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Una mano que siempre ayuda

La iglesia de Acusa se abrió en la mañana del domingo para acoger a unos 40 vecinos que fueron desalojados por seguridad

Juan Manuel Molina, junto a la iglesia de Artenara, ayer. ANDRÉS CRZ.

Ya vivió el incendio de 2017 en Tejeda. Y, en esta ocasión, en Artenara. Juan Manuel Molina recuerda que se encontraba preparando el trono de La Cuevita cuando llegó un vecino para comunicarles que había fuego. Y ya a media tarde tuvo que comunicar que no podía ir a Tejeda a oficiar la misa por el cierre de la carretera. De noche, las sirenas lo despertaron, comenzó a notar humo en la casa parroquial, y en la calle empezaba a oírse el jaleo. "Salga que está el fuego", le dijeron, y salió casi con lo puesto. "Está esperando una visita", le dirían luego, "porque llevaba la camisa al revés", dice como nota de humor. Primero fueron acogidos en el salón del Ayuntamiento. Pero la situación se complicó, y le comunicaron que si podía abrir la iglesia de Acusa, junto a un albergue. En el lugar se alojaron unas 40 personas. "Estaba preocupado, pero tenía que mostrar tranquilidad, porque somos un referente en los pueblos". Acondicionaron el lugar como pudieron. Y, como vio que el único tema de conversación era el incendio, decidió rezar el rosario. "Hubo como una tranquilidad". Incluso, un hombre le pidió confesarse, lo que él agradeció.

Los lugareños le mostraban su preocupación por sus propiedades. "¡Ay mi casita, don Juan!", y los animales, su medio de vida. Pocos durmieron. Al día siguiente volvieron al pueblo, y ha ido sondeando la salud de los paisanos. Y comprobando que los centro religiosos están intactos. El párroco ha tenido tiempo para agradecer a La Cuevita que no hubiese heridos, aunque "duele cómo está el campo".

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