Agüimes

Restaurantes de Gran Canaria: Kabane Avenue, fusión en Arinaga

A la vera del Atlántico donde toca tierra en la bahía de Arinaga el restaurante de Gumidafe Sánchez, el Kabane Avenue, propone una cocina fresca e internacional para disfrutar del salitre.

Restaurante Kabane Avenue, en Arinaga

Instagram @kbn.avenue.arinaga

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

Hace ya sus siglos en las aguas del Atlántico que bañan las arenas y callaos de la gran bahía encerrada entre la Punta del Negro y la de Las Salinas existía la nada, especialmente tras la conquista del majo y limpio europeo que espantó a los canarios, que fueron los que le que pusieron el nombre a Arinaga.

Un desierto, con un pequeño poblamiento al menos desde 1466, y cuya frontera era el intenso azul del océano, repeinado por la fuerza de los alisios, porque es allí donde se embalan, y que con el andar de la perrita fue objeto de codicia por gentes como Antonio de Avlar, quién en 1542 escribe a la autoridad su querencia por 50 fanegas det ierra que «hasta agora no an seydo aprobechadas».

Al señor De Avlar le siguen otros, como el licenciado Francisco Pérez de Espinosa, apenas trece años después, que solicita con doble ambición «çien hanegadas de gierra en las hoyas de Arinaga», de forma y manera que aquel erial  de ventoleras se fue convirtiendo con el tiempo en la bahía animada no exenta de desales, como las acometidas piráticas, y de salmueras, con sus potentes salinas asentadas en 1804. Un blanco al que se añaden los hornos de cal y el rojo bermejo de las tomateras.

Restaurante Kabane Avenue. Av. los Pescadores, 58, Arinaga, | 24/05/2024 | Fotógrafo: José Carlos Guerra

Restaurante Kabane Avenue. Av. los Pescadores, 58, Arinaga, | 24/05/2024 | Fotógrafo: José Carlos Guerra / José Carlos Guerra

De buena mano

Una historia que, si se hurga, abre el apetito del conocimiento, y también el del entullo propiamente dicho, momento de aliviar el jilorio en alguno de las decenas de establecimientos virados al mar y a la tierra adentro de la actual -y bien populosa-, Arinaga.

Como en el Kabane Avenue (KBN), de Gumidafe Sánchez Santana, un señor que, en principio, iba para pastelero.

Natural de Carrizal, de 44 años, fue criado al albur de la restauración. Pero a lo grande, «en una familia de nueve hermanos, de los que siete se dedican a la hostelería», a lo que se añaden unos rebumbios infantiles en torno al desayuno, almuerzo y cena en formato catering para dar de comer a tanta gente. «En casa los calderos eran enormes y cocinaba tanto mi madre como luego mi padre, que tenían muy buena mano».

En ese ambiente, Gumidafe tira para estudiar pastelería, pero trastoca en empresario cuando en 2000 abre una tasquita en Caleta de Fuste, al que sigue otro establecimiento en Carrizal, que es cuando nace el primer Kabane, nombre francés que alude a la cierta forma de cabaña en el que se aloja ese primer restaurante.

De eso hará en este junio 19 años, pero 24 desde la tasquita, un periodo en el que ha compaginado los números, proveedores y demás faenas propias de la gerencia con los fuegos.

Restaurante Kabane Avenue. Av. los Pescadores, 58, Arinaga, | 24/05/2024 | Fotógrafo: José Carlos Guerra

Restaurante Kabane Avenue. Av. los Pescadores, 58, Arinaga, | 24/05/2024 | Fotógrafo: José Carlos Guerra / José Carlos Guerra

"Una cosa de locos"

«Yo cocino y la carta la controlo toda, porque te has ido formando con la experiencia, especialmente con mis amigas y asesoras gastronómicas, como Nayra Rufo, que es chef de un conocido restaurante del sur, y con la que fue mi jefa de cocina, Paloma Ayllón».

Fue en agosto de hace seis años cuando Gumidafe salta a Arinaga, en primera línea de playa de la avenida de Los Pescadores.

Y lo fue justo unos meses antes de decretarse la pandemia, de la «que escapamos con paciencia, reciclándonos, y de la que sacamos más elementos positivos que negativos», de forma que cuando reabre fue «una cosa de locos, con sus restricciones al principio, pero un éxito rotundo, croquetas a toneladas, no parábamos».

El establecimiento de Carrizal está en reformas, pero existe otro Kabane, el KBN Origen de Puerto del Rosario, que lleva dos años abierto comandado por sus hermanas Rita y Verónica, una sucursal majorera de una cocina que Gumidafe la define como «totalmente diferente» a la oferta clásica, en la que «sin olvidar nuestras recetas proponemos una fusión internacional». Se declara viajero, «y donde quiero que voy meto la nariz», especialmente en Asia, con una buena dosis de registro hindú, «que para mi gusto, es muy potente».

De ahí el tikka masala de pollo macerado, con su yogur, sus especias indias acompañado de un arroz de jazmín salteado en un wok con frutos secos, chili dulce y una crema de jengibre.

Salmón y nan-kima

Las propuestas continúan con golosinas como el salmón fresco marcado al grill y rematado en el horno con crema de jengibre, coco y curri. O con irresistibles como una suerte de nan-kima hindú, pan relleno de carne especiada que se termina con un alioli de berros y aguacate y cebolla encurtido, un plato que siempre está en carta, «y es una apuesta segura».

Y ojo con las croquetas, que sin rubor las declara como las mejores del sureste y que se sustancia en un gorgonzola con pera y dátiles con alioli de tomillo, una patente de Nayra y Paloma logradas por el empírico método del ensayo-error a fuerza de catas y que salen a tal velocidad que casi casi no da tiempo a que el aceite se enfríe.

Todo ello y mucho más, preferentemente en formato picoteo, «para ofrecer un servicio más ágil y dar la opción de probar lo más variado de la carta», un elenco que incluye sugerencias como el wok de jazmín con verduras, soja y chili dulce y soluciones de sustancia para veganos para que todo el mundo salga feliz. De hecho, «yo soy feliz», sentencia Gumidafe con una sonrisa de oreja a oreja y sin que nadie le pregunte.

Flan de dos leches

El Kabane Avenue de Gumidafe Sánchez presume de una carta no muy extensa pero rotunda, en la que incluye una irresistible tarta de queso de oveja al horno con crema de calabaza, o del banofre, construido con una base de gofre, plátano flambeado, caramelo y helado de vainilla, o el flan de dos leches con una chantilly de galletas Lotus. Alo que se añaden yogures básicos o la manzana asada con helado de vainilla y tofe o caramelo. Todo ello se puede degustar además en grupos de hasta 35 personas, que es la capacidad del local, en el que también se pueden celebrar efemérides, como el caso de los cumpleaños, en un ambiente presidido por la fachada a la avenida de Los Pescadores de Arinaga y una decoración contemporánea.


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