acá con ella. Los hijos del teniente eran mi abuelo, que se hizo marino en La Coruña, y el otro se metió en un cuerpo del ejército que ya no existe. Acabó coronel y murió en la guerra de Marruecos en la retirada del campamento de Anual, por el camino lo mataron. Era valiente como un demonio. Hay un libro dedicado a la historia de este hombre. En Marruecos lo querían muchísimo. Cuando murió fue el único cadáver que devolvieron a España. Mandaron un barco español a buscarlo a una playa y lo trajeron".

Bautizos en La Luz

"En la casa del Paseo Madrid nacimos todos y nos bautizamos en la iglesia de La Luz en La Isleta porque no había iglesias en toda la zona, esa era la más cercana. Había pocas iglesias en aquella época, pero en 1939 don Antonio Pildain hizo la iglesia de los salesianos, que antes era un colegio de monjas con su capilla para decir misas, pero nadie se podía inscribir porque no habían parroquias. El colegio salesiano era antes de monjas del Sagrado Corazón, de niñas. Ese colegio lo trasladaron a Tafira pero también lo cerraron posteriormente. Yo he escrito muchos artículos sobre etapas de mi vida para dejar constancia, desde el colegio Viera y Clavijo hasta épocas más adultas. A mí me gustaba hacer excursiones en grupo por las montañas. Me gusta la música, voy a los actos de la Orquesta Filarmónica, soy melómano, también voy a veces a la ópera".

Gobierno de la Económica

"Estoy en la junta de gobierno de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. El presidente es don Tomás van de Walle. También está Gonzalo Melián. Unos veinte y pico formamos la junta de gobierno y ahora se está reactivando. La institución nació en 1776, en el siglo XVIII. Se formó en el Obispado. Fue un obispo ilustre, Cervera, el que fundó esto en la época de Carlos III. El objeto de la Real Sociedad Económica era ilustrar a todos los campesinos, los que hacían cualquier cosa de la industria, fomentando todo tipo de trabajo y actividades. En la Real Sociedad hay muchos actos, muchas conferencias, jornadas, mucha actividad. Yo suelo ir a casi todo porque encima me queda enfrente de mi casa, solo tengo que cruzar la calle. Hace poco me hicieron socio emérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, y además me tocó a la misma vez que al obispo actual, monseñor Francisco Cases".

"En la fundación de la Real Sociedad había clérigos. Siempre los hubo. Viera y Clavijo, sin ir más lejos, fue uno de los fundadores. El obispo también es socio y participa a veces en cosas que le interesan a la Iglesia o a la Diócesis. Algunos sacerdotes vienen del Obispado a algunas reuniones, como don Julio Rodríguez, que escribe muchos libros de historia. La Real Sociedad es laica pero participan todos los sectores de la sociedad, incluidos miembros de la Iglesia.

Partituras de Saint-Saëns

"Yo doné partituras de Saint-Saëns, el músico francés que vivió en Las Palmas. Él paseó por Vegueta con su amigo el profesor de música y al pasar por la calle doctor Chil, donde vivía mi abuela, la escuchó tocando el piano. Estaba tocando precisamente una obra de él, de Saint-Saëns, la 'Marcha fúnebre'. Entonces el profesor de música, que también lo era de mi abuela, le presentó a Saint-Saëns y él le regaló dos o tres obras, entre ellas 'Valse Canariote', que fue dedicado expresamente por el músico francés".

"En París si uno va a una imprenta de música puede encargarlo y le dan la partitura con el nombre de mi abuela. Saint-Saëns regaló partituras a dos personas más, aparte de mi abuela, entre ellas 'Campanas de la catedral'. De mi abuela pasó a mí la partitura porque soy heredero de ella. Por eso convocamos a todos los herederos y fuimos a la Fundación Negrín a donar los documentos. Y al Museo Canario donamos el 'Valse canariote', el original. Soy el decano de los herederos.

"Estuve cuarenta años ejerciendo la odontología. Me jubilé a los 70 años. A mí me gustaba mi profesión, tenía vocación y la posibilidad de hablar con mucha gente. Entre mis clientes había gente de todo tipo. La gente venía a la consulta algo temerosa, siempre ha sido así con los dentistas, pero al fin y al cabo era más ruido que nueces porque se les ponía una inyección para anestesiarles la boca sin dolor ninguno. Casi no se hacía daño. El pinchazo apenas dolía. Algunos querrían huir una vez den la consulta, pero casi ninguno lo hizo".

"La consulta te servía para hablar con mucha gente, para conocer a mucha gente. La gente me contaba su vida y yo los tranquilizaba. Mis pacientes no solo eran de Las Palmas capital sino de algunos pueblos. Al principio apenas había dentistas en los pueblos pero luego sí se asentaron".

Bocas estropeadas

"Cuando empecé a ejercer había pocos dentistas trabajando. Yo tenía el número 30 de los colegiados que empezamos, pero algunos antes que yo ya se habían muerto. Ahora creo que hay más de un millar. Antes no se podía estudiar la carrera aquí. La especialidad en Madrid era única en España. Se crearon más plazas de dentistas en la época de Franco porque todos los emigrantes españoles que se fueron a Francia y Alemania tenían la boca muy estropeada e hicieron su protesta al Gobierno español. Les dijeron que tenían que enviar dentistas para tratar las bocas en mal estado porque no podían atender a los 700.000 emigrantes que trabajaban de obreros en Francia y Alemania, con la boca estropeada. Por eso se vieron obligados a crear más dentistas".

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