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Andrés Cruz
Ver galería >Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
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Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
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Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras la mascarilla y una PCR bajo del brazo. Así llegaron ayer los turistas a las Islas en el primer día de aplicación de la resolución del Gobierno central por la que los viajeros internacionales que entren en España tendrán que llevar una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas antes del viaje. El precio del test -unos 120 euros- llega a superar el coste de un pasaje a las Islas desde distintos puntos de Europa, que suele rondar los 100 euros. Esto no impidió ayer el cumplimiento de esta nueva norma que, para la mayoría de viajeros, supone un alivio. “Vale la pena pagar por la tranquilidad que produce llegar a un sitio seguro”, afirmó Zapata Ushi, una turista alemana, nada más aterrizar ayer en Gran Canaria.
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