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Belén viviente de VenegueraT. M. R.

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Mogán.

El belén que nació por sorpresa

El nacimiento viviente de Veneguera cumple 35 años con la participación

de 250 personas y la recreación de más de 30 escenas costumbristas canarias

El belén viviente de Veneguera celebró ayer su trigésimo quinta edición con una importante afluencia de público. 4.000 personas pasaron por el espacio cultural de La Cardonera para contemplar una representación de más de una treintena de escenas. José Daniel y Guadalupe, los primeros San José y virgen María en 1983, recuerdan el inicio de este nacimiento con especial ilusión y con el deseo de que perviva. 

Pocos días antes de la Nochebuena de 1983, a un grupo de vecinos de Veneguera, en el municipio de Mogán, se les ocurrió una idea revolucionaria para el barrio: crear el primer belén viviente de la localidad. Y lo hicieron por sorpresa porque aquel grupo inicial guardó sus intenciones en el más absoluto secreto y el 24 de diciembre se plantó en las puertas de la iglesia de Mogán para sorprender a todos los vecinos al finalizar la Misa del Gallo. Esa sorpresa gustó tanto a la vecindad que aquella pequeña representación del nacimiento de Jesús que arrancó con apenas dos o tres escenas teatrales volvió a repetirse año tras año -salvo en cuatro ediciones- y cada vez con más participación, hasta celebrar ayer una trigésimo quinta edición que superó las 30 escenas costumbristas canarias.

La idea la tuvo Nicolás Afonso, un vecino de Veneguera con una capacidad de convicción tal que logró que varios de sus convecinos le secundaran para crear el primer nacimiento. Entre ellos Guadalupe Suárez y José Daniel García, quienes por entonces con 13 y 16 años, hoy con 52 y 55 años respectivamente, fueron los primeros en representar a la virgen María y San José.

«Se nos ocurrió representar un belén en la puerta de la iglesia para que la gente, al salir, nos encontrase, y gustó mucho», recuerda Nicolás Afonso, «al día siguiente, día de Navidad, lo representamos en la puerta de la iglesia de Veneguera, y lo repetimos allí durante tres años hasta que le dije al cura que lo hiciéramos en La Cardonera; él decía que no, pero me empeñé y nos mudamos al año siguiente».

El crecimiento de este belén viviente aumentó la infraestructura y la logística en La Cardonera hasta el punto en que este año desde agosto se plantan los tomateros que forman parte de la representación de las labores agrícolas y desde hace un mes un equipo de operarios trabajan para dejar todo el espacio a punto.

Este año se representarán más de 30 escenas, desde la fabricación de juguetes hasta la elaboración de pan o gofio, pasando por la recreación de una fiesta de barrio típica de los años 70 o el trabajo agrícola y ganadero. «La creación de este belén es una forma de conservar muchos oficios tradicionales que casi se han perdido y que no han conocido las nuevas generaciones», señala Nicolás.

Antonio Suárez, uno de los actuales organizadores de este nacimiento, añade por su parte que la intención es siempre «mostrar cómo era la vida antes» con escenas costumbristas canarias. «Es un trabajo duro pero que merece la pena cuando ves al pueblo involucrado», relata, sobre todo las nuevas generaciones pues entre los actores hay numerosos niños.

No eran niños, sino adolescentes, cuando Guadalupe y José Daniel, vecinos de Veneguera, fueron seleccionados para representar a los primeros María y José de este belén. A sus 55 años, José Daniel recuerda que primero fue reticente a encarnar ese papel. «Era la primera vez que se hacía y no sabía cómo sería, pero la gente se fue animando y acabé aceptando», cuenta, «de una primera edición en que éramos unos pocos hemos pasado a que hoy el 70% del barrio participe en esta obra teatral». «El belén ha evolucionado y de unas pocas escenas de María, José y el niño, y unas lavanderas, a hacer más de 30 actos», prosigue, «y eso supone además un impulso para el barrio porque las empresas se benefician económicamente».

La que representase a la virgen María, Guadalupe, tuvo más claro que José Daniel que quería participar en aquel primer belén. «Prácticamente se decidió celebrarlo sobre la marcha y cuando me lo dijeron yo ni me lo pensé, porque me gustaba colaborar con las actividades sociales del barrio». A lo largo de los años, Guadalupe ha participado en multitud de ocasiones en este belén, aunque representando otras escenas, desde una jornalera a una cocinera de bollos.

Para Guadalupe, la importancia de este belén no solo radica en la conservación de los oficios tradicionales, sino en que se ha convertido en una representación que cada año atrae a cientos de turistas. «La llegada de turistas es inmensa y cada año se organizan varias guaguas». Y eso no falla, porque entre residentes y turistas ayer se congregaron en Veneguera más de 4.000 personas.

En la imagen superior, una fotografía del belén viviente de Veneguera, que celebró ayer su trigésimo quinta edición, con la escena del nacimiento. Debajo, una fotografía del primer belén de 1983, con José Daniel García y Guadalupe Suárez en el papel de la virgen María y San José. |

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