Tejido productivo | Aún sangran las heridas de la covid

Canarias, incapaz de recuperar las empresas destruidas tras la pandemia

Cuatro años después, solo la construcción tiene más negocios que entonces

El sector primario, la industria e incluso los servicios siguen sin restablecerse

La construcción, único sector con más empresas que antes de la covid; en la imagen, dos operarios en una obra.

La construcción, único sector con más empresas que antes de la covid; en la imagen, dos operarios en una obra. / Carsten W. Lauritsen

Las heridas que la pandemia y la posterior crisis de precios le causaron al tejido empresarial canario aún no han cicatrizado del todo. Cuatro años después de la irrupción de la covid, que puso la economía patas arriba y dio lugar a la ola inflacionaria, el número de negocios activos en la región aún no alcanza los niveles de entonces. La pérdida es, además, generalizada. El sector primario, el industrial e incluso los servicios, que son el principal nutriente del Producto Interior Bruto (PIB) del Archipiélago, cuentan con menos firmas de las que tenían antes de una doble crisis que todavía está por superarse. Solo hay una excepción a esta incapacidad para recuperar músculo empresarial: la construcción. La actividad del ladrillo es la única que tiene en la actualidad más negocios en activo que al cierre de 2019, año que se mantiene como el último del corto período de bonanza económica que siguió a la Gran Recesión.

El peso del campo y las fábricas en la economía regional no llega, en conjunto, ni a un 10% del PIB

El Ministerio de Trabajo y Economía Social, que dirige Yolanda Díaz, acaba de actualizar la estadística de las empresas inscritas en la Seguridad Social con los datos del mes pasado, el primero de 2024. A 31 de enero, el tejido productivo de las Islas tenía un total de 60.648 entidades. Son casi un millar menos que en febrero de 2020 –la pandemia se inauguró en España de forma oficial el 14 de marzo de ese año con la declaración del estado de alarma– y hasta 1.299 menos que a 31 de diciembre de 2019. Sea cual sea el momento que se tome como referencia para la comparación, si el cierre del último año precrisis o el cierre del último mes precrisis, la conclusión siempre es la misma: Canarias continúa sin llegar a la cantidad de empresas que entonces operaba en la región.

Análisis sectorial

Si se acerca un poco más la lupa a la estadística oficial, puede verse que el sector primario, es decir, la agricultura, la ganadería y la pesca, lo integran hoy 2.319 negocios. Hay así 88 firmas menos que en febrero de 2020 y 64 menos que a finales de 2019. Un mordisco más que sensible a un sector tan fundamental como vapuleado –de esto último dan fe las protestas, movilizaciones y concentraciones que están teniendo lugar a lo largo y ancho de Europa, incluido el Archipiélago– y que era y es el de menor número de empresas en las Islas. En el caso del sector secundario, esto es, el industrial, los 2.830 negocios que la Seguridad Social contabiliza en Canarias son 117 menos que en febrero del 20 y hasta 150 menos que en diciembre de 2019. La pandemia y la inflación aceleraron así la progresiva pérdida de empresas que ambos sectores, el campo y las fábricas, experimentan desde antes de la aparición de la covid. En paralelo, la contribución de las dos actividades al PIB de la Comunidad Autónoma viene menguando hasta quedarse por debajo del 2% en el caso de la agricultura, la ganadería y la pesca y del 7% en el caso de la industria. Pero más llamativo es lo que ocurre en los servicios, cuya aportación a la economía canaria no solo no se ha reducido, sino que se ha incrementado al calor de la extraordinaria recuperación del turismo una vez superada la peor fase de la pandemia.

La actividad industrial sufre la mayor merma con la pérdida de hasta un 5% de sus firmas

En el sector servicios, donde están la hostelería, los transportes y el comercio –los principales motores del PIB autonómico–, hay en estos momentos registradas en la Seguridad Social, y en activo, 49.606 empresas. Se trata, claro, de las actividades con mayor número de firmas en las Islas, que no por nada son una de las grandes potencias turísticas mundiales. Sin embargo, también aquí se contabilizan menos negocios que en febrero de 2020, 1.290 menos, y que al cierre de 2019, hasta 1.687 menos.

En consecuencia, cabe insistir, ni siquiera el boom que la industria del turismo experimentó en 2023, año de récords tanto en número de viajeros como en términos de facturación, sirvió para recuperar todo el terreno perdido en los duros 2020, 2021 y 2022. Resulta así que en el sector primario, el secundario y los servicios aún faltan, en conjunto, casi dos millares de firmas –exactamente 1.901– para volver a las cifras de finales del 19. La excepción ha sido, empero, la construcción, que ha evitado que la pérdida de negocios sea si cabe más sangrante.

El pulmón del ladrillo

El ladrillo es la actividad principal de 5.893 empresas del Archipiélago, un número no ya superior, sino hasta muy superior al de antes del cambio de ciclo económico. Esas cerca de 5.900 entidades son 541 más que cuando el Estado decretó la alarma nacional y 602 más que al finalizar 2019. Un más que notable incremento, máxime si se tiene en cuenta que en los otros tres grandes sectores ha ocurrido justo al contrario, que corrobora cómo la construcción fue la particular tabla de salvación de la economía isleña tanto en la etapa más dura de la covid como en las primeras fases de la recuperación. No en vano, mientras que decenas de miles de empresas no tuvieron más remedio que bajar la persiana –muchas para no volver a subirla jamás–, las constructoras volvieron a la actividad a mediados de abril de 2020, solo un mes después de la declaración del estado de alarma y tras innovar casi a contrarreloj para poner en práctica las imprescindibles medidas anticontagios. Fue el ladrillo el que tiró entonces del carro. Cuatro años después, el sector cuenta con un 11,4% más de negocios, lo que evidencia hasta qué punto el súbito parón económico que se sufrió en 2020 es en gran medida la explicación a la incapacidad de Canarias para restaurar plenamente su tejido empresarial. El frenazo en los demás sectores fue tan brusco que todavía no se han recuperado del todo del accidente. Todavía tienen secuelas.

Ese crecimiento del 11,4% en la construcción contrasta sobremanera con la desaparición del 2,7% de las firmas del campo, con la destrucción del 5% de las industrias y, acaso lo más sorprendente, con la pérdida del 3,3% de las empresas del sector servicios.

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