Es frágil, pero solo en apariencia. A Australia Navarro (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) la vida la ha hecho dura. Muy dura, y muy tenaz. Las adversidades no la paran. Ni cuando afectan a su ámbito privado -lucha contra el cáncer desde hace siete años- ni cuando la política, o el partido, le ponen ante sí retos inesperados. Los asume como suyos y sin fisuras. Se bunkeriza y sigue un guión en el que cree firmemente. No hay otra y no quiere otra. Si su nombramiento como candidata a la Presidencia del Gobierno se entendió en un principio como una carambola de Ferraz ella no duda, por contra, de que este, y no otro, era y es su camino. "Seré la primera presidenta de Canarias", afirma segura. Y lo sostiene con carácter, haciendo gala del temperamento que la ha caracterizado como portavoz del PP en el Parlamento de Canarias durante dos legislaturas seguidas. Encaramada al estrado del palacete de Teobaldo Power parece ocupar más espacio que su enjuto cuerpo. Como buena abogada defiende, se hace fortaleza y aguarda su momento, su silla. La suya, ni prestada ni cedida, por mucho que fuera la misma a la que aspirase José Manuel Soria, presidente del PP en las Islas, antes de que Mariano Rajoy lo nombrara ministro en diciembre de 2011. Navarro de Paz mantiene que ha llegado su tiempo y está dispuesta a traspasar la meta. A partir de mañana empezará otra lucha.
