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Vehículos

Ford echa el resto con el coche eléctrico

La decisión de competir con los ‘premium’ de Tesla situaría a la fábrica valenciana en la vanguardia del sector

Varios trabajadores de la fábrica valenciana de Almussafes durante la fabricación de los vehículos de Ford, este verano. MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

El próximo julio se cumplirán 120 años desde que la por aquel entonces recién fundada Ford Motor Company –que ni siquiera tenía todavía a Henry Ford como propietario único– vendiera su primer vehículo. Desde ese crucial momento, aquella pequeña factoría nacida en la Mack Avenue de la ciudad estadounidense de Detroit se ha transformado en un imperio de fabricación que llega a los cinco continentes. Ahora, su nuevo horizonte apunta a 2030.

En ese año, según ha remarcado en repetidas ocasiones la compañía, todas sus ventas de turismos en Europa serán 100 % eléctricos, un objetivo ambicioso para el que la firma del óvalo no va a escatimar en gastos. Hasta 2026, sin ir más lejos, ya ha confirmado que invertirá al menos 50.000 millones de dólares con el objetivo de fabricar para finales de ese año hasta dos millones de eléctricos. Y su impulso no se detendrá en los años siguientes.

No en vano, el objetivo para ese 2030 supondrá el fin último de un proceso imprescindible para competir en un mercado encaminado hacia el fin de los combustibles fósiles y en el que la multinacional ha puesto recientemente en la planta valenciana de Almussafes uno de sus puntales claves. Y ello pese a que la incertidumbre había sido la única realidad hasta hace poco más de dos meses para la fábrica.

Antes del pasado 22 de junio, día en que Ford desveló finalmente que su factoría en la Ribera Baixa se imponía a la de Saarlouis (Alemania) y tendría garantizada su viabilidad durante al menos una década gracias a ‘ganar’ una estructura innovadora para fabricar vehículos eléctricos, las informaciones en torno al proyecto de la multinacional solo dejaban entrever que, de ser la elegida la planta valenciana, esta obtendría dos modelos eléctricos.

No obstante, la apuesta de la marca que dirige Jim Farley por esta fabrica de alrededor de 6.000 trabajadores lo cambió todo. La plataforma GE2, exclusiva de la compañía y una evolución de la GE1 con la que actualmente la firma fabrica el Mustang Mach-e (un modelo eléctrico que está sirviendo de punta de lanza hacia ese futuro), abría la puerta a que Ford pudiera enviara a Valencia más de dos modelos totalmente eléctricos. Esa duda a día de hoy todavía no ha sido resuelta. Tampoco en qué volumen o cuándo se fabricarán las primeras unidades de estos, que, eso sí, serán de tamaño grande. Pese a todo, este movimiento de confianza y viabilidad sí que ha servido para confirmar que en Europa la planta de Almussafes jugará un rol esencial.

Posibilidades diferentes

No en vano, la plataforma que llegará a Almussafes ofrece unas posibilidades diferentes al de otras plantas de la firma en Europa como la de Colonia (Alemania) –donde está previsto que llegue el próximo año un ‘crossover’ aún sin especificar de tamaño medio, modelo así más pequeño que los que hará la fábrica valenciana– o la de Craiova (Rumanía), lugar de origen del Puma, un modelo del segmento b –más pequeño, por ejemplo, que el Kuga de Almussafes– cuyas ventas han ido al alza en los últimos meses.

En este escenario, la decisión de Ford de renunciar al Perte impulsado por el Gobierno español para impulsar el vehículo eléctrico con fondos Next Generation –una iniciativa que a la firma y aquellas empresas aliadas dentro de su proyecto tractor les otorgaba 106 millones de euros– al no poder llegar a los plazos obligatorios podría parecer en un principio un síntoma de falta de voluntad empresarial. Sin embargo, la realidad parece apuntar a algo muy diferente.

Apuesta más fuerte

Porque tras ese cambio de plazos –que no obstante deja aún la duda de qué sucederá si todavía no llega ningún eléctrico antes de 2026, cuando se prevé que deje de fabricarse el actual Kuga, el único modelo que sobrevivirá más allá de 2024 en la planta– se escondería una apuesta más fuerte por la planta.

Como desveló este jueves Levante-EMV, periódico que pertenece al grupo Prensa Ibérica al igual que este diario, la modificación de tiempos desembocará –según las previsiones actuales de la compañía– en que Almussafes se convierta en una fábrica a la vanguardia del sector que produzca vehículos eléctricos puros de alta gama para competir con el gigante líder del sector, Tesla. En ese escenario, la llegada –hipotética aún– de una segunda generación del Mustang Mach-e encajaría perfectamente, aunque faltaría saber qué modelos lo acompañarían.

Eso sí, enfocarse en este rumbo requiere de una mayor inversión económica y de tiempo, un camino ante el cual tanto desde Ford como desde las instituciones valencianas han lanzado mensajes de tranquilidad. De momento, se buscarán –en palabras de la multinacional– nuevas "oportunidades de financiación adicionales" para lograr el objetivo eléctrico en 2030, el reto por el que la marca del óvalo tiene claro que echará el resto durante esta década.

La electrificación, un camino con menos personal todavía no perfilado

La transición al eléctrico vendrá acompañada, ineludiblemente, de un reajuste de la plantilla en Almussafes, una realidad conocida entre los responsables de los trabajadores de la fábrica cuyo impacto real todavía no se conoce ni se ha perfilado. Mientras, Ford anunció esta semana que prescindirá de 3.000 empleados de EE UU, Canadá e India, despidos enmarcados en esa reducción de costes en el camino a la electrificación.

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