Atrás quedaron los años en los que los inversores chinos realizaban compras mediáticas en España, como la del Edificio España, la del Atlético de Madrid o la de NH Hotels Group. Ahora la situación ha cambiado drásticamente. Según han explicado fuentes financieras a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece a este grupo, Prensa Ibérica, los asiáticos están replegando velas en el país, como muestran las últimas transacciones que han cerrado en España: la venta de Urbaser, el antiguo negocio de tratamiento de residuos de ACS; la de GM Food, la antigua Miquel Alimentació; o la de las plataformas logísticas de Logicor, una de las grandes carteras de este tipo de activos inmobiliarios actualmente a la venta.

En total, estas operaciones suman en torno a 5.000 millones de euros en desinversiones. Una cifra que puede seguir creciendo si se mantiene la tendencia. "En el último año hemos visto cómo estaban mucho menos interesados por destinar sus recursos a compañías nacionales, especialmente fuera de las renovables. Hace unos años los encontrábamos en multitud de operaciones, pero ahora están más de salida en el país", explican desde uno de los grandes bancos de inversión en España. Pero, ¿se trata de un hecho aislado? ¿A qué responde este repliegue? Todos los expertos señalan dos elementos claves: el cambio de estrategia en la política del gigante asiático y el aumento del proteccionismo de la UE.

Las compañías españolas han vivido un momento dorado en la última década para la entrada de dinero del gigante asiático, que ha llegado a tener el control de conocidas bodegas, equipos de fútbol o medios de comunicación. En un primer momento estas inversiones se caracterizaban por tener un punto menos racional, cuando Fosun o Wanda llenaban los titulares de la prensa española gracias a sus mediáticas operaciones. Sin embargo, desde hace tres años, el viraje en la política del gobierno chino atrajo a una segunda generación de inversores del gigante asiático al país, obligándoles a profesionalizar su estrategia aumentando el control y evitando así las inversiones menos racionales.

De esta forma, su apuesta más mediática se transformó hacia una más razonada, focalizada hacia sectores estratégicos como el mundo energético o el de las infraestructuras. En este sentido, David Höhn, socio responsable de la Práctica China de KPMG en España, señala que "la mayoría de las adquisiciones chinas aquí son estratégicas, es decir, las operaciones son cada vez más racionales, meditadas y selectivas. Por otro lado, llegaron a su máximo histórico en 2016, por lo que el plazo de desinversión era previsible. Y por último, en algunos casos concretos, la rentabilidad de las inversiones no ha cumplido con sus expectativas".

A esto hay que añadir también que las tensiones comerciales entre las grandes potencias económicas, unido al auge del proteccionismo a nivel mundial, han provocado que en los últimos tiempos los inversores chinos cambien de estrategia y apuesten más por desarrollar sus compañías nacionales, que llevan años aprendiendo y desarrollando productos o tecnologías que antes exportaban de otros países. "Lo que más les ha interesado en los últimos años era conocer cómo funcionaban determinadas industrias que tenían que mejorar en su país, desde la alimentación hasta el mundo del medio ambiente o la energía", continúan relatando desde el banco de inversión. "A ellos lo que más les interesa es nuestro know-how y poder exportar nuestros conocimientos a su país", añade. En este sentido, esta situación no se limita exclusivamente a España, sino que es una tendencia que está ocurriendo en toda Europa.

"Lo que más les ha interesado en los últimos años era conocer cómo funcionaban determinadas industrias que tenían que mejorar en su país, desde la alimentación hasta el mundo del medio ambiente o la energía"

¿Qué pasa en el Viejo Continente?

Durante el pasado 2020, la inversión china en Europa alcanzó su nivel más bajo de los últimos 13 años, movilizando 25.000 millones de euros en operaciones de fusiones y adquisiciones, el 45% menos, según los datos de la consultora Rhodium Group. Pese a que este dato se aceleró por la pandemia porque los principales acuerdos se congelaron junto a las restricciones de movimiento, refleja también una tendencia que lleva años produciéndose. Según dicho documento, esta situación "se debe a las restricciones de China a los flujos de capital hacia el exterior y a un control más estricto de las inversiones chinas en el extranjero". Frente a esto, Europa ha puesto en marcha en los últimos tiempos medidas de protección para sus empresas estratégicas que, pese a no apuntar explícitamente al país asiático, son muchos los expertos que lo señalan como su principal fuente de preocupación. En el marco de la pandemia, el Gobierno de Pedro Sánchez puso en marcha en España el conocido como escudo anti-OPAs, una norma que obliga a cualquier inversor de fuera de la UE a contar con una aprobación específica del Ejecutivo para comprar el 10% de una compañía estratégica. La medida en principio estará vigente hasta principios de 2022, pero todos los expertos del mundo de las fusiones y adquisiciones apuntan a que "probablemente se mantenga más allá de esta fecha".

Para Jorge Vázquez, socio director de Ashurst España, "lo que estamos viendo es un menor flujo de inversiones nuevas en toda Europa. En España es cierto que hemos visto alguna excepción en sectores concretos y operaciones puntuales (ej. en algunos proyectos de renovables), pero, en volumen total, los datos del registro de inversiones exteriores para la primera mitad del año muestran una reducción importante respecto del mismo periodo del año pasado". Volviendo al caso de China, Javier Capapé, director de Sovereign Wealth Research en el Centro para la Gobernanza del Cambio y Profesor Adjunto, en IE University, indica: "Sí estamos observando un ritmo de inversión directa bajo de los fondos soberanos chinos tanto en Europa como en EEUU. Quizá más interesante es el reenfoque en las inversiones de CIC. Es visible la estrategia de los fondos soberanos chinos de establecer las alianzas de coinversión con actores relevantes en geografías sujetas a estas mayores restricciones. Destaca precisamente en EEUU el fondo levantado junto Goldman Sachs para invertir en infraestructuras, en Francia lo ha hecho con BNP Paribas y Eurazeo, y en Japón con un consorcio de bancos y gestores de activos locales. Veremos si de este modo se aceleran las inversiones directas".

Energías renovables, la excepción

En medio de este repligue, llama la atención la situación del negocio de las renovables, que sigue en el punto de mira de los inversores chinos. Este país ha pasado de ser el que más carbón consume del mundo a liderar la carrera por las energías limpias, para lo que no les ha temblado el pulso en realizar importantes adquisiciones. Uno de los inversores más famosos, China Three Gorges, abrió oficina en España a finales del año pasado, tras comprar 500 MW fotovoltaicos a X-Elio (la antigua Gestamp Solar), para seguir creciendo con adquisiciones en el país. A principios de este año compró a Masaveu los 500 MW eólicos que tenía la antigua Borawind.