El otoño no solo cambia el color de las hojas de los árboles, también cambia el color del cielo y de las nubes que giran en todas direcciones empujadas por un intenso viento. Los doce grados de la temperatura ambiente no es impedimento para que un grupo de turistas disfruten desde la piscina climatizada del Parador de la Cruz de Tejeda, mientras inmortalizan con sus móviles el mágico atardecer desde la cumbre de Gran Canaria.
Atardecer desde el Parador de Tejeda
Ángel Zurdo Martín
El otoño no solo cambia el color de las hojas de los árboles, también cambia el color del cielo y de las nubes que giran en todas direcciones empujadas por un intenso viento. Los doce grados de la temperatura ambiente no es impedimento para que un grupo de turistas disfruten desde la piscina climatizada del Parador de la Cruz de Tejeda, mientras inmortalizan con sus móviles el mágico atardecer desde la cumbre de Gran Canaria.
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