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El pergamino de Clío

El verdadero Hobbit

El verdadero Hobbit

En 2004, en la isla Indonesia de Flores, se hallaron huesos que, desde entonces, se atribuyen al Homo floresiensis «hombre de flores». En la cueva de Liang Bua apareció el esqueleto de una hembra adulta y, en un principio, se interpretó como una nueva especie humana, probablemente descendiente del Homo erectus. La diferencia que se encontró en este espécimen fue el reducido tamaño de su cuerpo, de ahí su apodo de Hobbit. Medía como mucho un metro, tenía un cerebro de 426 cm3, un tercio de el del Homo sapiens, y pesaba unos 28 kg frente a los 51 kg de media del Homo erectus.

Surgieron diferentes teorías, unas defendían que se trataba de un homínido desconocido y otros creían que debía ser un humano moderno con algún tipo de enanismo. Este debate duró más de una década.

Tras analizar detalladamente los fósiles, los investigadores concluyeron que su morfología es casi idéntica a la del Homo sapiens, pero en miniatura. No obstante, la migración a Asia de sapiens es más tardía que la edad de los fósiles encontrados, además, en 2014 se descubrieron en Mata Menge, a unos 60 km de Liang Bua, los restos de unos homínidos similares al Homo floresiensis pero aun más antiguos. Por todo ello, se descarta la hipótesis de que nuestro Hobbit sea un sapiens pequeñito.

Pero entonces, ¿de dónde procede? Los investigadores siguen dos líneas de estudio. La primera trata de probar que desciende del Homo habilis o del Australopithecus, la segunda se basa en la morfología de las muelas encontradas y apunta a una forma tardía de Homo erectus.

No obstante, el estudio más completo realizado hasta el momento sobre el Homo floresiensis, ha encontrado probable la evolución procedente de un antepasado africano y no del Homo erectus. Este estudio lo llevó a cabo la Universidad Nacional australiana que encontró que el Homo floresiensis es posiblemente una especie pequeña asociada al Homo habilis.

Por otro lado, expertos como la antropóloga Aida Gómez-Robles sugieren que el pequeño tamaño de los hobbits podría deberse a una evolución producida en una isla. Es decir, una evolución prolongada en un ecosistema diferente al continental, con pocos recursos, escasa comida y casi ningún depredador. En estas condiciones la corta estatura es una ventaja adaptativa. Se requieren menos recursos para subsistir y los animales más salvajes y peligrosos son de menor tamaño que el propio hombre de flores. Este fenómeno no es desconocido, se denomina «enanismo insular» y es muy común en otras especies como hipopótamos, ciervos, caballos… que evolucionan durante generaciones en islas y deben adaptarse a la vida en ellas.

Otro de los misterios que rodean al Homo floresiensis es su desaparición. Se ha esclarecido que los restos más modernos de la especie tienen en torno a 60.000 y 100.000 años. Este periodo coincidiría con la llegada del Homo sapiens a la isla, lo cual puede relacionarse con su estación por sustitución.

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