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Entrevista | Carmen García Pascual

"Es una pena que no haya una visión más regional en Canarias"

"Las empresas familiares fueron las que más lucharon por mantener los puestos de trabajo", destaca la presidenta de la Asociación de la empresa familiar de Canarias

Carmen García Pascual. andrés gutiérrez

¿Los premios que da EFCA desde 2016 (Grupo Fedola, Grupo Ganaderos de Fuerteventura

Los premios han dado más visibilidad a la Asociación de la Empresa Familiar de Canarias pero, dentro de que somos una asociación relativamente pequeña, realizamos muchas más actividades, muchas formativas, dirigidas tanto a empresas familiares asociadas como a las no asociadas de toda índole. También hemos organizado congresos, tanto nacionales como internacionales: Congreso Nacional de la Empresa Familiar, Forum Nacional de Nuevas Generaciones o el Congreso Internacional del Family Business Network, la red de empresas familiares más importante a nivel internacional.

¿Eso quizás también ayude a romper la visión negativa que se tiene de los empresarios en una parte de la sociedad?

Es muy importante contar a la sociedad todo lo que hacen las empresas familiares, que es mucho. Es que nueve de cada diez empresas son familiares. En ocasiones parece que se demoniza a los empresarios, tanto el familiar como el no familiar, cuando realmente los empresarios a lo que se dedican es a trabajar, a sacar adelante los proyectos y a generar puestos de trabajo. A veces parece que somos los malos de la película cuando aportamos empleo y desarrollo y, sobre todo, arriesgamos y trabajamos mucho.

En EFCA hay solo 39 asociados pero que manejan un volumen extraordinario de negocio.

En la Asociación están algunas de las empresas más representativas de cada sector y tienen una capacidad tan importante que se pueden unir a un colectivo como este que defiende los intereses de todas las empresas familiares de canarias. Cuando hablamos de empresas familiares se piensa en empresas a pequeña escala. Y es verdad, pues el 90 por ciento son pequeñas y no pasan de diez trabajadores. Pero también hay empresas familiares que han crecido y ganado dimensión como las que forman parte de la Asociación. Nuestro objetivo es defender sus intereses, de todas, grandes o pequeñas.

Usted dijo en una entrevista reciente que "la sucesión es una oportunidad siempre que se gestione correctamente". Pero ocho de cada diez empresas familiares no llegan a la tercera generación precisamente por errores en la planificación. ¿Por qué ocurre?

La principal razón de la mortandad está ahí, en la sucesión. Y por eso ponemos mucho empeño en ello. Solo pasan de la primera a la segunda generación el 30 por ciento. Y es una pena. Las empresas familiares aportan mucho a la sociedad y al entorno en el que operan. Buscan más la continuidad e intentan huir del cortoplacismo. A la sociedad le debería interesar que estas compañías prosperen, sobre todo por el volumen de trabajo que generan.

Entonces, ¿qué ocurre?

Hay una parte emocional muy importante. Es cierto que es complicado dar ese paso cuando se está en plenas facultades. Pero en la Asociación pensamos que hay que hacerlo; hay que consensuarlo y analizarlo. Cuando te viene de golpe y no lo has planificado es un problema que muchas veces no se supera. Cuando ocurre esto, las generaciones que deben tomar el testigo no saben cómo afrontarlo, porque no se ha pensado qué hacer y quién debe o quiere continuar. Eso pasa sobre todo en el tránsito de la primera a la segunda generación pero de la segunda a la tercera la situación se complica todavía más.

¿Por qué se complica?

Yo viví el sueño de mi padre [Martín García Garzón]. Por eso, para mí la empresa [Grupo Montesano] tiene el mismo valor que para mi padre. Mi padre nos supo transmitir esa pasión, esa dedicación y esa responsabilidad por sacar adelante un sueño y mantener los puestos de trabajo. Pero a lo mejor esa segunda generación no sabe inculcar a la tercera ese compromiso y empieza a dispersarse y a no sentir la empresa como su sueño. Es comprensible pero negativo para la continuidad de ese sueño. La solución es trabajar siempre en la sucesión y planificarla, pero también ser consciente de que si un miembro de la familia no quiere trabajar en la empresa puede hacerlo desde fuera simplemente no poniendo trabas al desarrollo, teniendo una formación mínima para saber leer un balance, entender el mundo empresarial, no apartarse de él. Que no los apartemos sino que la sigan viviendo en la medida que quieran y manteniéndolos informados de cómo va todo. Así serán capaces de entender y permitir los avances.

¿Cuáles fueron las principales enseñanzas de su padre, Martín García Garzón, que hicieron que usted sintiera esa pasión y que la pueda transmitir a la tercera generación?

Somos tres hermanos y los tres trabajamos en la empresa familiar. A los tres nos supo inculcar esa pasión. ¿Cuál fue la clave? Verlo feliz cada día trabajando en el proyecto; ver la satisfacción que le generaban los avances. Pero sobre todo vivir la responsabilidad con que se lo tomaba. Uno de los recuerdos que conservo de niña es ver a mi padre de noche dando vueltas por el salón. Yo le preguntaba: ¿qué te pasa, papá? Y me contestaba que estaba muy preocupado porque mucha gente dependía de que todo saliera bien. Eso se quedó grabado en mi memoria. Por eso pienso todos los días en que unas 400 familias dependen de forma directa, y otras muchas más de forma indirecta, de esta empresa. Además, debes ser feliz con lo que haces. Y eso también nos lo inculcó mi padre. Y si no te gusta, está bien, es legítimo, pero no pongas trabas. Tú puedes querer ser médico y no gustarte la industria cárnica pero al menos dótate de los instrumentos y fórmate para poder sentarte en un órgano de gobierno -en un consejo, en una junta-, entender lo que allí se dice y ser capaz de aportar soluciones. Tener el mínimo criterio para trazar una estrategia empresarial.

Aparte de la satisfacción que se debe sentir al ver la pros- peridad que generan estas empresas.

Hace poco se jubiló una persona que llevaba 51 años trabajando con nosotros. Estuvo desde el principio. Hay varios así. En las empresas familiares, estos detalles se valoran mucho más. Son empresas familiares cuyos equipos al final terminan siendo una familia. Hay un valor añadido romántico en las empresas familiares desde esa perspectiva. No es solo el objetivo económico, esa mirada de casino tan llena de inmediatez. Por eso, las empresas familiares fueron las que más lucharon por mantener los puestos de trabajo y menos ajustaron sus plantillas cuando se restringieron de forma drástica los márgenes como consecuencia de la crisis económica.

Hablaba de una minoría de empresas grandes y una inmensa mayoría de empresas chicas. Es la realidad no solo de las empresas familiares, sino del mundo empresarial canario en general. Pocos de esos gigantes, además, están en manos canarias y muchos se encuentran precisamente en su Asociación. ¿Por qué ocurre?

Tiene que ver con muchos factores, principalmente históricos. Hasta hace no mucho, la mayor parte de la economía canaria se basaba en el sector primario. Pero en los últimos tiempos ha habido un desarrollo que ha hecho que empresas muy importantes, como las que forman parte de la Asociación, hayan prosperado y ganado un peso muy destacado.

También juegan factores idiosincrásicos. Por ejemplo, nos encontramos con el llamado pleito insular, impulsado en gran parte por el sector empresarial. Hay pocas asociaciones a nivel regional. Quizás la más importante es la de los industriales, Asinca, y la que usted preside, la de las empresas familiares. ¿No considera que una visión más regional haría más fuerte el tejido productivo canario?

Es una pena que no haya una visión más regional en Canarias, por ejemplo en el sector empresarial. Es que somos todos canarios por encima de todo. Yo al menos me siento así. Aclaro que las nuevas generaciones no lo siente como las anteriores. Pero sí es verdad que se consigue mucho más con una mirada regional, trabajando juntos por objetivos comunes. Las cosas van cambiando pero a veces las maquinarias son muy pesadas y difíciles de cambiar. Queda recorrido pero avanzaremos y conseguiremos el reto. Eso seguro.

Siguiendo con la historia, siempre ha existido la sensación de que el tejido empresarial grancanario es más emprendedor que el tinerfeño. ¿Usted lo cree, que los conoce perfectamente?

Esa sensación yo también la tengo y se debe a múltiples factores. Uno muy importante es el puerto de Las Palmas de Gran Canaria. Da mucho dinamismo a la economía en Gran Canaria. Pero vas allá y te dicen que no lo ven así. En Tenerife, de todos modos, existen importantes empresas pero es verdad que en Gran Canaria hay más movimiento.

La adversidad debería ser un factor de fortalecimiento pero, sin embargo, en Canarias, una región con evidentes adversidades, no se aprovecha de esa manera, sino que se convierte en un factor de debilitamiento. ¿Pasa también en el mundo empresarial?

Canarias tiene una mentalidad importadora. A veces da la sensación de que valoramos más lo que viene de fuera. A lo mejor estamos acostumbrados. En parte es lógico. Es lo que decía antes: hasta hace muy poco, la economía canaria se basaba en el sector primario y todo lo demás venía de fuera. Eso se pudo anclar en la idiosincrasia de los canarios. Pero es una percepción cada vez más equivocada. Aquí se están haciendo muchas cosas, cada vez en más sectores, y de mucha calidad. Y yo creo que empezamos a apreciarlo en su justa medida. Todos los canarios debemos pensar que las Islas tienen un potencial enorme. Porque lo tiene.

Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, señaló en una entrevista que "Madrid no nos entiende". En ese sentido, hay veces que esas adversidades canarias no encuentran el justo reconocimiento y las convenientes respuestas en Madrid. ¿Cree que Madrid no nos entiende o no nos quiere entender? En este momento así parece.

No sé si es porque no nos entiende o porque no nos quiere entender pero lo cierto es que no recibimos lo que nos corresponde. Y lo cierto es que se están reclamando una serie de compromisos, que tienen que ver con los convenios, el Régimen Económico y Fiscal y otros derechos adquiridos y plenamente reconocidos, que no se cumplen. Hablamos de convenios, de obras, de infraestructuras que merecemos y que necesita toda la sociedad. Empresas como las de nuestra Asociación necesitan buenas carreteras y buenos medios de transporte para desarrollar sus actividades.

En cualquier caso, Canarias no puede tener tanta turismodependencia, más cuando es un sector tan cambiante, tan marcado por las circunstancias externas. ¿Cómo ve ese llamado proceso de diversificación económica tan demandado en Canarias?

Está claro que Canarias no puede vivir solo del turismo y más cuando hemos visto lo que ocurrió con la construcción, un sector clave que se derrumbó con la crisis y que ahora empieza a recuperarse. Aquí entra en juego algo en lo que insiste mucho la Asociación de la Empresa Familiar: la formación. Por mucho que hayamos logrado máximos históricos en el turismo, si no tenemos gente preparada para trabajar en el turismo no habrá futuro. Y menos si no hablamos idiomas. Yo siempre le insisto mucho a mis hijos en el inglés, porque con él van a poder ir a todos los lugares. Los idiomas se tenían que haber trabajado mucho antes pero al menos nos hemos puestos manos a la obra.

¿En qué otros sectores cree que se debería apostar?

Por un lado, se debería apostar más por el sector industrial y en eso estamos trabajando con Asinca. Luego está la potenciación del sector primario. Pero hay otras muchas oportunidades, en las que se está trabajando, me consta: la gastronomía, la tecnología, la ciencia, el sector portuario? Un ejemplo de los beneficios de estas apuestas es la gastronomía y, en general, la restauración. Se ha trabajado muy bien, con un plan que ha conseguido importantes resultados. Y evidentemente mantener apuestas tradicionales, como el propio turismo, del que depende precisamente la gastronomía y que tiene un peso excepcional en Canarias. Una de las principales razones para elegir un destino turístico es la gastronomía. Pero también creo que debemos de ser justos y reconocer que desde las administraciones se están diversificando las apuestas para potenciar sectores como por el ejemplo el primario. La agricultura y la ganadería están acaparando muchos esfuerzos.

La recuperación del empleo tras el batacazo de la crisis económica está siendo lenta. ¿Cuál es su análisis al respecto?

Yo veo una mejoría. Todos los indicadores, incluida la confianza empresarial, mejoran poco a poco. Después de quedarnos paralizados por la crisis hemos entendido que tenemos que salir adelante, especialmente los empresarios, que somos emprendedores por naturaleza. Hemos despertado del letargo de la crisis. Lo cual no quita que esté preocupada por el futuro.

Los sindicatos se quejan de que esa mejoría económica no se está trasladando a los salarios de los trabajadores canarios. ¿Está de acuerdo?

Si las cosas marchan y hay margen, el empresario va a crear trabajo y mejorar las condiciones de sus empleados. La situación, sin embargo, sigue siendo complicada y está costando salir adelante.

La corrupción preocupa mucho a la sociedad, más con la cantidad de casos que se están produciendo. ¿Qué opina?

Es sencillo: la corrupción no se puede ni se de debe consentir en todos los niveles. Es una cuestión básica de honestidad y honradez. Ni las personas deben dejar de cumplir con obligaciones como la de pagar los impuestos, ni nadie puede incumplir las normas.

La mayor parte de las empresas de la Asociación apuestan por la internacionalización. ¿Cómo va este proceso?

Hay muchos frenos a la exportación, muchas dificultades en Canarias, de tipo burocrático y económico. Solo las grandes empresas pueden afrontar la maraña burocrática para la exportación, hasta para el comercio electrónico. Cada vez se exporta más aunque continúa siendo complejo.

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