El vino canario, único y peleón

Los viticultores de las Islas reclaman medidas que fomenten el consumo de producto isleño frente a los 60 millones de litros que se importan

Cata de vinos canarios en el estand de Canarias en Fitur, a finales de e nero.

Cata de vinos canarios en el estand de Canarias en Fitur, a finales de e nero. / Nacho Gonzalez Oramas

Las características singulares de las Islas convierten al vino canario en un producto único. Así lo defienden los viticultores y enólogos del Archipiélago que reclaman medidas que fomenten el consumo del vino isleño frente a marcas nacionales importadas. Aunque el prestigio de las creaciones canarias cada vez es mayor, los productores «echan de menos» que los restaurantes y hoteles de las Islas apuesten «en primer lugar» por sus marcas. Así lo explica Agustín García, propietario de la Bodega Tajinaste quien asegura que en Canarias se importan 60 millones de litros de vino al año. Lo que ha llevado al sector a ponerse peleón, solo en el sentido más reivindicativo de la palabra.

La importancia histórica, el cultivo en suelo volcánico o el clima son solo algunas de las cuestiones que posibilitan que en Canarias se elaboren vinos de «alta calidad». «Tenemos un catálogo de variedades único y un patrimonio vitícola muy interesante», afirma García. El enólogo asegura que la ausencia de filoxera es otra de las claves del éxito del producto isleño. Este bicho arrasó en la década de 1870 los cultivos de uva en la Península pero nunca pudo con los suelos volcánicos. «Esto ha permitido su cultivo a pie franco, sin portainjertos, lo que supone que la planta puede aprovechar al máximo los minerales del terreno y dotar así a las variedades de propiedades únicas», aclara García. En 2020 la producción de vino en Canarias alcanzó los 5,8 millones de litros con una cosecha de 7,6 toneladas de uva, siendo Tenerife la isla que más vino generó con 4,6 millones de litros.

Los productores reconocen que las cifras de venta y exportación mejoraron en 2021, pero aseguran que «existen muchas oportunidades» para que el sector «cobre más importancia» en el Archipiélago. Así lo defiende Felipe Monje, director de Bodegas Monje, uno de los pocos enólogos que exportan regularmente la mayor parte de su producción. «El vino canario está de moda en mercados como EEUU pero no todos han sido capaces de explotar estas oportunidades». Otros mercados donde triunfa el vino isleño es en Canadá y Alemania. Para este productor uno de los problemas es que el sector no «está unido» lo que dificulta lograr «el éxito» de forma conjunta. Jonatan García Lima, administrador y elaborador de la bodega Suertes del Marqués, también dedica el 95% de su producción a la exportación en 45 mercados diferentes y reconoce que «Canarias solo puede competir en el exterior en términos de calidad por la características de sus producciones». García Lima considera que debería potenciarse más la venta en el sector turístico de las Islas para que las bodegas enfocadas al mercado regional «pudieran tener más posibilidades frente a los competidores».

Los productores exigen a las administraciones que trabajen para que el vino se convierta en un reclamo para los millones de turistas que visitan las Islas cada año. «No se está potenciando el enoturismo cuando podría abrirse un abanico enorme de posibilidades», lamenta García Lima. Monje asegura que otros destinos como Santorini en Grecia han aprovechado la calidad de su producto para subir los precios y darle un empujón al sector. «La botella allí cuesta 30 euros y los turistas lo pagan encantados», añade.

También preocupa a los productores la falta de relevo generacional y la escasez de programas públicos formativos que «animen a los jóvenes a iniciarse en el sector», según explica Agustín García, para quien también es importante la puesta en marcha de herramientas que «compensen al viticultor» por mantener un paisaje que sirve de reclamo turístico. Los productores aseguran que la falta de ayudas provoca que muchos de los enólogos acaben abandonando sus plantaciones. Monje afirma que en solo un año se abandonaron más de 4.000 hectáreas de viñedos, y «muchas de ellas acaban siendo cultivos de aguacates y de olivos», aclara.

El Archipiélago cuenta con once Denominaciones de Origen (DO). Tenerife posee cinco de estos sellos y el resto de las Islas tiene una, excepto Fuerteventura, donde la presencia del cultivo de la vid es aún escasa. Algunas de las elaboraciones más conocidas son las de malvasía volcánica en Lanzarote y de malvasía aromática en La Palma. También Gran Canaria se ha incorporado con fuerza desde 2006 con la constitución de su Consejo Regulador y elaboraciones distintivas a partir de listán negro, gual y negramoll, entre otras. El cultivo de la vid se remonta al siglo XV, con la llegada de las primeras variedades a las Islas de manos de los conquistadores y actualmente las Islas tienen una enorme diversidad de tipos de uva. Se calcula que unas 135 variedades diferentes han sido identificadas genéticamente.

Fuerteventura acogerá los días 30 y 31 de marzo la fase previa y final de la XXII edición del Concurso Oficial de Vinos Agrocanarias 2022, que organiza la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias a través del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) para reconocer las mejores producciones con DOP, elaboradas y embotelladas en el Archipiélago. El plazo de presentación de solicitudes finalizará el 17 de marzo de 2022.

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