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Francisco Mestre, en Lourmarin, que figura entre los Pueblos Más Bonitos de Francia. | | LP/DLP

Tejeda

«Los defectos urbanísticos impiden ser Pueblo Más Bonito»

Francisco Mestre, presidente de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España que participó en Tejeda, de forma online porque tenía Covid, en las jornadas sobre los municipos de montaña explicó como los defectos urbanísticos impiden contar con esta marca que tiene este pago cumbrero.

¿Qué características debe tener un pueblo para estar bajo la marca de los Pueblos más Bonitos de España como es el caso de Tejeda?

Para ser considerado entre los Pueblos más Bonitos de España tiene que cumplir una serie de características que tiene que ver con la buena conservación: la armonía, la homogeneidad del pueblo, el buen estado no sólo de las fachadas y los edificios más importantes, sino también del conjunto en sí. Es eso de que cuando se visita ese lugar y se dice: es un pueblo con encanto. Pues eso se traslada a nuestra carta de calidad y hacemos una auditoría para ver cómo está la limpieza, el tráfico, el empedrado, el cuidado por las flores, son pequeños detalles en los que nos fijamos mucho para ver si merece este distintivo. Cuando alguien sube a Tejeda tiene claro que se va a encontrar con un pueblo que cuida todo esto.

¿ Y es complicado pasar esa auditoría?

Pues piense que sólo una de cada cuatro pueblos lo consigue. Además la auditoría tiene un coste para el pueblo, y es uno de los requisitos que ponemos para que no lo pueda pedir cualquiera. Por tanto hay una serie de filtros, y tiene que existir un compromiso del Pleno, porque el pueblo puede ser expulsado si no sigue cumpliendo con la excelencia turística que se les pide. Es una marca de calidad, como es una estrella Michelín, y cuando un pueblo entra en la asociación se nota muchísimo y un ejemplo claro es Tejeda que pese a ser un lugar visitado, ha notado que la afluencia de turismo se ha multiplicado por tres o por cuatro.

¿Lograda la marca luego siguen vigilando a ese pueblo y lo pueden dejar fuera?

Claro. Hay un control de calidad y vamos al pueblo, y vemos en lo que se ha avanzado de la última auditoría y si no se han corregido la cosas pues lo advertimos. Tejeda tiene que corregir una edificación que tiene en el casco, y en eso está porque sin duda sabe que esa construcció a parte de que es un armatoste de cemento rompe con toda la sintonía y la belleza de desa zona del casco.

¿Pero en esta tarea de mantener ese sello de calidad turística deben implicarse también las empresas?

Claro. Nosotros les damos las herramientas pero el Ayuntamiento se tiene que implicar, y hacer que se impliquen los comerciantes, los dueños de los restaurantes, hoteles, que son los primeros beneficiados porque van a notar más visitas, y no de temporada, como ocurre con el sol y playa, sino todo el año.

¿Y van ustedes a pedir al pueblo que entre en la asociación o es el pueblo el que lo solicita?

En el 90 por ciento de los casos es el pueblo el que pide a la asociación entrar. Hay un porcentaje de pueblos a los que hemos ido, sobre todo en comunidades en Cataluña o Euskadi, donde hay un fuerte componente político respecto a la marca España. Piense que hay un cartel que se pone a la entrada del pueblo identificándolo como Pueblo Más Bonito de España y eso cuesta, aunque parezca una tontería, colocarlo en zonas del interior de Cataluña o de Navarra. Por tanto si que es verdad hemos ido a esos pueblos, y eso que nuestra sede está en Barcelona, y ha costado mucho convencerles.

¿De todos los requisitos que piden cuáles son los que impiden que se pueda entrar?

Hay un cuestión esencial que es el urbanismo. Cuanto entras en un pueblo y te topas con un edificio de ocho plantas en el casco histórico, o que ese casco ha quedado invadidos por el urbanismo. Hay cascos con mucho patrimonio pero que han quedado engullidos por un urbanismo atroz donde no se ha sabido mantener la esencia de pueblo. Estos defectos urbanísticos hacen que el pueblo quede eliminado. Una de las esencias más importantes es la armonía y homogeneidad del urbanismo. También miramos detalles de construcción como esas ventanas de aluminio, que quedan tan horribles, esas rejas, o puertas de garage, todo eso va restando. Nos fijamos hasta en los suelos, no es igual un empedrado que un suelo de cemento. Al final, son muchos detalles, que suman a dar belleza.

¿Y hay otros pueblos en Canarias que han intentado estar entre los más bonitos?

Si, lo han intentado muchos. Ahora estamos en proceso de verificación de varios pueblos de Gran Canaria, de Tenerife, de La Palma, y tenemos que ver. Pero no se lo puedo decir porque muchos no superan la primera fase. Hay casos en los que les pedimos que resuelvan cuestiones como las sombrillas publicitarias de las terrazas, o la regulación del tráfico y que lo vuelvan a intentar.

¿Cree que siguen siendo los pueblos los grandes desconocidos en la ofertas del turismo nacional o internacional?

Cada vez menos. En 2016 el turismo de sol y playa suponía el 65 por ciento de las visitas ,y ahora ya es el 45 por ciento, por lo que hay cada vez más turistas que buscar cultura, conocer pueblos, su gastronomía, y llegará un momento en que se igualen estos dos tipos de hacer turismo. Ojo, que no significa que la oferta de sol y playa desaparezca, porque todo se complementa, pero si que es verdad que están cambiando las tendencias. Se sabe que el turismo rural, cultural y de aventura tiene cada vez más peso no sólo entre los visitantes nacionales sino también entre los que llegan de otros países.

¿Y como afecta la despoblación a estos municipios, es un problema o le da más encanto?

Si, eso se nota mucho en Castilla León y Castilla La Mancha. Son lugares en los que el teletrabajo, que se impuso en la pandemia del coronavirus, les ha permitido recuperar población. Mucha gente se dio cuenta que podia trabajar en uno de esos pueblos, también en un apartamento en la playa. Pero el gran problema de esos pueblos es la vivienda, porque ahora mucha gente quiere ir, pero no ha casas o las que hay están a unos precios carísimos porque se destinan al turismo. Esto impide que muchos familias o jóvenes puedan irse a vivir a estos pueblos. Eso hace que muchos negocios tengan problemas para encontrar personal. En Morella, en Castellón, que también está entre los Pueblos Más Bonitos, hay restaurantes que no pueden abrir por falta de personal. El gran talón de Aquiles de estos pueblos es el acceso a la vivienda. Nos hemos reunido con el Ministerio de Vivienda para ver cómo se afronta este problema aunque casi todas las comunidades tienen estas competencias, y no es sencillo.

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