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El alquiler vacacional, en caída libre

La ausencia de turistas provoca una caída de hasta el 30% de la oferta de este segmento alojativo - El confinamiento ha acelerado un ajuste que se producía desde hace meses

La ausencia de turistas ha acelerado el adelgazamiento de la oferta en el segmento d el alquiler vacacional hasta llevarla, según fuentes del sector hasta el entorno del 30%. Este movimiento ya venía produciéndose desde que, hace más de un año, las cifras de llegada de turistas comenzó a aterrizar suavemente en valores reales, es decir, no alimentados por el cierre de destinos competidores como ocurrió entre 2011 y 2017.

El cierre de la actividad alojativa decidido en marzo para atenuar la incidencia de la pandemia global de coronavirus ha acelerado el proceso. "La incertidumbre es evidente, afecta a todo el ámbito del turismo y, por supuesto, también al alquiler vacacional", aseguró Javier Valentín, vicepresidente de Ascav, la asociación canaria que aglutina la oferta canaria de esta modalidad alojativa.

Él mismo relató que "antes del Covid-19 la oferta había tocado techo" y se produjo una normal retracción. "Cierto número de propietarios que se lanzaron a esta actividad como si fuera la gallina de los huevos de oro, se dieron cuenta de que no es así", continuó el vicepresidente de la Asociación Canaria de Alquiler Vacacional.

Se trata sobre todo de particulares que tenían rentando sus inmuebles en el segmento residencial y que un día comprobaron que obtenían un mayor beneficio si lo alquilaban a turistas que venían a pasar unos días a las Islas. Sin embargo, la regulación de esta actividad conllevó el pago de impuestos a Hacienda y la obligaciones de prestar numerosos servicios a los alojados y de preservar el descanso de los vecinos. "Se dieron cuenta de que el esfuerzo era demasiados", explicó Valentín.

De tal manera que iniciaron el camino de vuelta pocos años después de haber desalojado de los inmuebles de su propiedad a fieles inquilinos que lo fueron durante años. En medio de todo este proceso, se produjo el estallido de la pandemia, con lo que quedaba cerrada la puerta a toda posibilidad de tener clientes.

La Encuesta de Ocupación Hotelera publicada ayer da idea del tamaño del golpe. En junio del año pasado se produjeron 5,43 millones de pernoctaciones de turistas en el Archipiélago. En el mismo mes de este año, tan solo 24.507, un 99,5% menos. Con esos mimbres, el cesto del alquiler vacacional tiene una concreción imposible.

A las empresas e inversores que decidieron apostar por esta línea de negocio se les supone un músculo financiero que les permite aguantar el varapalo turístico, pero no así a los particulares que solo tenían una vivienda a disposición de los visitantes. Estos habrían mantenido al menos el derecho de cobro en el sector residencial.

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