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El incendio de 2019 descubre más de mil bienes etnográficos ocultos de Gran Canaria

La vegetación cubría senderos, acequias, gañanías y lavaderos

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Así combaten el fuego los bomberos en TamadabaLP / DLP

El incendio forestal declarado el 10 de agosto de 2019 en la cumbre de Gran Canaria afectó a 9.541 hectáreas y a numerosos bienes etnográficos, pero sirvió para descubrir más de un millar de ellos que permanecían ocultos bajo la vegetación.

En el día en el que se cumplen dos años de la declaración del incendio forestal, el Cabildo de Gran Canaria ha informado en un comunicado de los resultados del informe realizado para la Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac), por el Servicio de Patrimonio Histórico, que ha contabilizado 1.021 bienes etnográficos ocultos bajo matorrales de la zona, de los que el 41% presentan una calidad para la conservación alta o muy alta.

Este informe analizó el efecto del fuego en el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad, y entre sus conclusiones recalca que el patrimonio etnográfico sufría de abandono, los matorrales que los cubrían eran cada vez más densos y ocultaban una gran variedad de elementos patrimoniales.

Entre los elementos han reaparecido antiguos bancales o cadenas, ya en desuso e incluso olvidados por muchos vecinos, que han salido a la luz con importantes daños en sus paredes y con los lógicos procesos erosivos, que se achacan a episodios meteorológicos adversos previos al incendio.

En esta misma línea, la retirada del matorral calcinado ha mostrado eras, senderos, acequias, gañanías y lavaderos, entre otros elementos etnográficos, también con un relevante deterioro previo.

No obstante, sobresalen eras de la Comarca de Juncalillo que no se usaban desde hace décadas y que mantienen sus empedrados diáfanos, como la de Los Artiles, la de Bonifacio o la del Monte y caminos, senderos y pequeñas veredas que permanecían semiocultos por falta de uso y por la recolonización vegetal, y que ahora son perfectamente visibles en el paisaje.

Las llamas destaparon también antiguas vueltas ganaderas que habían quedado olvidadas por el cese de la actividad y que fueron ocultadas por matorrales de leguminosas.

En cuanto a los elementos etnográficos de carácter hidráulico, los incendios no solo no provocaron daños, sino que realzaron la presencia prácticamente inapreciable de un buen número de las antiguas infraestructuras que hoy permanecen.

A modo de ejemplo, según el informe, destaca el sistema hidráulico de la Comarca de Juncalillo - Madrelagua - La Solanita - Cuevas del Retamal, que fueron afectados pero no dañados por el fuego y conservan intactas sus funciones originales.

De igual modo, surgen de forma visible y con sus funciones originales fuentes y pocetas asociadas, elementos de gran importancia para el medio rural, porque salvaguarda la avifauna de la zona y la regeneración de la vegetación cercana.

Los expertos inciden en que, si bien se deben priorizar las acciones de gestión ambiental destinadas a restaurar y minimizar los daños sufridos, el paso del fuego "ha generado una oportunidad para indagar y redescubrir el paisaje cultural y los distintos elementos etnográficos que estaban ocultos por la vegetación y ahora han salido a la luz".

Por ello, tal y como han indicado en el informe, recomiendan mejorar y ampliar la Carta Etnográfica de Gran Canaria, con el fin de valorar el estado actual de los bienes etnográficos ya recogidos e incorporar aquellos que hoy son visibles, tras la desaparición de la vegetación que los cubría

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