Honores y distinciones del Cabildo | Roque Nublo Turístico | Domingo Espino Hernández Empresario hotelero gestor de Hoteles Vistaflor

Domingo Espino: «Empecé sin saber qué era una gamba y ahora creo eventos con 42 países»

Domingo Espino Hernández (Las Palmas de gran Canaria, 1962) llegó al turismo en 1988 como jefe de ventas y en 2010 montó Lojman Resort y asumió la gestión de los cuatro hoteles de la cadena y creó un catering, con los que emplea a 176 personas

Puso en marcha supermercados, asaderos de pollos, cafeterías y hasta grandes eventos deportivos, y todo eso mientras sacaba adelante la cadena turística Hoteles Vistaflor

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor.

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor. / Andrés Cruz

Premio Nublo Turístico que reconoce toda una trayectoria en el sector. ¿Cómo se siente?

Recibo el reconocimiento con mucha ilusión. Fui fundador de la marca Abbasid Döner Kebab en el año 2000 con un proyecto mundial; hace 28 años monté en Jinámar el primer supermercado 24 horas de España con la marca Sub24; con Lojman Resort gestiono cuatro complejos de aparthoteles y he creado muchos proyectos atípicos apostando siempre por Canarias. Así que para mi es un orgullo que se me reconozca en vida.

Pero esos éxitos primero tuvieron otra base laboral. ¿A qué se dedicó de joven?

Con 14 años descargaba sacos de escayola y con 18 años era jefe de ventas de una multinacional de petróleo y vendía por todas las islas, cuando las maletas no tenían ruedas y había que cargarlas al peso con las muestras. Me cansé y diez años después vine a Hoteles Vistaflor, que antiguamente se llamaba Dunaflor, como jefe de compras. Con el tiempo, los dueños se hicieron mis socios y al fallecer creé Lojman Resort, me quedé con la explotación de los complejos, y como muchos pago una renta a sus actuales propietarios. En paralelo fundé elAbassir Döner Kebab, abrí supermercados,asaderos de pollos y cafeterías. 

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor.

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor. / Andrés Cruz

¿Cómo recuerda los inicios?

Asumí la explotación tras la crisis de 2008 cuando había menos dinero. Cambié el chip y empecé a buscar la calidad de los complejos; la encontré en el cambio de todo el sistema operativo por sistemas inteligentes y fui el primer hotel en Canarias y segundo de España en poner fibra ópticas en todas las habitaciones. Luego me especialicé en el mercado que pocas empresas quieren, los niños, creando campeonatos de fútbol, baloncesto o de baile. También creé el congreso internacional Timbachata, un congreso de baile que el año pasado trajo a 42 países. Llegué al turismo sin saber lo que era una gamba y hoy creo eventos en los que participan 42 países porque lo único que quiero es vender mis islas. Hoy, mi complejo turístico no tiene nada que envidiar a nadie.

¿Qué diagnóstico hace del sector turístico actual?

He visto crecer el turismo desde 1988 y veo un peligro: el turista que venía antes ya no está viniendo, porque era gente mayor que está falleciendo, y el hijo que vino con su abuelo y su padre ya se cansó y no viene. Así que ahora el sector debe enfocarse en vender sensaciones y no solo camas para atraer a los más jóvenes; mire Puerto Rico, eso es solo un dormitorio, no hay nada para atraer a la gente joven. ¿Vendrán por el sol y playa? Sí, pero hay que vender más experiencias como congresos, conciertos o deportes. Eso sí, Mogán ha cambiado mucho, está a la vista y no hace falta que yo lo diga. Pero nos lleva seis años de ventaja a San Bartolomé de Tirajana, un destino que se ha quedado obsoleto porque no se ha hecho nada en los últimos seis años. Confío en la nueva Corporación, pero los políticos tienen que correr mucho ahora para levantar todo esto. Soy un mercenario del turismo, y sé que si no cambiamos en foco y nos modernizamos, estamos acabados.

«Soy un empresario que siempre ha creado nuevos negocios por instinto y necesidad»

¿A qué se debe ese afán por crear productos nuevos y por qué a pesar de eso no ha dado el salto a otras islas en el ámbito turístico?

Estoy inventando por instinto y necesidad y no he crecido a otras islas porque he trabajado solo, pero ahora tengo a mis hijos que ya vienen detrás como subdirectores de hoteles y ya no tengo miedo.

Ya lo adelantó antes. Además del sector turístico se ha dedicado a la organización de grandes eventos: Maspalomas Cup, Timbachata, Camp International de Rotary o la Liga Promises ¿Por qué decide explorar este mercado?

Aprovecho los meses más flojos, entre abril y junio, en que acabala temporada alta turística y empieza la baja con el turismo nacional, para organizar estos eventos y llenar mis hoteles. Y no solo me beneficio yo, sino toda la cadena: touroperadores, empresas de guaguas, aerolíneas y proveedores. Invento para generar riqueza para todos. El primer evento fue el Timbachata hace 11 años y ahora me estoy especializando en eventos de juegos de cartas. Hace dos años tengo en mis manos la Liga Promises, el segundo evento deportivo después de la Super Bowl más visto del mundo, con mil millones de espectadores. ¿Por qué traje este producto? Porque así vendo las Islas Canarias. Tengo los derechos y mañana me lo podría llevar a Miami o Dubai, pero yo quiero desarrollar este destino.

En 2020 su nombre saltó a las portadas de los periódicos por ser el primer empresario en poner su hotel a disposición del Gobierno para la acogida de migrantes en plena crisis humanitaria, en un escenario de llegada masiva de personas y turismo cero por el Covid. Muchos alabaron la decisión, pero otros tanto la criticaron. ¿Cómo lo ve ahora con perspectiva? Incluso fue reconocido por el Ministerio.

Piense que esto es una cuenta de explotación, que este complejo pierde 100.000 euros al mes si está cerrado y que mandaba al paro a 72 personas. Cuando el Ministerio me llama, ni la propiedad ni yo, en plena pandemia y sin clientes, teníamos liquidez para mantener el negocio. Así que era abrir, ayudar al Ministerio y salvarnos nosotros, o esto se iba al carajo. Esa decisión ayudó a mucha gente, primero a los propios migrantes, pero también mantuvimos a los empleados y a muchos proveedores que iban a tener que tirar su mercancía porque no había turismo. A pesar de eso, una parte de la sociedad lanzó muchos bulos y mentiras. Pero al final todo salió bien, el trabajo dio sus frutos y recibí la Distinción de la Inclusión y de las Migraciones en Canarias que por primera vez entregó el Ministerio de Migraciones y su entonces titular, José Luis Escrivá. También coordiné la búsqueda y apertura de otros hoteles para acoger a más personas.

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor.

El empresario Domingo Espino en las instalaciones del complejo Vistaflor. / Andrés Cruz

¿Cómo ve la crisis migratoria actual?

El Ministerio está gestionando la crisis muy bien, porque a las personas que llegan se les da una salida rápida, pero el problema es que se queden aquí estancadas, se alarme, haya una estallido social y afecte al turismo.

Y sigue muy vinculado a ese ámbito.

No me he alejado mucho, no. Con el catering sirvo la comida a los Centros de Internamiento de Extranjeros y a los campamentos de Las Raíces de Tenerife y del Canarias 50 de Las Palmas de Gran Canaria. Sigo relacionándome con los migrantes, me siento a comer con ellos y conozco sus problemas personalmente. Estoy muy integrado, les pregunto por su vida y sus familias. Mi empresa está dando de comer ahora mismo a 4.150 migrantes en Canarias.

«Tengo los derechos de la Liga Promises y me la puedo llevar a Miami o Dubai, pero yo vendo Canarias»

¿Cuál cree que ha sido su mayor logro?

Morir de éxito. Cuando monté la franquicia Abbasid Döner Kebab peleé con las grandes cadenas de comida rápida del mundo. Fui a la feria franquicias de Valencia y me vine con 230 locales para abrir, y no luego no abrí ni uno. Ahí supe que había muerto de éxito. Pero hoy por hoy no tengo miedo a nada y estoy preparado para levantar cualquier negocio.

¿Tiene algún sueño por cumplir?

No, he cumplido todos los que he querido y ayudo todo lo que puedo. Si me muriese mañana, me voy contento porque puedo decir que a lo largo de mi vida he sabido aprovechar todas las horas del día. Estoy muy feliz con lo que me ha dado la vida, porque no tenía nada pero Dios me ha dado suerte para hacer cosas que benefician a mucha gente. Estoy muy feliz con mi vida, todo lo que he dado me ha sido devuelto, aunque siempre hay un peaje que pagar, como es la falta de tiempo con la familia.

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