Las aguas canarias han perdido el 90% de sus peces en los últimos cuarenta años. El estudio elaborado por José Juan Castro, doctor del Departamento de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) revela el impacto de la sobreexplotación pesquera en el Archipiélago desde 1970, y advierte de que la biomasa marina "desaparecerá" si continúa la misma tendencia. El informe fue presentado la pasada semana en el foro técnico La pesca en Gran Canaria, en el que estuvieron presenten representantes de las distintas cofradías y asociaciones de pesca deportiva. Allí también se abordó el problema de los furtivos o piratas que realizan regularmente capturas ilegales y luego las comercializan bajo cuerda en bares y restaurantes a pie de muelle.

Estas faenas ya han provocado las protestas de los pescadores profesionales, que se lamentan de que muchos titulares de licencias deportivas se extralimitan en su acción. El consejero de Pesca del Gobierno canario, Juan Ramón Hernández, expresó incluso la necesidad de imponer "ciertas restricciones" a esta actividad. El estudio de Castro ya revela la distribución desigual de los permisos de pesca en Canarias: 116.000 de uso recreativo, que se hacen con el 60% de las capturas, por menos de 2.000 licencias profesionales.

Sin embargo, no sólo se trata de un conflicto económico. El biólogo señala que si se mantiene el actual modelo intensivo "la pesca en Canarias desaparecerá. No sé si en cinco, diez o quince años, pero el problema es serio", apunta.

Castro observa que "no podemos prescindir de este sector, es estratégico", para incidir en que "también los barcos deportivos deben tener su hueco, porque su peso ya es importante". Su informe expone cómo la actividad pesquera ha perdido un 30% de peso en el Producto Interior Bruto (PIB) de las Islas en lo que va de siglo, y enumera los principales problemas del actual modelo de gestión del mar en el Archipiélago: una normativa excesivamente compleja, vigilancia inadecuada, el abuso en la pesca de determinadas especies o las escasas perspectivas de futuro para los profesionales (entre 1960 y 2012 la cifra de pescadores ha descendido en un 84%).

"Está claro que se requiere un cambio de modelo que ha de llevar aparejado no sólo un nuevo marco jurídico sino también una nueva forma de pensar y actuar", advierte el informe del experto. Entre otros puntos, se plantea reducir al 10% la cuota reservada a la pesca deportiva, que es justo la media mundial destinada a estas embarcaciones. Además, se propone elaborar un plan anual de explotación para todos los pescadores.

El doctor de la ULPGC no se muestra partidario de incidir en la polémica entre deportistas, profesionales y furtivos, porque "¿de qué sirve señalar quién es el culpable? Estamos empeñados en plantear ese debate, cuando lo que resulta evidente es que lo que tenemos hoy no funciona".

La investigación de Castro expone, igualmente, cómo han sufrido diferentes especies esta sobreexplotación pesquera: pulpos, brecas, samas o besugos han reducido espectacularmente su presencia en aguas canarias desde comienzos de la década de los noventa. "Eso sí", asegura el biólogo, "hay años buenos, en los que se demuestra que si se da un margen el mar se recupera". Ese es, precisamente, el objetivo principal de su trabajo: la regeneración y conservación de los recursos marinos, y adoptar un aprovechamiento sostenible, en constante adaptación a lo que den de sí los caladeros.