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Moya
Poli Suárez Nuez Pregonero de San Antonio de Padua

Poli Suárez Nuez: "He escrito cuatro pregones, porque no puedo dejar a nadie atrás”

El diputado regional y exalcalde abre las fiestas patronales el viernes

Poli Suárez, ante la iglesia de Moya. LP / DLP

El diputado regional y exalcalde de Moya (2011-2019), Poli Suárez (1974), abrirá este viernes a las 20.30 horas las Fiestas de San Antonio de Padua con su pregón desde el balcón de la Casa Museo Tomás Morales, con un recuerdo a esas personas que han marcado su trayectoria personal y el de la Villa. 

¿Cómo ha recibido la propuesta, y que sensaciones tiene en estos momentos?

Cuando Raúl Afonso (el alcalde de Moya) me llamó no le di esa importancia, porque pensé que me estaba vacilando. En la primera llamada le dije que estaba a tope de trabajo, y no le di credibilidad. Pero, varios días después, me volvió a llamar, y me dijo que no le había dicho nada más de si quería ser pregonero, que era en serio, y que lo habían acordado en el grupo de Gobierno Me dijo: «Creemos que debes ser tú». Y como él nunca me había dicho que no, no le iba a decir que no. Lo asumo con mucha ilusión, responsabilidad y cierto miedo, por querer contar tantas cosas, que es también miedo a hacerlo mal. Es una responsabilidad ante tu gente. Hablar de tu pueblo, de tus vecinos, de esa gente anónima en muchos casos, que hicieron grande al pueblo, de su día a día. Es gente que no sale en la foto, pero que se vuelca en hacer cosas en el municipio, y no quiero dejarlos atrás. Puedo haber escrito cuatro pregones, y todavía le doy vueltas a la cabeza, porque no quiero dejar a nadie atrás. Mi experiencia en Moya no es solo haber sido alcalde, sino haber nacido y criado. Y quieres decir tantas cosas, pero no quiero caer en la pesadez y que el pregón sea largo, quiero contar lo que es el municipio y sus vecinos.

¿Le ha costado preparar el discurso o las vivencias le hacen que broten solas?

Me está costando, porque es que mi vida ha sido toda Moya. Y tengo tantas experiencias y he podido conocer a tanta gente; es una sensación de no querer dejar a nadie atrás, porque hay mucha gente que se merece el protagonismo que yo voy a tener el viernes. Quiero que el pregón sea un homenaje a esa gente.

«El ser un hombre de pueblo y de campo es un orgullo, y he querido trasladar eso allí donde he estado»

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¿Más que lugares, quiere hablar de nombres y apellidos?

La historia de un pueblo la escriben las personas, sean de Fontanales, El Pagador o de otros barrios, porque en los días de San Antonio estaban allí y querían que su barrio tuviera su representación. Y personas anónimas, que aportaban su granito de arena; son tantas las experiencias. Es la sensación de no dejar a nadie atrás. Quiero que de forma generalizada se sientan homenajeadas y representadas por mis palabras.

Usted ha manifestado que es religioso. Imagino que eso le ha hecho ser más partícipe de las fiestas patronales.

Sí, porque mi primeros pasos fueron en torno a la iglesia y participar con la parroquia, me considero católico y practicante. Y las Fiestas de San Antonio han sido siempre la explosión, no solo lo festivo, sino en lo religioso. Es la fiesta principal, que tiene un carácter especial para mí. Siempre he colaborado con la parroquia, desde renacuajo y en mis historia, y como alcalde, la colaboración ha sido importante.

¿Qué queda de aquel Poli de niño, y qué recuerdos mantiene muy vivos de su pueblo?

En mi casa siempre se respiró lo que es la cultura popular del municipio. Hemos colaborado desde pequeño, mis padres y abuelos me inculcaron el sentimiento de colaboración con lo que se organizaba en el pueblo. Ellos participaban o ayudaban. En las Fiestas de San Antonio se habrían las puertas de la casa, porque muchos familiares vivían en Las Palmas. Era respirar el ambiente familiar, aquello era el punto de encuentro de la familia y de mucha gente. Voy a destacar también que yo tuve muchas casas. No solo era la residencia, eran las de mis amigos, que me acogieron, y mantengo el contacto con amigos y sus familias. Ahora vuelo a revivir esos momentos. Familias encontradas que me abrieron sus puertas y quiero tener ese agradecimiento a esas familias, no carnales. Todos ellos me inculcaron amor por el municipio

¿Qué es para usted ser un hombre de campo? ¿Lo es usted? ¿Por qué se ha minusvalorado desde la visión urbana?

El ser hombre de pueblo es un orgullo, y ser de campo, aunque hace unos años me fui a vivir a la capital por horarios y cercanía al trabajo. Pero mantengo el contacto directo con mi pueblo y con el mundo rural. No solo porque lo visito mucho. Yo le debo todo a Moya. He querido trasladar eso al Cabildo cuando fui consejero, en el Senado y ahora en el Parlamento de Canarias. Soy un defensor de lo rural y he intentado visibilizar esa realidad en las distintas responsabilidades que he tenido.

¿De qué herencia se siente más orgulloso que dejó a Moya de su etapa como alcalde?

En mi etapa de alcalde dije que no iba a ser de grandes obras. Era una época dura con la crisis y los recursos eran muy limitados, pero se intentó estar al lado de la gente y de sus problemas reales. Me centré con el equipo en estar cerca de los problemas reales y de intentar solucionarlos. Y sobre todo de dejar el orgullo de ser de Moya. Mucha gente me hablaba de que había vuelto a Moya después de tiempo fuera y que se había puesto a Moya en el mapa. Es el sentimiento de orgullo de ser de Moya se ha recuperado y se mantiene ahora. A parte de la educación, servicios sociales, o los aspectos culturales, hubo algo importante como es el sentimiento moyense.

«Pasé noches sin dormir como alcalde y lloré mucho de impotencia, pero también de alegría»

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¿Y la mayor tristeza que le dejó sus dos mandatos?

Probablemente no haber llegado a mucha gente, no por no querer, sino por desconocimiento. No llegar a quien necesitó de mi, aunque fuera para escucharles. Se me habrá quedado, involuntariamente, pero no fue mi intención. Pido perdón honestamente, no es de mi agrado, por aquellos que me dicen «no me ayudaste». No por capricho, sino por una necesidad real, me ha hecho mella. He pasado noches sin dormir, yo lloré mucho en la impotencia, de no llegar, por no ser atendido por otras Administraciones. No soy de caprichos, sino de pedir lo que es justo para mi municipio, no pido par mí, sino para otros. También de alegría. Hubo momentos muy positivos. Hay gente que no entendía que no pudiera darle una solución, pero no podía ni yo como alcalde, ni lo hubieran logrado otros alcaldes, porque no dependía de mí. Por eso hablo de defender el municipalismo y de facilitar la gestión a los alcaldes. Porque es la puerta a la que tocar los vecinos. Y se nos hace a veces cuesta arriba, cuando no tenemos una solución.

¿Volvería a ser alcalde en el futuro, o a la política municipal?

No digo de este agua no beberé, pero cumplí con etapa ocho años, hicimos cosas positivas, otras no tanto. No sabemos lo que nos depara el futuro. Ahora mismo estoy en el Parlamento y quiero ser la voz del municipalismo en la Cámara regional. Por ahora no.

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