Desde que era una niña Patricia Marcet Santana (Las Palmas de Gran Canaria, 1982) tuvo alma de líder. Siempre la designaban capitana de los equipos de deportes en los que militaba. "Me gustaba y me gusta hacer deporte. Siempre jugué a muchos deportes diferentes, como el fútbol, el baloncesto y el balonmano. Era la capitana, me consideraban un poco líder y pionera en ese sentido, era la que empujaba el carro", asegura desde Buenos Aires, donde trabaja desde hace siete años en el sector de las energías renovables, especialmente en fotovoltaica, como consultora de proyectos de Synergy Projects, su propia firma tras trabajar en algunas de las empresas punteras del país. Esa capacidad la ha mantenido a lo largo de su vida para convertirse en una de las "17 o 18 mujeres de Canarias que en el año 2000 entró en la carrera de ingeniería industrial superior, frente al resto que eran todo varones".
"En esa época las mujeres empezábamos a atrevernos poco a poco con las ingenierías", añade sobre sus estudios en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, donde se especializó en Energías Renovables y Medio Ambiente después de estudiar en el San Martin de Porres de Schamann, en el Giner de los Ríos y el Colegio Claret.
Pero su faceta de inquieta y aventurera, la misma que hacía que en su infancia "desarmara cosas en mi casa cuando se rompían" y que se interesara por campos como "la neurociencia, la parte de estrategias de empresas, el márketing o los negocios", la llevó a explorar el mundo hasta haber recorrido más de 20 países.
Su capacidad para los estudios hizo el resto. Y es que se convirtió en la primera estudiante de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en lograr acceder a las tres becas de movilidad: la Erasmus para estudiar en la Politécnica de Polonia, la Séneca y la beca Santander para estudiar en Latinoamérica, y todas ellas de manera consecutiva.
"Me enteré después de conseguirlas. Son las máximas que te pueden dar", detalla. Así, no es de extrañar que recibiera una nota de Cum Laude en el proyecto de fin de carrera realizado con la Universidad e Iberdrola.
Tras ambas experiencias elige Argentina porque "siempre me interesó conocer Latinoamérica". Allí aterrizó en el 2012. "Cuando llegué me metí en el rectorado en los departamentos de investigación de vehículos eléctricos, también representando y dando las primeras charlas en los seminarios que organizaba el rectorado en la parte de proyectos especiales internacionales", explica.
"Después ya salté a la parte privada porque del 2012 al 2014 realmente en Argentina de energías renovables había muy poco interesante, estaba todo por hacer y desarrollar", añade. En eso también fue pionera. "Ya en el 2015 se empezaron a incentivar y a sacar las primeras licitaciones y normativas que hicieron que todo esto surgiera y que en los últimos años hubiera más inversiones extranjeras y de empresas grandes como General Electric, Gamesa, Abengoa? y muchas más", explica.
Siete años después está tan acostumbrada al país que el acento canario ha dejado paso al argentino. "Es bastante diferente a otros países en los que había estado", admite, para luego destacar la inestabilidad que identifica al país sudamericano. "Buenos Aires es por así decirlo donde se mueve toda la economía. Hay un dicho que dice que 'Dios solo atiende en Buenos Aires'. La vida es bastante dinámica, pero también inestable. A lo largo de estos años hay una dinámica de subidas y bajadas que para los que somos extranjeros es difícil acostumbrarnos. Predomina la cultura del día a día", comenta.
Eso sí, destaca para su felicidad que "tiene una variedad cultural envidiable y muchas costumbres que son similares a las que teníamos en España pero que se han ido perdiendo con el tiempo, como las comidas familiares con asado".
Le costó bastante adaptarse, pero se empeñó en triunfar y su evolución profesional en el país no se hizo esperar. Así, estuvo desarrollando la primera instalación fotovoltaica de Buenos Aires. "Hasta ahora es la obra más pionera y grande que hay en la capital. Mi función fue coordinar toda la obra, todos los equipos de trabajo, revisar todas las memorias, los planos, supervisar toda la instalación, toda la provisión de material, todos los avances de obra, las certificaciones, la parte contractual y hasta la entrega. También hacía la parte comercial y técnica", detalla.
"Trabajábamos con las diferentes provincias asesorándoles en la parte de diseño e instalación. Esto es un mercado bastante verde y hemos tenido que desarrollarlo acompañando a los instaladores a poner en marcha las instalaciones solares", añade Marcet.
Actualidad
Ha rechazado propuestas de grandes empresas para desarrollar en la actualidad su propia firma, con la que se dedica a la consultoría de proyectos de energía fotovoltaica. "También hacemos la parte de diseño del análisis de recursos hasta la puesta en marcha, tanto para proyectos propios como de terceros. Actualmente manejo mis propios tiempos, una cartera de clientes y lo que hago es resolver los problemas e inconvenientes en función de lo que me pidan", concreta.
"Me despierto a las 6 de la mañana, reviso el correo y hay consultas de todo tipo, incluido la parte técnica de los equipos. En líneas generales todo lo que envuelve a la fotovoltaica. Ahora estamos por ejemplo cotizando para unas licitaciones para parques a desarrollar. Trabajamos con sectores públicos y privados, y tanto la parte industrial, comercial como residencial", explica con su acento ya argentino.
Marcet subraya el crecimiento de su sector en España y en la isla de Gran Canaria tras unos años desastrosos por el impuesto al sol, lo que provocó que la inmensa mayoría de sus compañeros de estudios se encuentren trabajando en el extranjero.
"En Canarias hay algunos proyectos muy interesante. Tienen que darle mayor impulso, como sabemos somos unas islas que tienen grandes recursos. Hay gente muy preparada y me da mucha pena que el talento canario se tenga que ir y siempre elijan a ingenieros de afuera", sentencia.
