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El Coronel informa sobre el absurdo

Cowboys con ínfulas literarias, proscritos y exploradores pueblan el mundo surrealista del dibujante Glen Baxter

Uno de las ocurrencias de 'Casi todo Baxter'. ANAGRAMA

Empecé a ser baxteriano demasiado tarde. Temo haberme perdido algo durante mucho tiempo. ¿Conocen a Glen Baxter? Baxter es el dibujante autor irrepetible de un mundo muy personal del absurdo, por mucho que el absurdo se haya prodigado de manera eficaz en el superpoblado terreno del humor y a lo largo del la historia. Baxter (Leeds, 1944), conocido también como el Coronel, tiene cosas de René Magritte y Lewis Carroll, como decía uno de sus admiradores, el desaparecido poeta John Ashbery, pero también de S.J. Perelman y de los Hermanos Marx. A veces veo en él reflejado el sello distintivo del gran grabadista Thomas Henry, autor de las mejores ilustraciones de los libros de Guillermo el Travieso, el personaje de la literatura infantil creado por Richmal Crompton. Pero, sobre todo, Baxter es Baxter. Un prodigio de inventiva humorística en una sola viñeta, cowboys crepusculares en alerta por el arte modernista, proscritos del bosque de Sherwood obnubilados frente a un electrodoméstico. O, por ejemplo, un explorador con un cazamariposas que se enfrenta a dos feroces leones: "Lo único que tenía que hacer ahora era convencerlos de que se metieran en la red".

Baxter tiene un trazo no exactamente retro pero que sí recuerda a los ilustradores de las primeras décadas del siglo pasado. Su discurso literario, en cambio, es indiscutiblemente contemporáneo. El humor del Coronel, recogido durante cuatro décadas en numerosas publicaciones, se encuentra en la yuxtaposición de un texto inofensivo con una imagen aparentemente no relacionada con él. Su obra se asemeja a un menú clásico de ficción ilustrada que algunos han comparado con los caricaturistas americanos desde Charles Addams a Gary Larson, y también con Monty Python.

La editorial Anagrama ha publicado recientemente un antología sobre su fino humor, Casi todo Baxter, una especia de híbrido de trabajos anteriores y algunos más recientes con el objetivo de combatir el mono de los viejos admiradores y enganchar a los nuevos. Se trata de un completo panel artístico, con viñetas en blanco y negro y otras maravillosamente coloreadas por el autor, pantallas absurdas, en ocasiones surrealistas, como si Breton hubiera regresado para inspirarlas. En ellas conviven el lenguaje de los viejos cómics y las revistas británicas de humor de hace décadas.

Pero no resulta fácil destripar a Glen Baxter y su ocurrente mundo. Hay que llamar a la puerta, entrar en él y conocerlo personalmente. Imaginen: un hombre aparentemente sosegado sentado en una silla con un trozo de queso incrustado en la puntera de uno de sus zapatos. Lean: "Por desgracia Pierre poseía un largo historial de malos tratos a los quesos Stilton". O una mano que se introduce en una pecera en busca de capturas: "Era un gran partidario de la comida rápida". Mismamente el tipo abatido a bordo de una lancha solo en medio de un bayou. Explicación al pie del dibujo: "Cómo detestaba hacer la compra los sábados por la mañana"

Baxter ha tenido últimamente más de un encontronazo con los obcecados partidarios del brexit, que le parece una pesadilla. Ha comentado también: "El mundo es absurdo, lo que hago es informar al planeta".

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