El barrio de Cazadores y sus alrededores llevan 40 años a merced del fuego que un número sin concretar de incendiarios -uno o varios, en esas dos hipótesis trabajan los investigadores de la BIIF y la Guardia Civil- provocan sin que hasta el momento se conozca la autoría de los hechos. Incendios forestales que tuvieron su continuidad en las décadas de los años 80 y 90, con su peor etapa, entre 2002 a 2010, con 32 casos, y que continúa siendo una preocupación constante en la última década, con 11 nuevos incidentes, el último, este año. Más de 50 se calculan.
Una circunstancia que tiene como peculiaridad, según un informe redactado por la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) de la consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria "que abarca un sector espacial de un radio de dos kilómetros, cuyo centro parte del lugar conocido como Hoya de La Perra, donde se ha producido la mayor incidencia reiterada de incendios". Datos que son el resultado de un estudio meticuloso de los informes realizados por ambas unidades y de lo publicado en la prensa.
El último se desarrolló, el pasado 12 de agosto en el Alto de los Jurones y que después de haber arrasado una superficie aproximada de 160 hectáreas, se considera provocado y se suma a la ya larga lista de fuegos que azota a esta zona desde 1979. Fue declarado extinguido el pasado domingo después de dos semanas de intensa lucha contra las llamas primero y su control una vez fue estabilizado.
En la última década, según se expone en el informe de la BIIF, han sido 11 incendios, de los cuales seis -incluido el de 2019- han sido provocados, dos por imprudencia y tres sin determinar.
Así, en esta relación de incidentes, los registrados en Hoya de la Perra el 20 de julio de 2010; Cañada de Cholucas el 26 de juno de 2013: el del barranco del Moreno el 12 de julio de 2015; el del Alto de Los Hurones el 5 de julio de 2017; El Moreno el 2 de agosto del año pasado y el del Alto de los Jurones el 12 de agosto de este año han sido intencionados, según las conclusiones a los que han llegado los investigadores de la BIIF y la Benemérita en estos últimos 10 años.
Otros dos los fueron por imprudencia, uno por el uso de una maquinaria el 31 de julio de 2011 en el barranco del Aguililla y otro por quema de rastrojos en Cazadores, el 12 de noviembre de 2017, mientras que los tres restantes están sin determinar.
La serie de estos incendios, en su mayoría provocados, se inició en 1979, con tres localizados en la periferia del pago de Cazadores el mismo día, 26 de agosto. En el expediente realizado por los investigadores, basado en informaciones periodísticas, se indica el mal uso del término pirómano -persona con una tendencia patológica a provocar incendios- frente al más adecuado de incendiario, esto es, de personas que buscan algún tipo de beneficio en su acción. En los casos investigados, no se descartan esta posibilidad, pero desde la BIIF y la Guardia Civil se prefiere mantener la cautela, al tiempo de la presunción de inocencia sobre la supuesta autoría de los hechos.
Los nueve años malditos
En las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado se registraron tres y ocho incendios, respectivamente. La mayoría en Cazadores y Hoya de la Perra, entre julio, agosto y septiembre.. en días laborales, muchos de ellos los lunes y a primera hora de la mañana o al atardecer.
Si las dos anteriores décadas fueron muy intensas, entre los años 2002 a 2010 se produjo nada menos que 32 incendios, aunque su extensión fue de más municipos, además de los ya clásico pago de Cazadores y entorno.
Así, "en 2006 se registraron un total de 10 incendios forestales, de las que tres ocurrieron el 4 de septiembre, entre las 17:48 y 17:55, en la zona conocida como Lomo de los Conejos, Los Bucios y Cueva de Las Piletillas, encontrándose estos puntos a una distancia entre sí de menos de tres (03) kilómetros", se expone en el informe sobre el historial.
En 2010, la BIIF investiga el incendio en Hoya la Perra, en Ingenio, el 20 de julio, que afectó a 25,4 hectáreas. En el informe "se determina como causa probable la de incendio intencionado para obtener algún tipo de beneficio derivado de la eliminación de la vegetación forestal o regeneración de pastos". En los últimos años se ha continuado con los incendios intencionados, algunos más voraces que otros.
