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Opinión

Chira-Soria: un salto adelante

Presa de Chira. La Provincia

Chira-Soria no es la panacea. No va a resolver por sí sola el problema de la escasa penetración de las energías renovables en Gran Canaria (y en Canarias, en general). Se trata de un proyecto complejo que lleva asociada una importante inversión y que, como todo proyecto de ingeniería, no está exento de riesgos, tanto en su fase constructiva como operacional. Como toda actividad humana, genera un impacto ambiental en el entorno, eso sí, identificado, evaluado y con medidas correctoras, acorde con la normativa ambiental vigente. Se trata, además, de una iniciativa que, aun contando con el apoyo unánime de todas las Administraciones competentes y otros colectivos, ha tenido y sigue teniendo cierta contestación social.

Sin perjuicio de lo anterior, la Central de Chira-Soria suma y es una instalación necesaria que mejorará el sistema eléctrico de Gran Canaria, reducirá el coste de producción de la energía eléctrica y favorecerá un mayor aprovechamiento de las energías renovables disponibles. Es, en definitiva, un salto adelante.

Pese a contar con unas condiciones envidiables para la utilización de fuentes de energía renovables, Canarias está a la cola del Estado en la implantación de este tipo de energías. Dos son las razones que explican este atraso:

1ª.- La «impermeabilidad» de la normativa ambiental y urbanística a la implantación de infraestructuras energéticas de origen renovable.

2ª- La debilidad de los sistemas eléctricos insulares.

La primera constituye el principal riesgo-promotor para la implantación de este tipo de actividades. Hasta que el Gobierno de Canarias, Cabildos y Ayuntamientos no entiendan y asimilen este problema y tomen medidas contundentes en este asunto, mediante cambios normativos drásticos orientados a la simplificación administrativa, seguiremos a la cola y perdiendo cada vez más terreno y oportunidades. Este es un hecho incontestable y será objeto de estudio y análisis en una Comisión que crearemos al efecto en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Canarias Oriental (COIICO).

Sin perjuicio de lo anterior, en este artículo nos vamos a centrar, exclusivamente, en el segundo aspecto, alejándonos de planteamientos carentes de rigor científico y técnico.

La debilidad de los sistemas eléctricos insulares, concretamente el de Gran Canaria, es un hecho y Chira-Soria ayudará, en gran medida, a solventarlo, permitiendo una mayor penetración de renovables.

En las sociedades industriales modernas los sistemas de generación, transporte y distribución de energía eléctrica (abreviadamente «sistemas de energía eléctrica») proporcionan este tipo de energía de forma permanente y fiable a un precio económicamente razonable.

Estas centrales existen desde hace muchos años; se trata de una tecnología madura, probada y fiable, que no es lo mismo que decir que está obsoleta

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Los sistemas de energía eléctrica convierten en electricidad una energía primaria tal como la energía interna de un combustible fósil, la energía mecánica del viento o de un salto de agua, la energía radiante del sol o la obtenida mediante la desintegración de un isótopo radioactivo.

El factor decisivo en tales sistemas es la potencia suministrada, no la energía. Es decir, la energía por unidad de tiempo, que se mide en vatios o sus múltiplos: kilovatios (mil vatios) y megavatios (un millón de vatios).

Los sistemas de energía eléctrica han evolucionado en el tiempo por razones económicas (para aprovechar las economías de escala) y por razones de fiabilidad y seguridad en el suministro. Cuanto mayor es la dimensión de un sistema y más conexiones tiene con otros sistemas vecinos, menos vulnerable es ante posibles fallos que pudieran dar lugar a una interrupción del suministro.

La potencia eléctrica suministrada por los generadores del sistema debe, en todo momento, ser igual a la potencia demandada por los consumidores. Si tal balance no se produce, el funcionamiento del sistema se vuelve inestable con riesgo de desconexión.

La demanda de potencia en un sistema eléctrico sube y baja lentamente (como la marea) y eso permite que los generadores del sistema se adapten y mantengan, en todo momento, un balance entre la potencia demandada y la potencia suministrada.

Los cambios bruscos en la potencia demandada (incrementos bruscos de la demanda tras un apagón, o bien la desconexión súbita de un gran consumidor) o en la potencia generada (avería y desconexión de uno o varios generadores principales, o indisponibilidad súbita de potencia procedente de energías renovables como la eólica) son letales para la estabilidad del sistema, tanto más cuanto más pequeño y aislado sea este.

De los conceptos básicos expuestos se deducen varias conclusiones importantes e incontestables, desde el punto de vista técnico:

1º.- La electricidad procedente de las energías renovables, dado su carácter fluctuante, necesita ser apoyada, en mayor o menor grado, por un sistema eléctrico convencional, para estabilizarla desde el punto de vista técnico y de la seguridad y continuidad del suministro.

2º.- Dicho de otra forma, la integración de la energía eléctrica de origen renovable en los sistemas actuales no puede crecer indefinidamente. Su mayor o menor grado de «penetración» en un sistema concreto depende de su tamaño, características técnicas, existencia o no de potencia de reserva convencional que pueda servir de respaldo, etc. Pese a las excelentes condiciones de Canarias para la generación con energía eólica, el grado de penetración de la misma es mucho menor en nuestro caso que en la Península, dado que constituimos seis subsistemas pequeños y aislados y, consecuentemente «eléctricamente más débiles» que el conjunto del sistema peninsular, fuertemente interconectado y con una importante sobrecapacidad de generación convencional que puede servir de respaldo en caso de necesidad.

3º.- Llegamos pues a la conclusión de que, si queremos aumentar de forma significativa la producción de energía eléctrica con fuentes renovables conectadas al sistema eléctrico general, se hace imprescindible invertir en algún tipo de instalación que permita el almacenamiento, a gran escala, de las energías renovables excedentes, procedentes del desajuste entre la energía producida y la demanda solicitada y que dicha instalación presente características técnicas que puedan sustituir de verdad a las tecnologías convencionales con emisiones.

En este escenario es en el que aparece la necesidad de la Central Hidroeléctrica de Bombeo de Chira-Soria.

Este tipo de centrales no son nuevas, existen desde hace muchos años en el sistema eléctrico peninsular, cumpliendo misiones importantes para el sistema eléctrico. Se trata de una tecnología madura, probada y fiable, que no es lo mismo que decir que está obsoleta.

Su finalidad es dotar al sistema eléctrico de Gran Canaria de una instalación con elevada potencia de generación, con gran flexibilidad de respuesta a las variaciones de la demanda y que colabore en la regulación de la energía producida y en la penetración de renovables.

Esta instalación no será exclusiva sino complementaria a otras instalaciones de almacenamiento basadas en otras tecnologías, igualmente válidas, que puedan implantarse en el futuro.

¿Alguien tiene otra alternativa viable y lista para atender en el corto plazo la «Emergencia Climática»?

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