La Provincia - Diario de Las Palmas

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Crisis del coronavirus Adaptación del proceso productivo

Industria al servicio de la necesidad

Rotuislas se queda sin clientes y se lanza a fabricar mascarillas que donará para la lucha contra el coronavirus

Patrón de la mascarilla ideada en Rotuislas. LP / DLP

Las memorias más frágiles comienzan a percibir desenfocado el recuerdo del tiempo en que no había enemigo concreto. Aquel en el que salir de casa no era un momento para la celebración. Franco Icardi es testigo y prueba de que todo ha cambiado con inusitada velocidad. Hace solo dos semanas, su empresa servía a los clientes letras corpóreas -tridimensionales- y rótulos impresos sobre prácticamente cualquier material, hoy se afana por poder contribuir a la preservación de la población con mascarillas que les libren de la infección.

¿El primer cambio que ha notado y el más doloroso? "Conmigo éramos ocho", señala este pequeño empresario sobre los despidos que ha tenido que afrontar porque la actividad "se ha quedado a cero". De velocidad de crucero, a la estaticidad más absoluta. Una brutal desaceleración que termina con el músculo financiero, sea del tamaño que sea, de una pyme.

En Rotuislas tampoco ha habido un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Una fórmula a la que no ha podido acogerse porque el futuro no pinta de un color que garantice la inmediata puesta en funcionamiento de todos los resortes pasada la crisis sanitaria. Icardi habló "con el asesor laboral" y entendió que un ERTE no garantiza la salud futura del negocio.

Es el sino de gran parte del tejido empresarial del Archipiélago, el escaso tamaño de las empresas les impide asumir riesgos, y un ERTE lo es. Todos los trabajadores han de volver a ocupar sus puestos cuando se supere la etapa excepcional y nadie garantiza que para entonces exista liquidez y tanto pedidos como ventas retomen el ritmo anterior. "Hay que tener cuidado con eso", detalla Franco Icardi, que a sus 38 años jamás había imaginado un panorama tan deprimente como el que ha generado la pandemia de coronavirus. Optó por despedir a todos y rescatarlos a medida que comience a resucitar la cartera de clientes que, entre otros muchos, integra, por ejemplo la Institución Ferial de Canarias (Infecar).

Tampoco él escapó al decaimiento inicial que le provocó tener de contemplar con impotencia cómo una circunstancia inesperada derrumbaba el proyecto al que durante los últimos seis años ha dado forma. Sin embargo, le duró poco el abatimiento; el antidepresivo tomó forma de llamada telefónica.

"Me llamó un amigo la semana pasada", explica Icardi. La persona que estaba al otro lado de la comunicación era Sergio Macías, responsable del escenario del último Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. De repente, también él se había quedado sin nada que hacer más que entender rápidamente que cualquier contribución a erradicar el coronavirus significa salvar vidas y el acortamiento del plazo para llegar al punto en que estábamos antes del atropello vírico.

La impresora 3D, "en vez de un cabezal de tinta", explica Icardi, "tiene un láser que corta por calor". De hecho esta tecnología se utiliza para dar forma a prendas que no llevan costuras. Así que se pusieron manos a la obra para generar un prototipo que presentar al Servicio Canario de Salud (SCS).

¿Y después qué? El propietario de Rotuislas aclara que no se trata de dar un giro al negocio. "No nos dedicamos a esto, solo queremos contribuir a la salud y a que pase cuanto antes, así que en el momento que nos digan que las mascarillas pueden servir, nos pondremos a producir todas las que podamos para donarlas a quienes nos digan que les hacen falta", subraya.

Con un único alto en el camino, el que decenas de miles de emprendedores de todo el mundo realizan cada martes por la tarde para conectarse a la Business Network International (BNI). En esta red internacional se solucionan problemas que pueden surgir con los negocios y se comparten ideas para conseguir mejorarlos y que redunden en beneficio de toda la sociedad.

Sin embargo, tampoco la BNI ha escapado del coronavirus. En estos momentos, esa red está copada por ideas para ayudar a combatir la pandemia. Los científicos batallan por la vacuna, los emprendedores, también los canarios, por evitar el mayor número posible de contagios.

Mientras retorna ese mundo mejor que teníamos, a lo largo de todo el Archipiélago no cesan de reproducirse muestras de solidaridad y altruismo con las que organizaciones y particulares se alistan para integrar el aparato logístico paralelo que nutre de armamento a los que se enfrentan a la infección desde primera línea.

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