El Corte Inglés registró unas pérdidas netas operativas antes de provisiones de 445 millones de euros durante su ejercicio fiscal 2020-2021 (entre marzo de 2020 y febrero de este año), marcado por la crisis sanitaria del covid-19, con un resultado neto negativo de 2.945 millones. Son las primeras pérdidas operativas (de la propia actividad del negocio) que registra el grupo de distribución en su historia. La cifra de negocios consolidada llegó a los 10.432 millones, un 31% menos. El resultado bruto de explotación (ebitda) fue positivo, de 142 millones, tras ajustes contables de valoración de activos.

De acuerdo con «medidas de prudencia contables», según la compañía, la dirección decidió asignar a provisiones unos 2.500 millones de euros, que se destinaron a cubrir deterioros de inmovilizado, existencias y créditos fiscales. En la práctica, esos ajustes se centraron en la revaloración de activos en el balance y de contabilidad de mercancía no vendida.

El grupo se anotó dichas pérdidas en un escenario marcado por el cese de gran parte de su actividad durante el confinamiento y los posteriores cierres en las comunidades autónomas, así como por la ausencia total de turismo, tanto nacional como internacional. La filial viajes facturó un 89% menos.

Pese al balance negativo del ejercicio, fuentes del grupo subrayan que los primeros meses de este año ya son positivos, por la apertura de centros y la recuperación paulatina de la movilidad. De marzo a mayo se logró un resultado similar al obtenido en el 2019. Fuentes de El Corte Inglés reconocen que ante un año de drástico desplome de ingresos, la organización se centró en fomentar la «flexibilidad y capacidad de reacción» para renovar sus tiendas, impulsar la digitalización y la omnicanalidad, y desarrollar nuevos negocios. Por ello, las ventas on line aumentaron un 132%. El grupo ha reforzado su posición de liquidez que, a cierre del ejercicio, se sitúa en 3.549 millones, aunque la deuda aumentó en 560 millones, hasta 3.811 millones.