Kina San Clemente, alcohol para niños
Mojar el chupete del bebé en ron o darle un chupito de vino por la mañana al menor antes de ir al colegio era algo que se hacía con bastante regularidad
Hasta mediados de la década de los setenta, en los hogares españoles era habitual dar alcohol a los niños. Mojar el chupete del bebé en ron o darle un chupito de vino por la mañana al menor antes de ir al colegio era algo que se hacía con bastante regularidad.
El vino quinado es un producto derivado de los restos de los barriles de otros vinos fuertes como el Pedro Ximénez, combinados con hierbas y especias, a los que, además, se les añade azúcar. Al no reunir ninguna cualidad para ser un vino noble se les ha dado, históricamente, un uso asociado a los reconstituyentes.
Este tipo de bebidas consideradas medicinales ganaron relevancia durante las década de los cincuenta y sesenta en España, pero también gozaron de éxito en el resto del mundo. Entre las marcas más famosas se encontraba la Quina Santa Catalina, cuyo lema era «medicina y golosina» o el vino Sansón que se vendía como tónico reconstituyente. Pero, sin duda, la más popular fue la Kina San Clemente, cuyos anuncios incitaban al consumo infantil. Recomendaban su ingesta al mediodía, antes de almorzar, ya que se comercializaba con el fin de abrir el apetito de los niños. Algunas madres daban a sus hijos una mezcla de Kina San Clemente y yema de huevo, a fin de incrementar las ganas de comer de los pequeños.
Ha de tenerse en cuenta que la Kina San Clemente tenía un 13% de volumen de alcohol, como un vino común. Para acercarse a su objetivo principal, los niños, la empresa creó a un personaje de dibujos animados, Kinito, cuyo lema era: «Da unas ganas de comerrrr...», refiriéndose a la bebida. El personaje, acompañado de su gato Sardino, se hizo muy popular entre los niños, llegando a colocarse como personaje infantil más conocido en una encuesta llevada a cabo por la Feria del Juguete. La mascota de la bebida fue ideada por la agencia de publicidad valenciana Canut y Bardina que, gracias a la ayuda de célebres dibujantes como Martínez Osete o Ibáñez, consiguieron revolucionar el sector de los vinos dulces durante la década de los 60. Por sus «grandes cualidades» también recomendaron su consumo a las embarazadas. Actualmente la empresa se llama Málaga Virgen y sigue comercializando la famosa bebida.
La vida de Kinito llegó a su fin cuando el Ministerio de Gobernación, ahora del Interior, decidió aplicar la Ley de Peligrosidad Social al personaje, alegando que dar bebidas espirituosas a menores de catorce años favorecía la embriaguez.
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