Tengo un examen para ti

Casi 5.000 personas acuden a las pruebas de examen de Correos en los campus universitarios de Guajara y Tafira para cubrir 302 puestos fijos en el Archipiélago

Imagen del interior de una de las aulas en las que ayer se celebró las pruebas de examen de Correos en Canarias. | | CARSTEN W. LAURITSEN

Imagen del interior de una de las aulas en las que ayer se celebró las pruebas de examen de Correos en Canarias. | | CARSTEN W. LAURITSEN / J. D.

Estaban citados 4.990 opositores en el Aulario de Guajara (ULL) y en tres edificios del Campus de Tafira (ULPGC), pero no todos acudieron. «Mi pareja se inscribió, pero no lo llevaba muy bien y se quedó durmiendo en casa», comenta Maite sobre las madrugadoras pruebas a Correos que tuvieron lugar ayer en las capitales canarias para cubrir 302 puestos fijos en el Archipiélago.

«Vamos a hacer la quiniela». Ésa es la frase que más se escuchó en las primeras horas de la mañana de ayer en los campus universitarios de Guajara (ULL) y Tafira (ULPGC). Los 4.990 aspirantes a las 302 plazas fijas de Correos en Canarias estaban citados a las siete y media de la mañana, pero la actividad para resolver los problemas de aparcamientos empezó casi una hora antes. Maite, por ejemplo, fue de las que quiso llegar con tiempo y quemar la espera arropada en su coche: «Mi novio tenía que estar a mi lado [su incripción fue convalidada entre las más de 84.000 plazas computadas en todo el territorio nacional], pero no lo llevaba demasiado bien y se quedó durmiendo en casa», señala mientras apura las últimas caladas de un cigarro para rebajar unos nervios invisibles que agitan su pecho: en las sedes tinerfeñas había 2.518 admitidos, mientras que en las grancanarias la cifra llegó a los 2.472 opositores.

Las capitales canarias eran dos de las 44 sedes ubicadas en distintas localidades de 28 provincias y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. En los pasillos de acceso a los aularios de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y La Laguna los candidatos más concentrados evitan por todos las preguntas de los medios de comunicación para no sentir más presión. «Tengo un nudo en el estómago...», se disculpaba uno al intuir un acercamiento que no rehuyen los que no se «jugaban nada».

Tomás, un madrileño de 41 años que ha trabajado de todo un poco, no oculta que acude a la prueba con la intención de «tirar un poco de barro a la pared... ¡A ver qué pasa!», dice con una sonrisa en la boca que denota que, al menos esta vez, una de las 302 vacantes no está para él, confiesa tras realizar una breve consulta en el móvil. Y es que las 4.990 personas admitidas en las Islas habían recibido [hace algo más de dos semanas] las indicaciones oportunas para que todas fueran a tiro hecho.

«Me enviaron el aula a la que tengo que acudir, la documentación que hay que presentar y el protocolo a seguir una vez esté sentada», señala Gloria García respecto a las medidas adoptadas por los examinadores: durante la prueba ningún dispositivo electrónico [teléfonos móvil, tablets, relojes, pulseras de actividad, auriculares...] puede estar visible y los que estén ocultos deben permanecer en silencio.

Un bolígrafo azul o negro se convirtieron en las únicas herramientas posibles para rellenar un examen tipo test plagado de trampas legales. «Si no lo traes bien preparado no hay nada que hacer porque el hecho de que sean preguntas-respuestas no significa que vaya a ser sencillo», puntualiza Irene en relación a una convocatoria que ella ya cubrió en varias ocasiones. «Yo, trirepito... ¡A ver si hoy [por ayer] tengo más suerte!».

Un buen número de las personas que amanecieron en Guajara o Tafira [muchos pisaron los campus universitarios antes de que aparecieran los primeros rayos de luz del domingo] han sido cocineros antes que frailes, de decir, que acudieron a la prueba por tercera, cuarta o incluso quinta vez pero, sin embargo, saben lo que es repartir cartas y paquetes, los secretos de los callejeros o qué vecinos viven en el edificio de la esquina porque acumulan múltiples experiencias como trabajadores de Correos eventuales. Ayer, pues, era una buena oportunidad para consolidar su puesto de trabajo.

«Algunas ya tenemos una edad y hemos pasado aquí una parte importante de nuestra trayectoria laboral», cuenta Sonia Delgado de una intentona a la que viene con lo justo. «Me la he preparado a ratitos», admite respecto a una planificación que como media general se alarga entre año y medio o dos. «Pocas plazas y mucha gente». Ésa era otra de las coletillas más repetidas minutos antes de las ocho y media de la mañana en los puntos de examen canarios en los que muchos de los asistentes sintieron aquello de «tengo un examen para ti».

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