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El secreto del flamenco rosa

¿Por qué sentimos fascinación por esta ave de patas largas y filiformes? ¿Cómo ha llegado a convertirse en una imagen pop? Ahora un documental indaga en estos y otros misterios alrededor de este pájaro tan presente en nuestras vidas

Rigo Pex (Meneo), en un momento del documental ‘The Mystery of the Pink Flamingo’. (L)

Están por todas partes. En estampados de ropa, en objetos decorativos, flotadores, en utensilios de la vida diaria… Los flamencos rosas nos rodean, se han convertido en parte de nuestra cotidianeidad y basta con echar un vistazo a cualquier tienda o espacio exterior o interior, abrir el Instagram o el Facebook, para encontrarlos de una u otra manera, en sus mil y una versiones. Quizá no nos hemos parado a pensar en cuál es el secreto de su fama, de dónde viene toda esa fascinación hacia esa ave extravagante que se ha convertido en un icono de la cultura popular.

¿Por qué nos gustan los flamencos rosas? Es lo que intenta averiguar The Mystery of the Pink Flamingo, documental –que se estrena la próxima semana y está dirigido por Javier Polo y protagonizado por Rigo Pex, responsable de proyecto musical Meneo– en el que, como si fuera una película de detectives (que se transforma en una bizarra aventura de autoconocimiento) nos adentramos en un viaje hacia las entrañas de la cuestión.

Empecemos por el principio. El flamenco (o Phoenicopterus) pertenece a un género de aves que se alimenta de crustáceos, razón por la que la pigmentación de sus alas adquiere una tonalidad rosa. Sus largas patas se doblan al contrario de lo normal y su cuello parece un signo de interrogación.

En cuanto a su etimología, la palabra flamingo procede del latín flama, que significa llama. Por esa razón, al flamenco se le ha asociado con el Ave Fénix: cuando extiende sus alas al volar parece que deje a su paso una estela de fuego, así que se encontrarían en el origen de esta leyenda. En el antiguo Egipto se creía que era una representación del dios del sol Ra y los emperadores romanos consideraban sus lenguas como un auténtico manjar.

De sagrados a suvenirs

Sin embargo, su tratamiento como animales sagrados dejó de tener sentido con el tiempo para dar paso a una nueva dimensión tras la segunda guerra mundial. Los norteamericanos viajaban a Miami en busca de asueto y de temperaturas cálidas y comenzaron a traer de sus viajes como suvenirs flamencos rosas. En 1957, una empresa de plásticos pidió al artista Donald Featherstone que diseñara un producto y él, que era un poco marciano, fijándose en los documentales y las fotografías de National Geographic, creó el Pink Flamingo. Todavía se sigue fabricando, y es ya un auténtico clásico.

Pero el verdadero cambio de paradigma llegó con la siguiente generación, la de los hijos de aquellos padres que viajaron a Florida y que crecieron en sus casas con aquellos cachivaches sin sentido. Fue entonces cuando adquirieron una connotación kitsch.

“En su origen los flamencos rosas nacen como elementos que utiliza la gente ordinaria, hortera y wannabe”, cuenta Eduardo Casanova, que participa en el documental aportando su conocimiento teórico. “Pero en la actualidad, ese mismo flamenco rosa se ha convertido en merchandising, en fast-fashion. Y esa es la capacidad maravillosa que tiene el trash y el kitsch de darle la vuelta a las cosas”.

The Mystery of the Pink Flamingo está por supuesto más alejado de Adorno (que consideraba el kitsch como un peligro para la cultura) y más cercano a los presupuestos de Susan Sontang, que lo definió como un tipo de sensibilidad. “El kitsch es ese lugar lleno de errores del que salen los aciertos”, dice Casanova.

Durante el itinerario freak que nos propone el documental encontramos todo tipo de personajes que no tienen desperdicio: la mujer que ostenta el récord Guinness mundial porque tiene en su casa más de mil artículos relacionados con los flamencos rosas, una coleccionista multimillonaria, la denominada The Pink Lady of Hollywood (Kitten Kay Sera), una socialité que tiñe toda su vida de color de rosa y que ha trabajado con Beyoncé y Lady Gaga, y Allee Willis, célebre compositora y productora musical responsable de éxitos que nos llevan de Earth, Wind & Fire a Pet Shop Boys, pasando por tema principal de la serie Friends y que falleció poco después de ver terminado el documental. Para ella, el flamenco rosa simboliza la libertad de expresión, un estilo de vida, el orgullo de ser uno mismo.

El secreto del flamenco rosa

Símbolo de la contracultura

Por supuesto, no podía faltar John Waters. Su película Pink Flamingos (1972) se convirtió en símbolo de la contracultura y consagró a la drag queen Divine como estrella del panorama underground. El director quería hacer una oda al mal gusto, “ser lo más guarro posible”, y por eso llamó a su obra de esa manera, porque “representaba todo aquello que los intelectuales detestaban”, cuenta en el documental. La incorrección cargada de ironía, esa era la cuestión.

“Quién podría pensar que una drag que se comía una mierda de perro se convertiría en un icono para marcas de lujo como Loewe, que ha sacado una colección cápsula con camisetas en las que se lee: ‘Soy la mujer más sucia del mundo’”, continúa Eduardo Casanova que, claro está, ya tiene esa prenda en su haber. “El kitsch es mi refugio. Me reconcilia con mi forma de entender el arte y la vida. Es la corriente estética con la que más me siento representado porque alaba y ensalza todo lo que está mal hecho, lo diferente. A mí me hace respirar”.

Los flamencos rosas también se convirtieron en un símbolo de protesta. En septiembre de 1979, el campus de la Universidad de Wisconsin-Madison se llenó de un millar de ejemplares de plástico. Un acto irreverente y provocador para demostrar que los estudiantes tenían poder de decisión, ya que, como se apunta, “las revoluciones comienzan por uno mismo”.

“El kitsch siempre tiene la capacidad de reinventarse, siempre surge la necesidad de darle la vuelta a algo de lo que reírse”, concluye Casanova. “Al final, todos los sistemas utilizan la subcultura para apropiarse de ella. Lo que supone un acto de rebeldía hecho para romper un pilar de tu pensamiento termina convirtiéndose en mainstream. De uno depende que continúe manteniendo su esencia, porque aquí lo importante es la autenticidad, aquello que tiene verdadera alma”.

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