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Santa Brígida

Desaparece el apodo «la Quemá» de la cueva de la alfarera María Guerra

El pleno apoya una moción del PSOE con el acuerdo, una antigua aspiración de la familia

Cartel con el apodo de «la quemá» en la cueva de Maria Guerra, en La Atalaya. | | LP/DLP

María Guerra será recordada por lo fue siempre, una alfarera de La Atalaya. El Ayuntamiento de Santa Brígida corregirá la señalética y quitará el sobrenombre de “la Quemá” que figura en los carteles que indican el camino hasta la cueva en la que trabajó, en cuya fachada también está estampado el mismo apodo.

Desde que se colocaron los carteles hace varios años tanto a su familia como a sus vecinos les molestó que se incluyera ese apodo porque, en el fondo, no deja de ser un sobrenombre que se pone para resaltar algún defecto de la persona. Es cierto que de pequeña se quemó todo el cuerpo, y en su cara se delataba la huella de ese accidente, pero ella lo pasaba mal cuando por fastidiarla en La Atalaya alguien la llamaba así.

Por ese motivo sus hijos, en especial Margarita, no ha parado en pedir a ediles, y hasta al alcalde, que por favor corrigieran esos carteles. A la vista de que no hacían nada, y así han pasado los años, han llegado a pensar que quizás lo mejor era coger una brocha y borrar ese apodo que no venía a cuento resaltar.

La alfarera María Guerra es una de esas mujeres que se quedan en el recuerdo no sólo de su barrio sino de toda una comunidad. Hasta su fallecimiento en 2015, María, era la alfarera más antigua de Canarias. Nacida y criada en el barrio de La Atalaya de Santa Brígida, dedicó su vida a cuidar a sus hijos y a trabajar en este oficio, al que siguió dedicada hasta los 85 años. Cuenta su nieto, José Herrera Trujillo, que quizás fue a raíz de un libro sobre la alfarería en el que se recogió cómo fue la vida de María, y en el que se incluye este sobrenombre.

Pero, sin saber si fue por eso por lo que se repite luego en la cartelería, considera que «no tiene ningún sentido» que no se preguntara a la familia cuando se hizo porque, en realidad, ni en las ferias de artesanía, ni en ningún lugar, más que entre aquellos que querían molestarla en La Atalaya, la llamaban así. “Si ya le fastidiaba en vida como sería si después de muerta su familia tiene que le ponen ese apodo en las calles de su barrio”, cuestiona, a la vez que recalca que su madre ha estado años intentando que se corrigiera este desagravio .

Es por esto, que el PSOE, con el fin de intentar que de una vez desaparezca de todos los carteles ese apodo, presentó en el pleno del pasado jueves una moción, que fue respaldada por unanimidad por todas las fuerzas políticas con representación municipal.

El portavoz del PSOE, Antonio Cabrera, además de pedir que sólo figure el nombre de María Guerra en la señalética también aprovecha para defender la necesidad de mejorar el estado de la Cueva Alfar y calificó como «pobre» el uso educativo y turístico que se le da a la misma. «Creemos que el Ayuntamiento tiene que llevar a cabo una serie de acciones que protejan el recuerdo de la familia y que potencien su uso como uno de los mayores atractivos culturales e idiosincráticos del municipio» , señaló el edil .

La moción avalada por el Pleno también reclamaba que se potencie la citada cueva de Guerra y el ecomuseo Casa-Alfar de Panchito como lugar de visita turística y educativa. Al mismo tiempo, se solicitaba al grupo de gobierno municipal, que lidera Miguel Jorge Blanco (PP), que se organicen cursos de alfarería a fin de contribuir a la recuperación de la tradición alfarera de La Atalaya.

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