La bruma y una lluvia intermitente acompañaron ayer la celebración de la Fiesta del Queso de Montaña Alta, pero apenas deslucieron la bienvenida que ofrecieron los vecinos de la localidad a varios miles de visitantes. El mal tiempo, que en esa zona de la Isla es una bendición para agricultores y ganaderos, no pudo con el entusiasmo de los amantes de los quesos de flor de Guía, que en esta 41 edición de su día grande ofrecieron un homenaje al matrimonio formado por Flora Gil Mendoza y Domingo Moreno Moreno, ganaderos y queseros artesanos del Cortijo del Montañón.

La espesa niebla y un fuerte chaparrón a primera hora de la mañana ya avisaron que la Fiesta del Queso iba a estar pasada por agua. "Es una pena porque mucha gente del pueblo ha estado preparando la comida durante estos dos últimos días y esta lluvia hará que muchos de los que pensaban venir se queden en su casa", se lamentaba Fefi González, que junto a otras seis personas se encargó de repartir las raciones de sancocho en uno de los ventorrillos.

Desde el sábado por la mañana habían cocinado más de 40 kilos de sancocho en cuatro grandes calderos, diez kilos de pella de gofio, cinco docenas de huevos duros y varios litros de mojo. Como ellos, otros vecinos de Montaña Alta se encargaron de elaborar las tortillas de harina con miel, potaje de jaramagos o arroz con leche.

A Milagrosa Molina le tocó un año más la demostración del tueste del millo para elaborar el gofio, una tarea que completó por la tarde en su pequeño molino artesanal de La Atalaya. "Soy la única persona de la isla que todavía hace este trabajo a mano", confesaba orgullosa frente al fuego.

A unos metros de ella, la guiense Cruci Benítez y alemana Melanie Gorz expusieron los trajes tradicionales canarios que elaboran en sus talleres de costura. Para animar las ventas sortearon un vestido típico de mujer y una estameña".

Por todo el pueblo se desplegaron ventorrillos de degustación y venta de quesos, pues es habitual que casi todos los asistentes a la fiesta, tanto los grancanarios como los turistas, aprovechen para comprar al menos una cuña de medio kilo de queso de flor, la estrella de la fiesta. Aunque la lluvia restó algo de público con respecto a los años precedentes, la calle principal de Montaña Alta estaba casi llena a mediodía, con la gente buscando cobijo cada vez que arreciaba la lluvia.

En la parte alta del pueblo, donde se encuentra la Casa del Queso, Rita García ofrecía un vaso de leche de oveja con gofio, muy de agradecer después de subir la cuesta para observar la pequeña exposición de ganado, un rebaño de ovejas y dos vacas de Enrique Naranjo, ganadero de Teror.

Dentro de la Casa del Queso, la vecina Dominga Rivero mostraba en vivo a los visitantes todos los pasos en la elaboración del queso de flor, mientras los niños se divertían en un taller de confección de figuras con lana afieltrada.

En otro salón, el experto Isidoro Jiménez ofreció tres catas comentadas de cinco quesos de Gran Canaria. Participaron 45 personas, 15 por tanda, para descubrir el mundo de sabores y sensaciones que se esconden detrás de cada queso artesanal. Jiménez dejó para el final un queso de flor del Cortijo de Caideros que es la sensación en los últimos concursos y que ya ha obtenido numerosos premios. Se trata de un queso fundente elaborado con un método casi olvidado, tan cremoso que se puede untar. "Es muy especial, a la gente que les gusta mucho comer queso lo acabarán amando, pero también puede ocurrir que no les guste porque es algo fuerte", explicó.

De vuelta a la plaza de Montaña Alta, la Agrupación Folclórica Facaracas tocó bajo la lluvia su repertorio de isas, folias y malagueñas, hasta que tuvo que abandonar antes de lo previsto porque el escenario se convirtió en un charco lleno de cables. El verseador Yeray Rodríguez, el otro artista invitado, tuvo que esperar.

Una tregua meteorológica fue aprovechada para realizar los homenajes y entregar los premios de la Cata Insular, el momento más esperado por los ganaderos. Este año se reconoció el trabajo de Flora Gil y Domingo Moreno, propietarios del Cortijo del Montañón, que han respetado la elaboración artesanal heredada de sus abuelos y también han convencido a sus hijos Dunia y David para que mantengan la tradición.

Los homenajeados comentaron que siguen trabajando a diario con su ganado, unas 200 ovejas y 50 cabras, para producir unos 30 o 40 kilos de queso al día en los meses de elaboración. "Es un trabajo muy duro, pero nos ha permitido vivir aquí durante todos estos años", dijo Flora Gil. Su marido, Domingo Moreno, aseguró que pertenece a "una especie en extinción", la de los ganaderos que realizan la trashumancia desde las medianías del norte de la Isla hasta la cumbre para dar los mejores pastos a sus animales.

El Ayuntamiento de Guía ofreció este año un reconocimiento especial a José Castellano Hernández, coordinador de los vecinos que hacen posible la Fiesta del Queso de Montaña Alta.

En la entrega de premios de XX Cata Insular intervinieron el alcalde de Guía, Pedro Rodríguez; el consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero; y el consejero de Sector Primario del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Hidalgo.

El herreño Narvay Quintero, que acudió por primera vez a esta fiesta, recordó que Canarias es la región del mundo con mayor número de premios en la última World Cheese Awards, a la que concurrieron 3.100 quesos de todo el mundo y el Archipiélago consiguió 38 galardones.

El alcalde Pedro Rodríguez destacó que esta celebración "se enriquece cada año gracias al respaldo de todos los que la viven y participan en ella como un homenaje a la cultura e identidad colectiva de los canarios".