La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista | Julio Melián

Julio Melián: "Los canarios deben estar orgullosos de participar en la mayor proeza humana"

"La antigua estación situada junto al Faro de Maspalomas fue la primera de su tipo en Europa", comenta en exdirector del Instituto Nacional de Tecnología Espacial (INTA)

Julio Melián: "Los canarios deben estar orgullosos de participar en la mayor proeza humana"

Don Julio, en 1969 en España la tecnología punta era el Seat 124. ¿Cómo se vivía en este país ese desfase con la ciencia que se creaba al otro lado del océano?

Es increíble. Hay cosas de la historia que te dejan aplastado. Ese desfase tecnológico se debía a muchas circunstancias. Estados Unidos en ese momento lidera totalmente la ciencia en el planeta, en una batalla impresionante con la Unión Soviética. Era una barbaridad, pero salvo en Francia, que también estaba muy avanzada en temas aeroespaciales, el resto de los países del arco mediterráneo estaban más o menos igual que España.

Y habrá que imaginar una Maspalomas

Maspalomas realmente estaba en sus inicios de la industria turística. De hecho esa primera estación de seguimiento estaba junto al Faro y era la que llevaba los programas Mercury y Gemini, cuando apenas existía el oasis y poco más. Tal es así que había un pequeño restaurante, que se llamaba precisamente Mercury, que era para que los americanos de aquella estación pudieran comerse unos bocadillos. Todavía lo recuerdo con una langosta pintada por fuera, en la fachada. Eran tiempos en que era inimaginable lo que significa hoy Maspalomas-Costa Canaria.

¿Cómo recuerda el día en el que Neil Armstrong saltó del módulo lunar a la superficie del satélite?

Yo lo vi en mi casa, como un ciudadano cualquiera, pero luego sí que tuve la suerte de que me mandaron a la Estación de Seguimiento Espacial de Maspalomas y conocí a quienes sí tuvieron que ver directamente en aquél alunizaje, como Andrés Rodríguez o Valeriano Claro, que es ingeniero de Telecomunicaciones. Ellos contaban de todo. Rodríguez era el encargado de toda la infraestructura de servicio de la estación, de la planta de producción de energía eléctrica, ya que el suministro no venía de la calle, sino que se producía en la propia estación, tanto cuando estaba junto al faro como después cuando se trasladóa Pasito Blanco. Relataban la emoción del momento, de la llegada de un ser humano a la luna, y que curiosamente hoy hay mucha gente que llega a negar el acontecimiento.

¿Qué les diría para resolver la duda?

Primero, que yo respeto mucho todas las opiniones, sean cuáles sean, pero al que no se lo cree le hablaría entre otras cosas de las importantes transferencias tecnológicas que aquello supuso, y su aplicación a la vida cotidiana aún en nuestros días.

¿Cómo cuáles, que no sea el taladro sin cables?

Pues mire, los colchones, que se fabrican con una goma espuma especial que se empleaba por primera vez para confeccionar los asientos de los astronautas, una goma espuma con memoria, que si se fija, son las mismas que hoy se siguen anunciando en la televisión. O la pasta de dientes, algo increíble, porque hoy en día te la puedes tragar sin hacerte daño. Antes no era así, y hoy lo es porque los astronautas no podía escupir una espuma que quedaría flotando en la nave. Y fíjese, no estamos hablando de tecnología punta, sino de lo que hoy nos parecen las cosas más elementales y que nadie llega a apreciar por su gran presencia en nuestras vidas. Las nuevas generaciones creen que los huevos salen del supermercado de la misma manera que ven una transmisión de fútbol desde la otra punta del planeta, en Australia, y no son conscientes de que eso solo es posible porque existe una red de satélites con una tecnología dedicada a nuestro bienestar.

Si no llega a pararse la carrera espacial, ¿en qué punto estaríamos ahora?

Yo no lo sé. No le podría decir. Pero realmente la carrera espacial fue un acicate para la ciencia muy interesante, como pasa siempre cuando hay rivalidad. Para el progreso siempre es necesaria y de hecho cuando finalizó siguieron los avances, pero a un ritmo mucho más lento.

¿Qué le inspira a usted, desde su experiencia como exdirector del INTA, este medio siglo que se celebra ahora?

La merecida celebración que se está difundiendo de la llegada del hombre a la Luna es mucho más que festejar un hito en la Historia. Considero que se trata de la culminación de un ambicioso programa donde se tuvo que ensayar la factibilidad de orbitar la Tierra en una cápsula monoplaza, la del proyecto Mercury y, con mayor complejidad, la que transportaba dos astronautas, que corresponde al proyecto Gemini, para poder dar paso así a las naves Apolo.

¿Y considera que España tuvo un tan papel relevante como el que se intenta plasmar?

Para llevar a cabo este programa, la NASA hubo de contar con la participación de numerosos países alrededor del globo, para no perder en ningún momento el contacto con los tripulantes, que fueron los verdaderos protagonistas de esta odisea. España colaboró a través del INTA, mediante la ya citada primera Estación Espacial de Gran Canaria, la ubicada entonces en el faro de Maspalomas, y que fue la primera y única instalación de este tipo existente en Europa. Esta estación fue clave para los proyectos Mercury y Gemini, ya que supuso el primer punto de contacto de las naves, una vez hubieran despegado de Cabo Cañaveral, y cuya latitud geográfica coincidía con Gran Canaria y, entre medio, sólo el Atlántico.Tras culminar con éxito esos proyectos, el programa continuó con el viaje a la Luna.

¿De ahí su ampliación y traslado a Pasito Blanco?

El Apolo precisaba ya de instalaciones más amplias y complejas, así que se implementaron las facilities actuales de la Estación de Maspalomas con instalaciones más seguras, más modernas, más amplias, más potentes y sin perturbar para nada la ampliación turística prevista en la zona. Y sí. Así se pasó del faro de Maspalomas a Pasito Blanco.

Que se complementaban con las de la península.

Casi simultáneamente España, también a través del INTA, colaboró con instalaciones similares en Robledo de Chavela, en Madrid, ya que el apoyo que ésta podía aportar era perfecto y el contacto con los astronautas americanos era igual de factible, también, desde Madrid. Sobre todo a partir del momento en que la nave Apolo abandonara la órbita terrestre para ese tan largo trayecto hasta nuestro satélite.

Eso supondría un empujón a la ciencia en la isla y para el resto del territorio, ¿o no?

Bueno, la estación de Gran Canaria fue operada inicialmente por técnicos norteamericanos de la NASA sin participación alguna de personal del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial.Paulatinamente hubo la lógica transferencia de conocimientos y experiencia que permitió que técnicos españoles pasasen a formar parte del equipo de operaciones y mantenimiento (M&O). Así fue como se benefició el INTA con un knowhaw hasta entonces inexistente en España.Se nombró entonces un director español de la estación (el ingeniero aeronáutico Manuel Bautista Aranda, que luego sería director general del INTA), con lo que el protagonismo de España creció enormemente.

¿Reconoció la NASA este papel de las estaciones españolas?

Los laureles y gratitudes que se recibieron en Maspalomas por el soporte prestado al Programa Apolo fueron repartidos por igual entre todas las estaciones, incluida la de Robledo. Los tres astronautas, Armstrong, Aldrin y Collins visitaron por igual Madrid que Gran Canaria. Fueron recibidos multitudinariamente con ilusión y orgullo. Se exhibieron en coches descapotables por Madrid y Las Palmas de Gran Canaria.Y ahora, ante la celebración del cincuentenario de la proeza más grande jamás realizada por la humanidad, el pueblo español y el pueblo canario deben sentirse orgullosos de su participación.

¿Y de la estación, que es de ella tras la odisea del 69?

Hoy Maspalomas es íntegramente una estación española, del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial, desde donde se da soporte y apoyo a multitud de satélites americanos, japoneses y europeos, mediante seguimiento y operaciones, y que juegan un importante papel en el ámbito internacional para prestigio del mundo tecnológico español.

Además de salvar muchas vidas, ¿no es así?

Particularmente, sí. Su participación en el Programa Internacional Cospas-Sarsat de salvamento marítimo le permite estar en la cabeza de sus más de cuarenta países miembros. Unas 50.000 personas deben su vida a este programa por la localización de su situación de emergencia desde esa estación. Si el hito del alunizaje no hubiera producido beneficios palpables, la tecnología desarrollada bien merece todos los parabienes imaginables por esos programas colaterales que han permitido los mayores progresos del ser humano.

Compartir el artículo

stats