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La Isla en fiestas | Arrecife

San Ginés navega en jolatero

La ´armada´ del Charco protagoniza una de las estampas más populares de la capital con la tradicional regata

Echedey Perera saltaba de alegría en la escalinata de acceso a las mansas aguas del Charco de San Ginés después de haber conseguido, "al fin", su tan ansiado jolatero, tan solo minutos antes de que comenzara, en torno a las doce y media del mediodía, la tradicional regata de estas pequeñas embarcaciones construidas con un bidón metálico. El niño, que tiene once años, se estrenó la mar de contento en tan singular travesía a bordo del barco que le prestaron, La Miñoca. Aunque no ganó demostró tener una gran agilidad para navegar de forma tan rudimentaria ayudado de dos pequeñas "chapaletas de madera".

El éxito para mantenerse a flote en esos pequeños artilugios de hojalata es "tener equilibrio y remar con las dos manos al mismo tiempo", desveló Echedey, quien, sin embargo, consiguió desde su jolatero el segundo puesto en la cogida de cintas colgadas de un madero. Su compañero Dani Montaño, de quince años, se hizo con el primer lugar después de que Pedro Cabrera, quien se hizo con el mayor número de tiras (cinco), cediera su premio al haber obtenido ya un trofeo este año en otra de las competiciones del Charco, según informó la organización tras disputarse la prueba. De este modo, se propicia que los galardones estén los más repartidos posible.

Además de La Miñoca, la ´armada´ del Charco la integraron Adán, Fangao, Félix Juan Hernández, Casa del Miedo, Piola y Cachimba 4. Precisamente, esta nave se puso en cabeza tras enfilar la línea de meta de la regata capitaneada por Gabriel Cabrera, de trece. Este joven marinero llevó a rajatabla el consejo que le dio su padre para intentar hacerse con la victoria. "Me dijo que me pegara lo más atrás posible al muro y que luego saliera disparado, y eso fue lo que hice", aseguró orgulloso Gabriel.

Pedro Cabrera, de catorce, al imaginario timón del Casa del Miedo, quedó segundo y detrás de él llegó el resto de la flota jolatera.

El más joven de todos es Félix Juan Hernández, de tan solo nueve años, quien se enroló en el barquillo del mismo nombre. Su aventura marinera comenzó tres años antes y en esta ocasión Félix no quiso perder la oportunidad de grabar con una pequeña cámara adosada a su casco, la graciosa competición.

Quien se quedó con pena de embarcarse fue Yencey Fleitas, de trece. "Llegué diez minutos tarde y no conseguí ningún jolatero, así que otro año será", se lamentó.

El público siguió los juegos marinos desde la avenida y no dudó en animar a los chiquillos para que llegaran a flote hasta el final.

La localidad norteña de Órzola (Haría), que celebra las fiestas en honor a Santa Rosa, también tuvo este sábado su regata de jolateros en el Charco de la Pared. Fue la puesta en práctica de los talleres que impartió la Asociación Social, Cultural y Deportiva Cacharros sobre esta práctica los días pasados. En total hubo trece participantes distribuidos en dos categorías, una de 14 a 16 años y otra para mayores de 18 años.

Recuperar la tradición

En los dos últimos cursos, unos 2.000 escolares de la Isla han participado en el proyecto promovido por Lorenzo Lemaur para dar a conocer la tradición de los jolateros y evitar su desaparición. La aerolínea Binter Canarias y el Cabildo colaboran con esta iniciativa, que tras varias sesiones teóricas, culmina con una jornada de navegación.

El programa de divulgación escolar sitúa la aparición aproximada de estos delicados navíos de metal, con capacidad para una sola persona, a finales de la década de los años treinta del siglo pasado, según el testimonio oral que recogió Lemaur del cronista oficial de Arrecife, Antonio Lorenzo.

Tanto su construcción como navegación son autóctonas de Lanzarote y en Arrecife se popularizó en la primera mitad del siglo XX "como actividad lúdica de niños y adolescentes, de todas las clases sociales. Los niños de las diferentes zonas entonces pobladas de la ribera de Arrecife, utilizaron los jolateros como medio de desplazamiento y transporte de mandados". La Tiñosa (Tías), Playa Honda (San Bartolomé) y La Graciosa son otros de los lugares en los que ha habido jolateros. La asociación Cacharros ha presentado una iniciativa en el Cabildo para que este elemento etnográfico sea reconocido como Bien de Interés Cultural de la Isla y juego tradicional de Canarias.

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