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Gáldar

Gáldar es un número

El matemático e historiador José Molina y su hija y bióloga Gara Verónica publican en un libro la disección geométrica de la ciudad norteña

''Revelora', obra de Pepe Dámaso en el Teatro Consistorial, y que según los autores se trata de una "superficie en desarrollo helicoidal, con tendencia a una espiral logarítmica. josé carlos guerra

Existe en Gáldar una calle que solo tiene números impares y primos. Ventanas que conforman un polígono irregular cóncavo de veinte lados. Farolas troncocónicas, o papeleras formadas por medio cilindro. Y fachadas de viviendas que lucen un rosetón con simetría vertical formado por una elipse central y dos espirales dobles, de tipo dieral de grado1, d1.

Porque esta ciudad, según José Molina González, coautor del libro 'Gáldar, una mirada matemática', es un número, más bien una sucesión de ellos que conforman un mundo geométrico que invita a mirar el mundo, y pasear por él, a través de la ciencia de los símbolos, los glifos y los iconos.

Molina González, un mixturado de las ciencias y las letras, licenciado en Matemáticas y doctor en Historia, firma este volumen con Gara Molina, que es graduada en Biología, máster en Microbiología..., hija de José y hermana de Aday José Molina Mendoza, a su vez físico y Premio Arquímedes, un triunvirato cuya pasión por la ciencia achaca el padre, entre risas, a la posible influencia de torreón de la luz que se encuentra demasiado cerca de la casa familiar.

El matemático e historiador confiesa que se le ocurrió escribir el libro, también profusamente ilustrado para dar cobertura a sus explicaciones, tras la publicación de otro volumen similar, el firmado por el también matemático grancanario Luis Balbuena, la Guía matemática de San Cristóbal de La Laguna, junto a otros precedentes entre los que cita al profesor Claudi Alsina Geometría para turistas: una guía para disfrutar de 125 maravillas mundiales..., que son trabajos que ayudan a descubrir el planeta a través del secreto que guardan las formas y los números, convirtiéndose así en una deliciosa herramienta para impartir la materia a los escolares.

De hecho, estos recorridos motivaron este año a la Federación Española de Sociedades Matemáticas a organizar un seminario cuyas conclusiones fueron publicadas en la revista Suma el pasado marzo, y en las que se establecen una serie de recomendaciones "bastante trabajadas", asevera, para adaptarlas a los distintos ciclos formativos.

Con los ojos bien abiertos

Una línea de aprendizaje pues, a la que se apunta José Molina y Gara Molina con esta obra en la que también colabora el Ayuntamiento de Gáldar, así como la Casa Museo Antonio Padrón y el Museo y Parque Arqueológico de Cueva Pintada, que no en balde también son los dos otros centros, conjuntamente con los Bienes de Interés Cultural y la flora del casco urbano, que reciben esta singular interpretación.

Tal es así que, según subraya, "el libro es la transcripción de los recorridos que ya hemos hecho con centros de Primaria e incluso con alumnos de Ciclo Superior, en unos paseos que iniciamos en 2017 y que los escolares también van completado con sus aportaciones. Cuando no turistas, "como la familia que llegó a Gáldar para hacer un itinerario con Gara y una de las niñas identificó un friso en el poste de una farola, porque cuando comienzas a caminar y observar se va inoculando el virus de la matemática y de repente empiezas a ver detalles en todos lados".

Pero en cualquier caso, para llegar a diseccionar el mundo en formas y números hay que ir con los ojos muy abiertos, como subraya Molina, "para ir observando las cosas desde otro punto de vista, para tratar de descubrir lo que en principio permanece oculto. En el caso de una calle, como la de Fernando Guanarteme, con sus únicos números primos e impares, hay que mirar a izquierda a derecha. Ver qué dígitos existen y empezar a estudiarlos y diseccionar qué propiedades tienen".

Y hay sorpresas por todos lados, porque en el suelo de esa misma vía, "te das cuenta que cada dos árboles existe una franja de ladrillos marrones, en distinta disposición que las demás, y si las contemplas desde un sentido de la calle es un rombo, cuando en realidad se trata de un cuadrado porque tiene todos sus lados iguales".

La ruta por la Gáldar matemática comienza en el libro por el entorno de la iglesia de Santiago y abarca tanto sus calles laterales como la propia plaza, a la que incluye su mobiliario y especies vegetales para entrar, por las casas consistoriales hasta el teatro de la localidad y acercarse al final a la plaza de los Faycanes.

En ese caminar no queda rincón, esquina o friso sin desmenuzar. Tal es así que uno de las mayores 'ecuaciones' se encuentra en la propia fachada del templo parroquial, "que tiene mucha matemática", afirma, para añadir que "la más significativa es que parece simétrica con sus dos torres y ventanas..., pero en una torre hay un reloj, y en la otra un campanario".

Morfotecnología y pintaderas.

Pero, ¿qué es una campana y cuál es el elemento matemático que debe poseer para que suene en condiciones? "El hiperboloide de revolución, que es la mejor forma para producir y difundir su sonido".

Tampoco escapan del análisis las vidrieras, como la ubicada sobre el dintel de la llamada Puerta del Viento o de la Trinidad, que conforma una ventana compuesta por un cuadrado cuyas diagonales se encuentran alineadas con los ejes de la elipse.

Otra mina para el razonamiento lógico se encuentra en el Teatro Consistorial, en el que destacan dos elementos de mucha sustancia. El primero, titulado Revelora, una obra que conforma una hélice firmada por Pepe Dámaso, y que preside la cúpula del patio de butacas.

Los autores describen el conjunto que redondea con las verjas de las escaleras y los pisos superiores como un "friso, cuyo elemento base está formado por tres partes: la superior y la inferior son simétricas, formadas por dos espirales y una composición floral, mientras que la central es de tendencia elíptica". Su elemento base también es un friso en sí mismo: tipo pmm2.

También allí, en el tercer piso, se encuentran dos lámparas, cada una con "seis bombillos, cinco colocados en forma de pentágono y uno en el centro. El número de pétalos de las dos primeras filas de la lámpara siguen la serie de Fibonacci", es decir que la primera fila de pétalos tiene cinco pétalos y la siguiente ocho círculos. Y aún hay más: "Las paredes de ambos lados de la escalera está cubierta por espejos, por lo que se reflejan mutuamente. Podemos ver", añade, "que las pantallas se van reflejando una y otra vez, y se puede decir que estamos viendo el infinito".

Evidentemente todos estos elementos no son exclusivos de Gáldar, y para buscar una distinción,una peculiaridad que destaque en esta materia con otros lugares hay que remitirse a las pintaderas, como hace José Molina, que para más inri realizar su tesis doctoral en Historia aprovechando sus conocimientos científicos matemáticos. Así fue como redactó, -sobresaliente cum laude- el trabajo Las pintaderas de terracota de Gran Canaria. Estudio morfotecnológico y funcional.

Ahí profundiza, empleando disciplinas como la arqueología experimental y la etnomatemática en el análisis geométrico de estos iconos de la cultura prehispánica, a los que aplica el modelo matemático de los frisos.

Y explica: "En la naturaleza solo puede solo haber siete modelos distintos, algunos de simetría horizontal, otras de vertical, y así hasta siete. Pues bien, en el medio millar de pintaderas analizadas en la tesis he encontrado cinco de los sietes códigos matemáticos. Es algo muy interesante que, además de en el propio museo de Cueva Pintada, también está presente en numerosos puntos de la ciudad, pero sobre todo en la plaza de Los Faycanes, donde se encuentra una reproducción en bronce de varios metros. Ahí hablamos largo y tendido sobre ello'.

Como ocurre asimismo con cualquier parterre que se encuentren, que es donde entra en juego la bióloga Gara Verónica para hablar de las hélices levógiras y dextrógiras que conforman las hojas de las palmeras y los filodendros.

O de las dalias, que "suelen ser plantadas en los parterres de la araucarias", con su forma de casquete esférico, y sus pétalos distribuidos en espirales logarítmicas', redondeando así un rebumbio de conceptos que conforman una asombrosa ecuación para todos los sentidos.

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