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LP/DLP
El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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El sargento primero del Regimiento de Infantería Soria 9, Pepote Mateo Pérez, natural de Melilla, no pudo contener sus lágrimas este miércoles cuando su mujer Romina Gorrín Hernández le presentó a su hijo Acaymo que nació mientras se encontraba de misión en Irak. Pepote no sólo abrazó con fuerza a su segundo hijo, sino que pudo hacer lo propio con Mencey, el primogénito que tenía apenas 22 meses y ni siquiera hablaba cuando él partió al país asiático. Ese jueves, el aeropuerto majorero fue testigo del reencuentro de la familia Mateo Gorrín entre abrazos, besos y lágrimas. No era para menos. Igual ocurrió con otras muchas familias de la treintena de soldados del Regimiento majorero.
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