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Plan Insular de Ordenación de Gran Canaria Los nuevos espacios naturales protegidos (5)

Costa de Tenefé

El Cabildo propone la declaración del litoral entre Pozo Izquierdo y Juan Grande como Sitio de Interés Científico

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Nuevos espacios naturales protegidos: Costa de Tenefé

Daniel Ríos, el salinero de Tenefé, tiene a su cargo la conservación de uno de los patrimonios históricos más importantes del Sureste de Gran Canaria y aplaude que el Cabildo proponga aumentar el grado de protección de ese trozo de costa, desconocida para los propios isleños y los millones de turistas que duermen a escasos diez kilómetros. La empresa BRC Infraestructuras Hidráulicas logró en 2014 la concesión administrativa para recuperar y explotar las salinas y desde entonces ha crecido el número de visitantes, una media de 10 a 20 al día.

"Una vez en semana viene una guagua con sesenta extranjeros, pero otros días no viene casi nadie", comenta Daniel. También acuden vecinos de la zona para comprar directamente de las montañas de sal que se depositan en los almacenes que ocupan la parte baja de una vieja casona. En la parte alta de la vivienda se ha instalado un centro de interpretación con murales informativos y antiguos instrumentos de las salinas, declaradas como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Sitio Etnológico, desde el 26 de abril del año 2005.

Las salinas no es el único patrimonio a proteger en Tenefé. En esa franja de costa también existe una necrópolis aborigen e importantes muestras de vegetación endémica de las islas y fauna, aunque todo el espacio está deteriorado por el abandono de las actividades agrícolas y las construcciones de los alrededores, con un fuerte impacto sobre el paisaje y el medio ambiente.

El documento del nuevo Plan Insular de Ordenación, que se encuentra en la fase de exposición pública hasta finales de octubre, justifica su declaración como Sitio de Interés Científico por "la presencia de dos poblaciones relícticas especialmente amenazadas de chaparro canario ( Convolvulus caput-medusae), así como por la existencia de saladares y vegetación halófila".

Además, se trata de "una zona de especial interés para la avifauna", razón por la cual se ha considerado como Zona IBA (Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad en España), aunque advierte de que "pese a sus valores naturales y potenciales, se trata en la actualidad de una zona degradada que demanda medidas urgentes para su protección y restauración".

La delimitación que se propone en el PIO es "el conjunto de la zona litoral y parte del delta del Barranco de Tirajana, entre Pozo Izquierdo y la central térmica de Juan Grande", en los municipios de Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana.

Restauración

"El objetivo -añade la propuesta del Cabildo- es proteger y recuperar los hábitats de las poblaciones, y las propias poblaciones de especies en peligro de extinción existentes en la zona ( Convolvulus caput-medusae), mediante la restauración de saladares y la recuperación de la vegetación halófila y la recuperación paisajística y mejora del hábitat para la avifauna de la zona de la desembocadura del Barranco de Tirajana afectada por las extracciones de áridos en su contacto con la zona costera no alterada, así como la ordenación de la accesibilidad, propiciando que ésta sea peatonal".

Para garantizar la protección de este ámbito y de sus valores naturales y paisajísticos "es necesario mantener la limitación al tráfico rodado en el mismo y el control de los usos y actividades que pudieran desarrollarse en su entorno más inmediato", sostiene el documento. En concreto, plantea establecer un control sobre "las actuaciones que se prevean en su entorno (centro de windsurf, centro de energías renovables, depuradora, actividades extractivas, central térmica, etc.), con el objeto de que no afecten a la restauración realizada y permitan un adecuado disfrute del espacio con holgura suficiente".

En otro de los apartados del PIO, el referido a las zonas que necesitan una restauración medioambiental, se incluye a los Llanos de Tenefé, en la parte de Santa Lucía. "Se trata de una antigua cantera de extracción de árido de barranco cercana a la desembocadura del Barranco de Tirajana, que ha afectado al perfil topográfico de esta amplia formación deltaica, por lo que se considera un ámbito de restauración prioritaria para el presente Plan", señala del documento.

El área, añade, "debe acompasar su restauración ambiental con la actividad extractiva a través de un Plan de Restauración que se centre en la recuperación de los suelos cuando finalice la actividad extractiva autorizada, para favorecer su integración en la pieza agrícola circundante".

Esa recuperación del paisaje y de los valores de Tenefé se está realizando con éxito en los 20.000 metros cuadrados que ocupan las salinas, aunque los alrededores se encuentran muy degradados.

Según se recuerda en el cartel que existe a la entrada, "las salinas fueron construidas a finales del siglo XVIII, con el objetivo principal de vender la sal a los barcos de pesca que faenaban en la costa del caladero canario sahariano y de abastecer al consumo insular". Originariamente, disponían de tres molinos de viento que bombeaban el agua hasta la zona alta de la industria.

Los restos de uno de los molinos aún se conserva, como también los métodos artesanales para producir la sal, asegura Daniel Ríos. Los rebosos de las mareas se aprovechan para llenar tres grandes estanques, llamados cocederos, donde se deposita el agua para que se vaya calentado. Tras una semana esa agua, ya más densa en sal, se traslada a las pocetas, donde se deja reposar.

Una de las tareas del salinero es remover la superficie del agua para lograr los diferentes tipos de sal (fina, medio grano, gruesa, escama y flor de sal) un proceso que dura entre 15 y 20 días en verano y casi un mes en invierno. Cuando ya está solida, el propio Daniel la recoge en una carretilla y la traslada al almacén.

En el mismo centro de interpretación se puede comprar un saco de sal de diferentes tamaños. La fina cuesta dos euros el kilo y la flor de sal se vende a paladares exquisitos y pudientes, pues su precio alcanza actualmente los !70 euros por kilo¡ Cuando las salinas están a pleno rendimiento, lo que no ocurre ahora, se recogen unas 250 toneladas al año, explica Daniel.

Cerca de allí, junto a un nido de ametralladoras de la Segunda Guerra Mundial que algunos utilizan como baño y basurero, se encuentra la necrópolis aborigen de Pozo Izquierdo, donde se han encontrado once construcciones funerarias que incluyen acumulaciones de conchas marinas y testimonios de fuego.

El Cabildo realizó en junio de 2016 el primer levantamiento de restos aborígenes en la zona, concretamente en el túmulo número nueve. Se descubrió que el cuerpo pertenecía a un varón de entre 33 y 45 años, que según la datación radiocarbónica realizada con posterioridad fue enterrado a finales del siglo XII. Los túmulos de Tenefé han llamado la atención de los arqueólogos e historiadores porque son uno de los pocos ejemplos de necrópolis aborígenes situadas tan cerca del mar, prácticamente en la orilla.

Las investigaciones arqueológicas no han hecho más que empezar, pues todavía no se han abierto los demás túmulos ni se ha identificado el poblado donde vivían los habitantes prehispánicos.

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