La vivienda ya encadena en Canarias nueve años de subidas de precios

El valor de las casas lleva 35 trimestres consecutivos al alza tras incrementarse otro 4,5% entre abril y junio

La ley de vivienda estatal no alivia el recibo del alquiler

Dos mujeres pasan frente al cartel de un inmueble en venta en Santa Cruz de Tenerife.

Dos mujeres pasan frente al cartel de un inmueble en venta en Santa Cruz de Tenerife. / María Pisaca

M. Á. Montero

Corría el tercer trimestre de 2014. Eran los meses de julio a septiembre de un año en el que los canarios aún no habían superado del todo las consecuencias del crac de finales de 2007. El precio medio de la vivienda bajaba en el Archipiélago un 0,6% en términos interanuales. Ya casi ha pasado una década, pero no ha vuelto a ocurrir. Desde entonces han transcurrido 35 trimestres consecutivos de subidas, prácticamente nueve años. Y sin ninguna excepción, es decir, ni en uno solo de esos 35 trimestres se ha registrado una nueva reducción, por leve que fuera, del precio de las casas en las Islas. Eso en el mercado de las compraventas, aunque tres cuartos de lo mismo ocurre en el del alquiler. La flamante ley de vivienda del Gobierno de Pedro Sánchez no ha paliado, no al menos de momento, la progresiva escalada de los alquileres en la Comunidad Autónoma. De hecho, el recibo medio que cada mes pagan los arrendatarios isleños está en máximos históricos, con lo que no se ha logrado el objetivo primordial de la que ha sido medida estrella del bipartito PSOE-Podemos, ahora en funciones.

. La ley «inhibe» la oferta, explicó el jefe del Gobierno autonómico, Fernando Clavijo, al anunciar el recurso, y si hay algo que caracteriza y condiciona el mercado inmobiliario en el Archipiélago –tanto los precios de las viviendas como los alquileres– es precisamente la falta de oferta.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este jueves los datos de la evolución del valor de la vivienda libre –las casas que pertenecen a empresas y particulares, con lo que no se incluyen los inmuebles de promoción pública– en el segundo trimestre del año, entre abril y junio. Tres meses en los que el precio medio se incrementó en la región un 4,5%, casi un punto por encima de lo que lo hizo en el conjunto del Estado (3,6%). De modo que frente al tan vaticinado enfriamiento, el sector inmobiliario sigue haciendo gala de fortaleza en medio de la actual y compleja coyuntura económica. Es más, los últimos datos oficiales no solo añaden un trimestre más, hasta los susodichos 35, a esa larga racha de subidas interanuales consecutivas, sino que también muestran que comprar casa en el Archipiélago resultó más caro entre abril y junio que en los tres meses precedentes, de enero a marzo. En otras palabras: el precio medio de la vivienda no solo subió ese 4,5% en el segundo trimestre respecto del mismo período de 2022, sino que también subió un 1,1% con relación a los meses de enero, febrero y marzo de este mismo año, es decir, con relación al trimestre inmediatamente anterior.

La ínfima oferta de inmuebles que sufre el Archipiélago condiciona el mercado en la región

La estadística del INE evidencia así que el notable encarecimiento del crédito hipotecario no ha reducido la demanda, o más bien no la ha reducido lo suficiente para que la oferta baje precios. La subida de las hipotecas ha expulsado del mercado a esos potenciales compradores cuya capacidad económica es baja, pero esa parte de la demanda que integran quienes tienen cierta solvencia para asumir las nuevas condiciones de la banca todavía está por encima de la oferta. Esto se agrava en Canarias, donde los expulsados del mercado representan un mayor porcentaje que en el conjunto del país –básicamente por los menores sueldos que se pagan en el Archipiélago– pero donde la oferta es aún más pequeña, muchísimo más pequeña, que la ya de por sí débil oferta nacional. Dicho de otro modo: si antes de la ola inflacionaria y de las consecuentes subidas de los tipos de interés había mil compradores para diez casas, ahora habrá 500, 600 o 700, así que el desequilibrio entre oferta y demanda continúa siendo evidente. Y eso sin mencionar un factor particular del mercado inmobiliario isleño –también del de Baleares– que contribuye a sostener la demanda en mayor medida que en el resto de España: los extranjeros. Esos miles de extranjeros que buscan una segunda residencia, una vivienda en la que pasar la jubilación o un inmueble en propiedad para las vacaciones. ¿Dónde mejor que bajo el sol de Canarias o de Baleares?

Y si el enorme desequilibro entre oferta y demanda explica que la vivienda siga encareciéndose pese al cada vez mayor coste del crédito, ese mismo desequilibrio explica, claro, que los alquileres también continúen encareciéndose. La ley de vivienda estatal pretende tirar hacia abajo de los precios de los arrendamientos, pero no lo ha conseguido.

Alquilar un piso o una casa sale en el Archipiélago a 12,6 euros el metro cuadrado, según los datos a cierre de agosto del portal inmobiliario idealista.com. Así que arrendar un pisito de 50 metros cuadrados cuesta la friolera de 630 euros al mes. A finales de 2007, cuando se produce el crac financiero, ese mismo pisito se alquilaba por 480 euros, a razón de 9,6 euros el metro cuadrado. Están en máximos tanto los arrendamientos –el techo son los 12,7 euros por metro cuadrado del pasado julio, solo diez céntimos más que en agosto– como las casas –comprar cuesta una media de 2.296 euros por metro, con lo que, por ejemplo, hay que desembolsar hasta 172.200 euros por un piso de 75 metros cuadrados–.

Suscríbete para seguir leyendo