Entrevista a María José Moreno Merelo, técnico arboricultor

María José Moreno Merelo: «Los errores que se cometen con los árboles en las islas es una cosa bestial»

"Se hacen muchas barbaridades con criterios anclados en la tradición, y no en la ciencia", afirma

María José Moreno Merelo. | | LP/DLP

María José Moreno Merelo. | | LP/DLP / Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

María José Moreno Merelo es graduada en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y Técnico Arboricultor certificado por el European Arboricultural Council. En las recientes XXIX Jornadas Forestales de Gran Canaria impartió una charla crítica con el proceder en la gestión de árboles de las administraciones públicas en Canarias.

Impartía usted una ponencia sobre alboricultura moderna. ¿A qué se refiere el concepto?

Tradicionalmente no se tenía conocimiento de lo que es un árbol, cómo funciona fisiológicamente y, por tanto, se hacen muchas barbaridades con criterios anclados en la tradición, y no en el conocimiento científico.

Y esto da a pie...

A muchas falsas creencias. Como pensar que un árbol funciona como una persona, y entonces es cuando se le tapa la herida para que no sangre, y no funciona así. Alex Shigo, biólogo, patólogo de plantas del Servicio Forestal de los Estados Unidos, es el padre de la arboricultura moderna. Este señor descubrió que el árbol funciona por compartimentos. Así, cuando tiene un golpe o una rama rasgada, el ejemplar aísla esa afección por cuatro barreras en las distintas direcciones: de forma radial; verticalmente; de dentro hacia dentro; y de dentro hacia fuera. Y esto nos lleva a darnos cuenta que las típicas pinturas que se ponen para tapar los cortes que se le realizan a las ramas o al tronco, deja dentro todas las bacterias y microorganismos que has transmitido con tus herramientas de corte.

Señale otras falsas prácticas, de las más habituales.

Pues traspasar toda la tradición de la fruticultura al árbol ornamental, porque se piensa que el árbol necesita una poda, y eso no lo necesita el árbol, sino el hombre, y muchas veces por razones. infundadas.

Luego, ¿cómo hay que tratarlo, según usted?

Para ubicar individuos ornamentales en zonas urbana lo primero que se necesita es elegir la especie más adecuada para el lugar donde se va a plantar, es decir, que se adapte a las condiciones ambientales de esa ciudad y el espacio que le damos, y luego seleccionar un buen árbol en el vivero, bien conformado, con la estructura bien creada. En vez de esto, muchas veces ponemos árboles de rápido crecimiento y gran porte en un espacio reducido, que luego nos obliga a intervenir constantemente con los gastos para el ayuntamiento o la ciudadanía, que son recursos que se pueden destinar a otras cosas

"Cuando se invita a los ayuntamientos a cursos dicen que su personal no puede dejar de trabajar"

Es decir, ya mal desde el mismísimo principio.

Pues sí, muchas veces.

¿Se podría hablar de errores propios o más habituales en los espacios públicos de Canarias?

Lo de Canarias es algo bestial, por cómo se poda drásticamente a los árboles, con cortes muy drásticos que genera a los ejemplares grandes problemas de calidades y enfermedades, reduciendo su vitalidad y, por supuesto, su vida útil. Porque si estamos mermando su capacidad de vivacidad, en vez de prosperar sus años potenciales muere mucho antes. Cuando usted vea un árbol al que se le poda una rama mayor de diez centímetros, solo diez, eso ya es una poda errónea: o se ha plantado un ejemplar demasiado grande, o pegado a las fachadas que no tiene espacio para crecer. Es entonces que se poda, con la creencia que rebrotará con más fuerza, pero no es cierto porque el árbol guarda las reservas en sus ramas. A ello se une la poda fuera de época, y luego resulta que aparece el pulgón la cochinilla, la mosca blanca.., pero en realidad es porque le hemos debilitado con esas podas.

¿Qué otras acciones considera que se hacen mal en las islas desde la perspectiva de la arboricultura moderna?

Las afecciones a raíces. Se ejecutan obras sin tener en cuenta que sus raíces son el anclaje del árbol, y tras su alteración el ejemplar ya no es del todo seguro, pero eso lo hemos provocado nosotros.

Pero entonces, ¿en manos de quién estamos?

De un incultura muy grande. Pertenezco a la Asociación Española de Arboricultura, donde hay un apartado, el de la propia arboricultura, muy ilustrativa de estos errores y sus enmiendas, con infográficas que hablan de lo que le cuento.

¿Ocurre quizá que las administraciones como ayuntamientos o cabildos no se lo toman en serio?

No, tampoco es eso, sino que muchas veces las personas que trabajan en las áreas de Parques y Jardines no hacen programas de cursos y formaciones, es el gran olvidado. Cuando se invitan a los ayuntamientos a realizar cursos te dicen que su personal no puede dejar de trabajar, que el horario es el que tiene y eso no puede ser. Por lo menos en la península la formación continua es importante, porque allí son conscientes de que es parte de una profesión en continua evolución en la que no puedes quedarte en el pasado.

"En las labores de alboricultura estamos en manos de una incultura muy grande"

¿De lo que se deduce que en Canarias el problema es mayor?

En Canarias el problema estriba básicamente en que el clima es muy benigno. Se haga lo que se haga el árbol rebrota con fuerza y pensamos que lo hacemos muy bien, pero es porque el clima ayuda a un árbol que ya ha sido muy maltratado.

Y dígame, ¿qué hacemos con todos lo árboles mal plantados?

El ajardinamiento de los espacios públicos debería formar parte de un proyecto de planificación de los municipios, para ir sustituyendo los que no van en el lugar. Y eso debería estar regulado con un plan de gestión de arbolado, igual que como se hace con los planes urbanísticos y otras cosas.

Por lo que explica habrá usted visto ejemplos sangrantes.

En Las Palmas de Gran Canaria lo que veo son que algo tan nuestros como las palmeras se podan excesivamente, cuando justo necesitan esas hojas que les quitamos porque son las que están haciendo la fotosíntesis y las que está nutriendo a los ejemplares. Lo único que debemos quitarle a la palmera canaria es la hoja seca, pero por riesgo solo, porque en realidad no hace falta, ya que ella se desprende sola de forma natural y hasta el tronco se queda mucho más bonito que cuando lo hacemos nosotros. Lo mismo ocurre con Ficus microcarpa. Se les da una poda drástica, mutilados constantemente, impidiendo su desarrollo arbóreo, incluso cuando cuentan con espacio para crecer, pero no se les deja.

¿Quizá por miedo a dañar a las personas, no puede ser?

La última vez que pregunté a una persona que vi podando así me dijo que tenía ramas secas, pero era solo porque no estaban iluminadas. Sin luz la rama se desviste pero no pasa nada, y son ramas finas que si caen no hacen daño a nadie, pero lo podamos drásticamente y generamos ramas que rebrotan pero que no están bien insertadas porque no son originales, y generan más riesgo, riesgo que generamos por ignorancia.

¿Y una ciudad ejemplar?

Gijón, con un equipo de trabajo que incluso montó el Jardín Botánico Atlántico, precioso, una interpretación de educación ambiental muy trabajada, y lo bonito que tiene es que todo su entorno lo gestiona Parques y Jardines, incluso un campo de golf. Ahí dan espacio al arbolado maduro, y al veterano, no tienen miedo que caigan o dejen de caer, y lo que hacen es acotar el espacio para que las personas no pasen por debajo. Si tienes un monumento hay que tenerlo cuidado, y no dejarlo tocar.

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