Hoy amanece con los aires más frescos, vienen a salivar una tierra recién quemada, vienen arreciando en nuestro favor. Llegan cuando aún queda en la memoria de nuestras retinas ese rojo fuego incandescente que de vez en cuando asoma en nuestra retentiva para torturarnos sin piedad. Hoy esos traicioneros retazos de pensamientos dan paso a la ilusión de muchos hombres y mujeres de la cumbre de Gran Canaria. A la alegría y regocijo de vecinos/as de un pueblo castigado por unas llamas que a su paso sólo dejaban desolación. En ese terrible baile de fuego, muchos fieles apelaron a la piedad de muchas devociones marianas.

Pero, la fe en la devoción de la más grande, la Virgen del Pino patrona de la Diócesis de Canarias fue tal que probablemente ayudó a evitar el dolor por pérdidas humanas, pues no hubo alguna. A la vez que mitigaba el sufrimiento de muchos/as por los quebrantos de enseres, cultivos y casas. Ahora más que nunca, el pueblo canario quiere honrarla, y hoy en su periplo llega por primera vez a Tejeda. Este municipio la recibe emocionado y con honestidad. Es un gran honor para todos los tejedenses que pise por primera vez la raya de esta jurisdicción. Nos hubiese gustado que su Ilustre Visita hubiese sido por otros motivos de más festividad, pero aun así, concebimos el momento con gran ilusión, con mucha fuerza, con una inmensa satisfacción y, sobre todo, esperanzados.

Históricamente son muchos los lazos que une a la población de Tejeda con el municipio de Teror, capital mariana que custodia desde el 8 de septiembre de 1481, según la tradición popular, a Santa María de Therore, es decir, Nuestra Señora de Teror, hoy Nuestra Señora del Pino. Desde que se instituyera el patronazgo de la Virgen del Socorro en Tejeda, en el año 1594 a petición de Alonso Gómez del Castrillo, quien solicitó la celebración de su festividad cada ocho de septiembre de cada año día de su santo nacimiento. Una fecha que coincide con la Natividad de la Virgen María en el calendario litúrgico, es decir concuerda con la celebración de la Virgen del Pino.

La celebración de la conmemoración de la Virgen del Socorro se vino celebrando cada 8 de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Pino hasta 1865. La coexistencia de la celebración de sus festividades el mismo día lleva a que ambas fiestas sean deslucidas, sobre todo la del Socorro por lo que, en busca de una alternativa, los vecinos de Tejeda deciden reunirse con el ayuntamiento, bajo la presidencia del alcalde, D. Antonio María Hernández y presumiblemente el párroco, que por aquel entonces era D. Antonio Hernández Guerra, y acuerdan solicitar al obispado el traslado de las fiestas del Socorro al domingo siguiente, llamado el infraoctavo de la natividad, argumentando lo que sigue:

...que queda la solemnidad de la patrona en Tejeda con poquísima concurrencia con dificultades para venir las solemnidades...

Esta petición fue autorizada por el obispo D. Joaquín Lluch y Garriga el 25 de agosto de 1865, aunque estando de párroco en Tejeda D. Blas Herrera Pérez, quien ejerció entre los años 1952 y 1960. Hubo un intento de adelantar las fiestas del Socorro al mes de agosto, puesto que la cercanía en el calendario con la de la patrona de la Diócesis de Canarias seguía siendo un problema en su organización. Este proyecto no prosperó, por lo que la conmemoración de la fiesta en honor a la Virgen del Socorro de Tejeda, se mantiene hasta la actualidad, el domingo siguiente al día 8 de septiembre de cada año.

La veneración hacia la Virgen del Pino no es casual entre la feligresía del Socorro. Históricamente forma parte de la cultura religiosa del pueblo de Tejeda. Durante siglos este fervor se ha venido arraigando entre la población cumbrera.

Fueron muchos los devotos/as que inscriben sus testamentarias en favor de la Virgen del Pino, ya sea en monedas, misas, ceras, telas u otras propiedades. No es casual que el vecino de Tejeda afincado en la Habana, D. Matías Sarmiento, promotor de la instauración de la primera ermita bajo la advocación de San Antonio de Padua en Mogán pasara temporadas en una de sus posiciones en Teror a finales del siglo XVIII.

No es casual que a lo largo de los últimos siglos en los trasiegos de ambas festividades, músicos, parrandas, guardias municipales y arrieros fueran y vinieran de un pueblo al otro. No es casual tantos lazos de unión matrimonial entre vecinos/as de ambas localidades. Tampoco es casual que uno de los primeros pueblos en participar en la ofrenda a la Virgen de Pino fuera Tejeda. Se constata su participación desde 1956. Todas estas uniones afables y otras tantas que quedan por mencionar, han sido producto del afecto y respeto que generación tras generación se ha ido fraguando entre estos pueblos bajo la mirada de la más grande, la Virgen del Pino.

Hoy como antaño será un gran día, una jornada para no olvidar y que no sólo engrosará la historia local, sino la historia de la Diócesis de Canarias. Un día sin duda, donde estarán presentes, aunque sólo sea en nuestros pensamientos quienes han mantenido y legado este fervor intacto, permitiendo que la Virgen del Pino, aunque sólo sea por un día, llegue hasta Tejeda, llegue hasta los pies de la Virgen del Socorro.

Serafina Suárez García.

Cronista Oficial de Tejeda