Un hombre grande, al que lo sencillo y lo fácil no le gusta, amante del trabajo en equipo". Estas cualidades, y otras muchas más, sirvieron a Ángel Luis Tadeo Tejera, presidente del grupo Dunas, para recibir en 2006 la distinción de Ernst & Young y el grupo Vocento con el premio Emprendedor del año en Canarias, galardón que selecciona a los empresarios más destacados de España.

Tadeo fue de los pocos empresarios canarios que se atrevió a invertir en el negocio turístico del Sur cuando los hoteles y apartamentos estaban en manos de capital mallorquín, catalán y alemán. El esfuerzo le valió la pena, y en la década de los 90 logró colocar su Grupo Dunas entre las primeras empresas turísticas de la región, con más una decena de establecimientos, casi 15.000 camas de primera calidad y una plantilla de 2.000 personas. Se convirtió entonces, junto a otros empresarios isleños que colocaron su dinero en el negocio turístico, en un defensor de la renovación de la planta alojativa de Gran Canaria, y hasta se atrevió a reclamar al Gobierno canario que se implicara de forma seria en el ajuste que necesitaba la oferta turística.

Nada le amilanó como hotelero en su defensa de la primera industria de Canarias. Fueron tiempos en los sus negocios caminaban a paso firme y a una velocidad de crucero, y en los que sus miras ya ampliaba el horizonte hacia otras islas. En los últimos años, aunque no se quejaba en voz alta, sufrió mucho cuando el grupo Dunas, como otras empresas, se resintió con la crisis económica.

La mala racha cogió a este negocio familiar con muchas inversiones a la vez, y la opción para sortear los números rojos fue prescindir de algunos hoteles. Tal y como explicó Tadeo cuando vendió el hotel de Amadores: "en momentos complicados hay que ser inteligente y aprovechar la oferta si vale la pena".

Arquitecto técnico por la Universidad de La Laguna, este empresario comenzó en el ámbito profesional desde su estudio en la capital grancanaria dirigiendo obras, pero es en los 80 cuando entra de lleno en el mundo la construcción con edificaciones propias. "Los edificios del grupo Dunas están hechos por mí, los siento míos como las mujeres a sus hijos" confesó en una entrevista concedida a este periódico en julio de 2007.

Precisamente, presumía de su familia. Y sobre todo de haber logrado que sus tres hijos Ángel Luis, José María y Jéssica, se involucraran de lleno en el negocio familiar. A este respecto, también reconocía abiertamente que la pareja es fundamental para que los hijos se abran camino en la vida. "Este logro no es cosa mía sino también de mi mujer, Pino, se puede decir que este trabajo ha sido más de ella, porque hasta se ha trasladado al extranjero cuando mis hijos se han ido a estudiar", declaraba.

Se congratulaba también el actual presidente de la Cámara de Comercio de tener muy grandes amigos. De ellos decía, que eran amigos al margen de los negocios, y que estaban pendientes de cualquier problema que tenía al igual que él estaba al tanto de los suyos. "Tener el hombro de un amigo cuando te ves aislado es bueno. Les cuento lo bueno y lo malo".

Cuando tenía oportunidad, y desde su condición de dirigente empresarial animaba a los jóvenes universitarios isleños a que se marcaran una meta, que creyeran en su proyecto y que no pararan hasta conseguirlo. Para este hotelero, la clave estaba en ser una persona emprendedora capaz de dar siempre el paso. "Yo me pegué muchos lomazos, pero me volvía a levantar" llegó a reconocer, al tiempo, que añadía que "las grandes empresas están dirigidas por personas que empezaron sin nada, pero que fueron capaces de superar las primeras dificultades".

El presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria trasladó el espíritu de equipo que aprendió de muy joven, como jugador de fútbol en el Sporting de San José, no sólo a su propia empresa sino incluso a las organizaciones empresariales o deportivas que lideró.

En las elecciones de la Cámara de Comercio de 2006 de las que se alzó victorioso alzó la mano a la candidatura de su oponente con el fin de buscar el consenso dentro de la gestión cameral. "Generosidad con los vencidos en la victoria" fue la máxima que pronunció tras conocer los resultados de la urnas. Tadeo aceptó la propuesta de liderar la institución tras el paso de José Miguel Suárez Gil. Incluso logró recuperar las buenas relaciones con la Confederación Canaria de Empresarios, rotas precisamente en la etapa de su antecesor. Pero, antes de lo que imaginaba tuvo que frenar las pretensiones de Suárez Gil al que había colocado como vicepresidente por llevar las riendas de la organización. En este pulso, el hotelero optó por destituir al vicepresidente, que amagó en las elecciones de mayo de 2010 con competir por la presidencia de la Cámara, aunque los empresarios se posicionan por segundo mandato más a favor de Tadeo. Ha sido esta la única ocasión en la que se le ha escuchado cuestionar la valía de su adversario, al tiempo que le quitaba importancia y se alegraba de que el movimiento empresarial supiese diferenciar en estos tiempos "quién es quién".

Al igual que no se arrepintió de esta lucha cameral, tampoco le dolieron prendas cuando colocó su dinero en la Unión Deportiva Las Palmas. Tras el ascenso a la Segunda División A en la temporada 95-96 entró a formar de la gerencia deportiva y asume la presidencia que deja su amigo Germán Suárez. De esta aventura reconoció que le "costó bastante dinero", pero que "lo hizo con gusto y por ello, no se arrepentía". Cuando le preguntaban cómo se atrevió a entrar en el fútbol respondía que "hay unas cosas que salen bien y otras que salen mal, y hay que admitirlas todas". Demostró entonces que no era vanidoso. A raíz de esta experiencia en el negocio futbolístico aseguró que "no se puede ocultar lo que sale mal porque lo malo te hacer ver las cosas".

Tadeo se sintió siempre obligado con su tierra. Y, en esta entrega, apostó por el baloncesto y por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Incluso, inculcó a sus hijos que a través de la empresa mantuvieran este compromiso social. Pese a que había delegado en sus tres hijos gran parte del trabajo, la parte comercial, la financiera y las compras, seguía pendiente de que cada cuestión y les daba consejos cada día. "Moriré con las botas puestas", sentenció cuando este periódico le preguntó hace unos años hasta cuándo iba a seguir al frente de sus negocios. Y así fue.

Hasta el último momento se mantuvo Tadeo inmerso en la empresa familiar, y en su agenda seguía teniendo prioridad defender la continuidad de la Cámara de Comercio, y al empresariado canario por encima de tintes políticos.