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La crisis del campo Los nuevos actores de la agricultura y la ganadería

El 'agrobusiness' apuesta por el perejil, los canónigos y la papaya de Canarias

Las asociaciones agrarias Asaga y Asaja se muestran abiertas a la entrada de fondos y grandes firmas en el campo isleño: "Ojalá muchas más empresas vinieran a invertir"

El campo está de moda. Al menos en el ámbito de los fondos de capital y las family office, las plataformas de inversión que buscan rentabilidad en un escenario de tipos de interés en negativo y alta volatilidad en los mercados financieros. En este contexto, desfavorable para quienes huyen del riesgo, el sector primario se ha convertido en un destino de inversiones cada vez más demandado. Es lo que se ha bautizado en el mundillo financiero como agrobusiness, que aunque a menor escala que en Murcia o Andalucía, también ha llegado ya al campo isleño. Pese a que a primera vista puede parecer difícil de relacionar, fondos de inversión y grandes familias de negocios tienen intereses en el perejil, la papaya o los canónigos de la huerta regional. Una realidad controvertida, aunque solo sea porque choca con la imagen habitual del agricultor, pero que ha venido para quedarse.

El agrobusiness se escuchó por primera vez en España en 2014, cuando el fondo de inversión CVC Capital Partners se hizo con el gigante aceitero Deoleo. La siguiente operación que saltó a la palestra fue la compra de Moyca, la firma líder en la producción de uva de mesa sin pipas, por parte del fondo de capital riesgo ProA Capital. Los negocios se han sucedido desde entonces favorecidos por la infrainversión que ha sufrido el sector primario. Una falta de inversiones que ha terminado por abrir un gran abanico de oportunidades, ya que el margen de crecimiento de la actividad es enorme. Sobre todo a largo plazo, de ahí que una de las fórmulas preferidas en el agroequity o agrocapital sea la del buy, build & sell, esto es, comprar, ganar tamaño y en última instancia vender. En Canarias, donde el sector primario tiene menor dimensión que en el sur de la Península, fundamentalmente porque también hay menos suelo, los movimientos en los últimos años han sido menos sonados, pero los ha habido.

El fondo Nazca Capital, por ejemplo, está detrás de la sociedad limitada Hierbas del Teide, ubicada en Tenerife. Hierbas del Teide es parte del Grupo Herbex, una de las compañías líderes en Europa en el cultivo de hierbas aromáticas (perejil, cilantro, eneldo, albahaca...). Herbex tiene fincas, al margen de en el sur de Tenerife, también en Almería, Granada y Marruecos. En octubre de 2018, Nazca Capital entró como accionista mayoritario en el grupo, posición que mantiene en la actualidad. Según información suministrada por el propio fondo, Herbex factura cerca de 47 millones de euros y da trabajo a 4.100 personas. Y hay más ejemplos. En mayo de 2017, el Grupo Agroponiente anunciaba su apuesta por las frutas tropicales, en concreto por el aguacate, el mango y la papaya, esta última con producciones en Almería, Granada y las Islas. En enero de 2019, hace apenas un año, el fondo Abac Solutions entraba en Agroponiente con una participación mayoritaria.

La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG), que alertó este martes sobre el desembarco de los fondos y las multinacionales en el campo regional en detrimento de las pequeñas explotaciones, señala directamente en su informe La 'uberización' del campo español a Grupo Alimentario Citrus (GAC). La COAG contrapone la visión de negocio de GAC al modelo "tradicional y familiar" y expone que el empleo que genera es mayoritariamente temporal. GAC, tras la que está la poderosa familia valenciana Martinavarro y Ballester, tiene entre sus sociedades dependientes a Mesturados Canarios, la primera empresa de la región en la producción de canónigos. El fondo de capital riesgo Miura se hizo con un 25% de la firma naranjera Martinavarro, el origen de la saga familiar, en 2016. Ahora, Miura acaba de parir el fondo Frutas, de 350 millones, para lanzar Citri&Co, de la que es parte Martinavarro.

El creciente interés de los inversores no es visto con malos ojos en todo el sector, siempre, por supuesto, que redunde en beneficio de la actividad. La presidenta de Asaga, Ángela Delgado, y su homólogo de Asaja-Las Palmas, Roberto Goiriz, recordaron ayer que el futuro depende de que las explotaciones ganen tamaño, para lo que se necesitan precisamente inversiones. "Yo felicito a quien venga a contratar personal y a producir; ¿qué preferimos?, ¿que los inversores se vayan a Marruecos?", reflexionó Goiriz. "Bienvenido todo aquel que quiera invertir en el campo; ojalá vinieran muchos más", agregó Delgado. "El verdadero problema son los miserables beneficios del campo", subrayó.

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