La división española de la multinacional del reparto a domicilio de comida Just Eat ha adquirido su homóloga Canary Flash, compañía creada en 2014 por los emprendedores isleños Luis Hernáiz y Vanessa de Blas. El rápido crecimiento de la compañía canaria ha llevado a uno de los gigantes del sector a comunicar a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la adquisición de su "control exclusivo".

"Confirmamos la adquisición de la empresa Canary Delivery Company [razón social de Canary Flash], sujeta a la aprobación definitiva por parte de la CNMC. Aunque se trate de una adquisición relativamente pequeña, la aprobación por parte de las autoridades de la Competencia constituye una práctica habitual", señalaron a través de un escueto comunicado desde el servicio de prensa de Just Eat.

La multinacional residenciada en Londres desde 2006 -se fundó en Dinamarca seis años antes- continúa de este modo con la estrategia de expansión que ya puso en marcha hace tres años en la Península, cuando se hizo con la que entonces era su más seria competidora, La Nevera Roja.

Nada ha trascendido sobre el precio acordado entre las partes. "Preferimos no hacer ningún comentario adicional al respecto", señalaron desde Just Eat. Así será al menos hasta obtener el visto bueno de la CNMC, organismo por el que también hubo de pasar la mencionada adquisición de La Nevera Roja para descartar concentraciones de mercado que pudieran lesionar los intereses de los consumidores.

Cuota de mercado

La adquisición permite a Just Eat eliminar además un competidor que se había convertido en un serio problema de cara a su objetivo de ganar cuota de mercado. El rápido posicionamiento de la startup canaria le permitió tomar la delantera y apuntarse crecimientos exponenciales años tras año. Eso unido al bajo nivel de endeudamiento la convirtieron en un bocado más que apetecible y hasta casi necesario para que Just Eat consiguiera crecer en el Archipiélago con rapidez.

Canary Flash desplegó una estrategia que le permitió incluir en su porfolio a algunos de los restaurantes más considerados de la capital grancanaria. Just Eat se tenía que conformar mientras tanto con un amplio catálogo de comida china y pizza, con lo que perdía un segmento estratégico de cara a la consolidación del negocio.

Hernáiz, licenciado en Dirección y Administración de Empresas, fundó Canary Delivery Company en octubre de 2014. De Blas se encargó de la gerencia. Crecieron a la americana, es decir, compartieron el fracaso de una aventura empresarial anterior y la metieron en el cajón del olvido con la puesta en marcha de esta nueva compañía.

En julio de 2016, la sociedad limitada perdió el apellido de laboral. El mínimo de 3.000 euros con el que inscribieron la empresa en el Registro Mercantil comenzó a dar rendimiento tras superar los problemas de ajuste inherentes a cualquier actividad que requiere del engrasado de una maquinaria logística.

En 2016 declararon unos ingresos de 400.303 euros y un año después la facturación era ya de 631.335 euros. Ese incremento del 57,7% explica prácticamente por sí solo la trayectoria de un negocio que ha plantado cara a rivales de gran tamaño hasta que uno de ellos se ha visto obligado a poner sobre la mesa una oferta irrechazable. También desde Canary Delivery Company han declinado comentar el montante de la operación, siempre sujeta al dictamen de la CNMC.

Para mejor entender la salud de la mercantil canaria, sirve también observar el ritmo al que amortiza su deuda. En un solo año, el incremento de las ventas y el aquilatamiento de la actividad permitieron reducir el apalancamiento en un 40,2% hasta dejarlo en 30.387 euros en el año 2017, último para el que se han depositado las cuentas en el registro.

La práctica totalidad de los parámetros registraron en ese ejercicio valores positivos de gran magnitud. Por ejemplo, el resultado bruto de explotación (Ebitda) llegó hasta los 111.763 euros, un 163,3% más que en 2016. El beneficio se situó en 101.643 euros, cantidad que supuso un incremento relativo del 185%. Multiplicar esas magnitudes por más de dos convenció a Just Eat Spain de que el camino al éxito en el Archipiélago lo marcaba la compra de su gran competidora.

Más aún cuando se había marcado una clara línea de capitalización para afrontar la búsqueda de nuevos retos. Los 160.906 euros de patrimonio neto con los que Canary Delivery Company cerró 2017 prácticamente cuadruplicaron el existente solo un año antes. Además, cuando la CNMC dé luz verde a esta operación, Just Eat se habrá hecho con una cartera integrada por unos 10.000 clientes y en continuo crecimiento.

Contratos

Entre los detalles a despejar en los próximos meses se revela como uno de los más destacados qué ocurrirá con los repartidores. Hernáiz puso en valor siempre el contrato laboral que acompañaba a cada uno de los repartidores de Canary Flash, mientras que Just Eat trabaja con restaurantes que cuentan con sus propios motoristas, o bien contrata los servicios de empresas que cuentan con divisiones de reparto.

En plena judicialización de la consideración laboral de los riders (repartidores), aún sin una jurisprudencia clara al respecto y con empresas como Glovo o Deliveroo acudiendo a los tribunales un día sí y otro también, se antoja imposible que Just Eat cambie su línea en las Islas. Aparece en el horizonte el florecimiento de empresas que oferten este tipo de servicios.