La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco de Isla Cangrejo en el municipio de Santiago del Teide.
Hola Islas Canarias
La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Piscina natural de El Caletón, en Garachico.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Piscina natural de Jóver, en el municipio de La Laguna.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco Los Chochos, en Los Silos.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco de Isla Cangrejo, en Santiago del Teide.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco de La Laja, en San Juan de la Rambla.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco del Cumplido, Los Silos.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco del Cumplido, en Los Silos.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
Charco del Viento, en La Guancha.
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La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.
La costa de Tenerife, la isla de mayor extensión de Canarias, está salpicada de piscinas y charcos naturales que son un auténtico tesoro y que se pueden disfrutar durante todo el año. Sobre todo en la zona norte de la isla, el trabajo mano a mano de la actividad volcánica y el Océano Atlántico modelaron un paisaje con cavidades que se llenan y vacían con las mareas y que son un auténtico paraíso para conectar al máximo con la naturaleza salada sin las grandes aglomeraciones de las zonas turísticas. Entre las piscinas y charcos naturales más conocidos destacan los de Bajamar, Arenisco, La Laja, Cumplido y El Caletón.