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Era la hora de la verdad y la UD sacó su cara más verdadera para dar el zarpazo a la liga, ponerse líder de Segunda a falta de sólo tres jornadas para el final del partido y depender de sí misma para regresar a Primera cinco años después. Tuvo que sufrir un mundo para ganar en el campo del que entonces era primero, el Eibar, un señor equipo que superó al cuadro amarillo en la primera parte y que si perdió fue por la falta de puntería de sus delanteros, pero también por el oficio de un rival con el oficio recuperado y el acierto de Sandro en el único disparo a puerta con peligro. Fue al poco de comenzar la segunda parte y de falta directa, la primera de la temporada que acaba en gol. Daba igual la manera; Las Palmas debía ganar y ganó (0-1).
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Era la hora de la verdad y la UD sacó su cara más verdadera para dar el zarpazo a la liga, ponerse líder de Segunda a falta de sólo tres jornadas para el final del partido y depender de sí misma para regresar a Primera cinco años después. Tuvo que sufrir un mundo para ganar en el campo del que entonces era primero, el Eibar, un señor equipo que superó al cuadro amarillo en la primera parte y que si perdió fue por la falta de puntería de sus delanteros, pero también por el oficio de un rival con el oficio recuperado y el acierto de Sandro en el único disparo a puerta con peligro. Fue al poco de comenzar la segunda parte y de falta directa, la primera de la temporada que acaba en gol. Daba igual la manera; Las Palmas debía ganar y ganó (0-1).
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