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Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2020

Minerva Hernández: “Espero que gane lo bueno, que aprendamos algo de lo que nos está pasando”

Minerva Hernández José Carlos Guerra

Tiene 27 y actualmente se dedica al sector de Social Media. Nacida en Fuerteventura, estudió la carrera entre Madrid y Gran Canaria. “Tuve la suerte de tener como patrocinador a Multiópticas, con un diseño de Josué Quevedo que se tituló VIDA; era un mensaje para el planeta, una llamada al cambio y a conservar lo esencial, lo que verdaderamente importa”, dice.

¿Cómo recuerda la noche de la coronación?

Fue maravillosa. Siempre pensé que cuando llegase el momento los nervios podrían conmigo, tenía la sensación de que todo me sobrepasaría un poco, pero ¡qué va!. Desde que pise el parque aquella tarde el sentimiento fue el mismo que durante todos los meses que preparamos la fantasía: felicidad. Me divertí muchísimo con todo el equipo de Quevedo, con todas las candidatas. En la actuación disfruté como una niña pequeña, cuando bajé del escenario, rompí a llorar de emoción, solo quería volver a subirme e interpretar de nuevo la canción.

Desde luego, fue una de las noches más emocionantes de mi vida.

¿Es usted de tradición carnavalera? ¿Y en casa eran carnavaleros?

¡Sí! Somos de tradición carnavalera, guardo un buen recuerdo del Carnaval en mi infancia. Mi madre y mi hermana siempre estuvieron en murgas, yo también continué con el legado murguero hasta que la universidad me lo permitió. A mi padre también le encanta el Carnaval, así que es algo que nos han transmitido desde muy pequeños en casa. Con mis amigas también lo vivimos intensamente, en especial con mi amigo Iván. Durante toda nuestra adolescencia nos preparábamos disfraces que veíamos por internet, haciéndonos pelucas imposibles, buscando la manera de maquillarnos y disfrazarnos tanto que la gente no nos pudiera reconocer jajaja. Creo que siempre buscábamos el efecto: “¿Me conoces mascarita?”.

¿Era la primera vez que se presentaba?

En Las Palmas de Gran Canaria sí. Antes de este momento, tuve la oportunidad de participar en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife con el diseñador Daniel Pages, al que le guardo muchísimo cariño, fue una experiencia preciosa. He tenido la suerte de participar dos veces con dos diseñadores que, además de admirarlos muchísimo son muy buenos amigos.

La noche de su coronación ya flotaba en el ambiente la amenaza del Covid ¿Imaginó la que se avecinaba?

Comenzaba a escucharse todo esto, además tengo familiares sanitarios que comenzaban a advertirnos del riesgo que suponía la situación que comenzábamos a vivir. Evidentemente, nadie se esperaba todo lo que vino después. Era muy complicado que, por mucho que nos advirtieran en aquel momento, hubiéramos sido conscientes de la magnitud del problema que, ya entonces, teníamos encima.

¿Cómo ha vivido este año en lo profesional?

Ha sido una montaña rusa, como para todo el mundo. Creo que la clave para ir remontando ha sido reinventarse. Soy de las que trató de hacer mil cursos en el confinamiento, intenté adelantarme a las necesidades que venían con la nueva normalidad que se nos venía encima. Dentro de toda esta locura, pues no me ha ido tan mal como podía haber sido.

¿Y en lo personal?

Creo que en lo personal ha sido lo más complicado, al final es difícil separar lo profesional de lo personal, ¿no? Venía de unos meses llenos de alegría constante, de vivir un sueño. De repente todo se paró, se tiñó de un color oscuro muy feo, llegó la incertidumbre, la tristeza… ver la tele se convirtió en un auténtico suplicio. Tuve que limitar ver las noticias a un momento concreto del día y le pedí a mis amigos que no me pasaran información de nada que tuviera que ver con la COVID, era todo demasiado triste. Pero salí reforzada, me conocí más que nunca, estoy comenzando a gestionar mis emociones. Este momento pertenece al lado positivo del confinamiento para mí. Pasé tanto tiempo conmigo que me he perdonado fallar, me he reconocido logros y estoy en paz conmigo misma.

¿Cómo se han portado los patrocinadores?

Increíblemente bien. No podía haber tenido mejores comandantes para este viaje. Multiópticas, todo su equipo, han sido miembros esenciales de este proyecto. Iniciamos una campaña brutal de sostenibilidad donde ellos fueron el motor, en cada acción con las organizaciones con las que trabajamos, como Foresta. Estuvieron y están siempre para todo. Vivieron todo el proceso con mucha intensidad y alegría, desde luego sin ellos nada hubiera sido posible. Además cuenta con un equipo humano de ¡10!

¿Y su diseñador?

Es uno de mis mejores amigos, lo quiero y admiro muchísimo. Trabajar al lado de Josué es recibir dosis de arte y de inspiración constante, verle crear es todo un privilegio. Siempre cuento que la primera vez que me explicó cómo sería la fantasía, ni siquiera vi el boceto, pero con la forma que tuvo de explicármelo, logró que mi mente dibujara lo que quería transmitir. Creo que ahí reside su éxito, tiene una imaginación exquisita, una pasión por lo que hace brutal y además sabe bajarlo a tierra para que tú también puedas viajar con él, es un auténtico espectáculo.

¿Qué sensación le queda tras convertirse en la primera monarca que reina dos años?

Es agridulce la verdad, es una sensación extraña. Ojalá fuera por otras circunstancias, pero bueno…es el momento que nos ha tocado. Ahora tenemos que mantenernos pacientes, cuidarnos, tener empatía con toda esta situación y esperar al 2022.

¿Qué tal ha sido la participación de este año en el programa?

Estupenda, es parte del lado positivo que me llevo de estos dos años de reinado. Formar parte de un Carnaval reinventado, transmitir el espíritu del carnaval a la gente que nos ve desde sus casas, es muy bonito. También reconozco la responsabilidad que tenemos los protagonistas del carnaval a la hora de dar ejemplo e intentar pedir a todos que se queden en casa, que disfrutemos hacia dentro de todo esto, que esperemos al 2022…ojalá sea así

¿Y qué piensa para el año que viene?

Si algo he aprendido del 2020, es tratar de no esperar nada de ningún año. Lo único que me propongo es vivir con cabeza y con los pies en la tierra en el día a día, mi único objetivo es vivir en calma, recibiendo lo bueno, reciclando lo malo, dando pasos para seguir creciendo en todos los campos, pero sin mayor ambición que la de vivir receptiva y tranquila.

¿Cree que nos va a servir la experiencia de este año para reflexionar?

Ojalá. Espero que gane lo bueno, que de verdad aprendamos algo de todo lo que nos está pasando. Hasta ahora vivíamos en un bucle de muchas historias que no eran esenciales y, sinceramente, aún creo que muchas veces nos perdemos en ese bucle. Sólo espero que cuando todo esto pase, el balance sea positivo y hayamos captado el mensaje que el planeta no está mandando desde hace ya mucho tiempo.

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