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La Aldea de San Nicolás

El viacrucis de los niños de La Aldea para jugar al fútbol a falta de carretera

Los futbolistas del San Nicolás, algunos de ocho años, dedican hasta nueve horas desde que se levantan hasta que vuelven a sus casas para disfrutar de su afición

El viacrucis de los niños de La Aldea para jugar al fútbol a falta de carretera

Los niños de La Aldea sufren su particular odisea por el cierre de la carretera. Los 110 futbolistas federados en seis categorías del U. D. San Nicolás dedican a su deporte hasta nueve horas los días de partido, desde que se levantan hasta que regresan a sus casas. Los más pequeños, de apenas ocho años, tienen que saltar de la cama en la mayoría de las ocasiones poco después de las cinco de la mañana para empezar los partidos a las nueve en municipios como San Mateo, Firgas y Moya, después de atravesar el Sur, tras quedarse sin conexión por el Norte hace tres meses. Es la otra cara del semiaislamiento por carretera, que llevó esta semana a una nueva concentración vecinal en la capital. Pero el balompié no es el único deporte damnificado, ya que las mismas trabas han propiciado la desaparición de los clubes aldeanos de lucha canaria, balonmano, baloncesto y petanca. Esta situación también la sufren, aunque de forma puntual, sus equipos rivales cuando viajan a la localidad agrícola.

Los aldeanos se concentraron el martes con el apoyo de grancanarios de todos los pueblos en la plaza de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria, en un nuevo intento por mantener viva la llama de la reivindicación por una carretera segura hasta Agaete, que vendría materializada de la mano de la nueva autovía en obras, cuya primera fase hasta El Risco se ha retrasado cuatro años en su terminación, ya que tenía que haber estado acabada a finales de 2012. Y, a su vez, con la segunda parte, todavía sin aprobarse, más allá de las buenas palabras de todas las instituciones y grupos políticos, y pese a que también es esencial para despejar en un futuro los temores a nuevos cortes de tráfico, ya que en este tramo se originan ocasionales desprendimientos.

De momento, empresas, vecinos, turistas e isleños, en general, padecen a diario los efectos del cierre de la vieja carretera desde el 9 de noviembre del año pasado por un alud de toneladas de rocas, cuya reapertura se desechó por la próxima apertura de la primera mitad de la nueva vía rápida. Pero entre los damnificados también aparece la cara menos visible de los niños y del mundo del deporte, que sobreviven a todas esos obstáculos.

Los jugadores del San Nicolás tienen que jugar los fines de semana sus partidos en la capital, San Mateo, Guía, Gáldar, Valleseco y Moya, por citar algunos ejemplos, lo que les obliga a dar una vuelta a la Isla. Y cada dos semanas.

El equipo benjamín, con niños de ocho y nueve años, tiene sus partidos a las nueve de la mañana. Por eso, el despertador suena en sus casas entre las 5.15 y 5.30 de la madrugada, para desayunar coger la guagua y llegar una hora antes para cambiarse y calentar. Luego tienen las dos horas de partido, la ducha, y el regreso. Algo mejor lo tienen otras categorías, porque suelen jugar más tarde. Pero, por citar algunos ejemplos, el cadetes realiza once viajes a la capital durante la temporada.

"A los niños les salva la ilusión que tienen". La presidenta del San Nicolás, María del Pino Arturo, recalca que tras el cierre de la vía tienen que salir una hora, cuando ya antes era para ellos un sacrificio. Por eso no se cansa de repetir que "la carretera, ya". La presidenta, que lleva tres meses en el cargo y 24 años dentro de la directiva, expone que algunos padres aprovechan los viajes para comer y pasar el día fuera de La Aldea.

Pero, por encima de estos impedimentos, la lejanía merma su capacidad física para jugar al fútbol. Incluso por la vieja carretera paraban en El Risco (Agaete) para que los niños se tomaran su zumo, y luego en la vuelta para comerse el bocadillo.

Los mareos y malestar general, cuando no alguna avería y hasta algún choque son habituales.

En los partido a todos los niños "se les ve aturdidos durante buena parte del primer tiempo", apunta el coordinador de Deportes de La Aldea y árbitro de fútbol base, José Luis Martín. Por ejemplo, el alevín jugó este viernes por la tarde en La Atalaya de Guía, recorriendo en su trayecto de ida y vuelta por Mogán unos 340 kilómetros.

Una de las reivindicaciones de los aldeanos ha sido siempre que la Federación de fútbol fuera sensible y fijara unos horarios adaptados a sus particulares circunstancias. Aunque no lo han logrado. En cambio, recalca que ellos han tratado de ser flexibles con sus rivales. Hace unas semanas Las Palmas les pidió retrasar un encuentro, y lo pusieron en horario de tarde.

No es el único caso. "Los niños en San Mateo dijeron que no querían venir y les cambiamos la hora para por la tarde". La presidenta del San Nicolás admite que sus chicos están más acostumbrados a estos pesados viajes, aunque también sufren el cansancio cuando juegan fuera. "Muchos niños que vienen de fuera estar fatigados, y ni siquiera pueden llegar a jugar", admite.

Y es que el problema es equivalente para los equipos visitantes que tienen que desplazarse a La Aldea. Sin embargo, apunta María del Pino Arturo, "ellos solo lo hacen una vez al año, y la mayoría se queda a dormir la noche anterior en el albergue o en el hotel. Nosotros, en cambio, vamos con el tiempo justo". Para sus seis equipos es inviable económicamente.

Carlos Álvarez, un árbitro asistente de segunda división B, recuerda como curiosidad que "hace pocos meses arbitré al juvenil en Firgas, y al final del partido que perdieron 4 a 2, me dijeron: "lo peor no es la derrota, es tener que llegar por Artenara".

El coordinador de Deportes de La Aldea, José Luis Martín, apunta que el equipo viaja en guagua y sale por el Sur para llegar a los pueblos del norte, donde mayoritariamente tienen que jugar por estar encuadrados en esta demarcación, además de los padres que les acompañan con sus coche. El equipo sufraga el transporte, y el coste anual de los desplazamientos supone un desembolso próximo a los 17.000 euros anuales para el equipo.

Por ese motivo, el conjunto aldeano tiene que hacer de todo para sobrevivir , ya que a los pagos cotidianos se le suma la guagua, que es un coste que pocos equipos tienen que afrontar. María del Pino Arturo manifiesta que para ello tienen que realizar rifas, torneos de 24 horas y otras acciones para hacer frente al presupuesto, que se suma al dinero que les aporta la cantina y otras campañas de recaudación. "Lo pasamos mal", admite.

José Luis Martín también es uno de los damnificados por la falta de unas comunicaciones por carretera en condiciones, ya que tuvo que renunciar a la primera regional como árbitro por ese mismo motivo. Llegó a estar en segunda división B y tuvo que dejarlo de lado porque al viajar en avión podía llegar a las cuatro de la mañana, para luego levantarse a trabajar poco después.

El marido de la presidenta y actual coordinador de la cantera y entrenador del regional, Arturo Segura, también tuvo que renunciar a su proyección futbolística cuando fue llamado por el Gáldar en su época gloriosa en segunda división B, porque tenía que desplazarse entre semana a entrenar al campo de San Isidro de Gáldar, según recuerda su mujer.

El equipo sí cuenta con jugadores que estudian en la capital y que, pese a entrenar con otros equipos, luego juegan con ellos. "Ya se conocen desde hace años", justifica María del Pino Arturo sobre estas excepciones, ya que también es una forma de mantenerlos en el equipo. "Sería un sacrificio muy grande, porque saldrían a las dos o tres, y tendrían que entrenar a las siete u ocho, y no podrían estudiar", añade.

La distancia también es un problema para que sus entrenadores, casi todos locales, realicen cursos de promoción.

José Luis Martín señala que la falta de una carretera digna, agravado por el cierre de la vía desde noviembre, no es un problema exclusivo del fútbol.

Y enumera que también se han visto abocados a la desaparición el conjunto de lucha canaria ("que salía a las cinco y media de la tarde para llegar a sus casas cerca de la una de la mañana"), balonmano, baloncesto y petanca. Sobreviven el fútbol sala, la natación y el ajedrez, porque las salidas son más esporádicas.

Y, pese a todos estos sinsabores, el equipo cadete de fútbol es líder de su categoría.

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