La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El origen de la villa señorial de Lanzarote

El próximo jueves, 15 de noviembre, se cumplen 600 años del traspaso de Canarias al Conde de Niebla, el inicio de la integración de las Islas a la Corona de Castilla

El origen de la villa señorial de Lanzarote

El 15 de noviembre de 1418 es el hito que marca el inicio del proceso de la integración de las Islas Canarias a la Corona de Castilla. Seiscientos años después el Ayuntamiento de Teguise conmemora el comienzo de su historia política y administrativa. ¿Y qué sucede ese 15 de noviembre de 1418? El gobernador de Lanzarote, el normando Maciot de Bethencourt (sobrino del primer señor de Canarias, Jean de Bethencourt) traspasa el señorío de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro (las únicas islas conquistadas hasta ese momento) a un potentado castellano muy próximo a la corte, Enrique de Guzmán, conde de Niebla.

"Este traspaso no hay que verlo como un simple hecho de cambiar el propietario de las Islas sino que para la Corona de Castilla, es un paso muy importante porque en estos momentos las Islas estaban en manos francesas (aunque Jean de Bethencourt fuese vasallo del rey de Castilla, Enrique III) pasa a manos de una persona muy allegada a la Corte de Castilla y marca el inicio de lo que sería la futura anexión de Canarias a la Corona de Castilla con los Reyes Católicos. Es el primer territorio que se anexiona la Corona en ultramar en el Atlántico con lo que significa para la posterior conquista de América", señala el doctor en historia y archivero, Víctor Bello.

Los investigadores Víctor Bello Jiménez y Enrique Pérez Herrero (exdirector del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas) han publicado el libro Traspaso de las Islas Canarias al Conde de Niebla con el que se quiere arrojar luz sobre los entresijos de la conquista de Canarias en las primeras décadas del siglo XV, uno de los periodos más desconocidos de la historia reciente de las Islas.

Según la tesis que se recoge en el libro, que se presentará en Teguise este jueves, "tanto la conquista normanda en 1402 por Jean de Bethencourt como la venta que Maciot de Bethencourt hizo al Conde de Niebla, forman parte de la integración de las Islas Canarias en la órbita de la Corona de Castilla. Un proceso de largo recorrido que fue fraguándose con pequeños hitos", concluye.

Y en este contexto, dónde entra el papel de Teguise. La versión de los historiadores clásicos asegura que Maciot de Bethencourt tras la venta de las islas al conde de Niebla en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) regresa a Lanzarote de nuevo como gobernador de las Islas estableciéndose en la que se conocía como la Gran Aldea, lugar sobre el que se erige Teguise, nombre que vendría derivado de la que era su esposa, la princesa aborigen Teguise, hija del rey Guadarfía.

Según el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Manuel Lobo Cabrera, " a comienzos del siglo XV había concluido la conquista de Lanzarote, momento en que se produjo el proceso de colonización ya de forma pacífica y estable. Esta circunstancia favorable al entendimiento entre las comunidades nativa y foránea se mantuvo durante algunos años, lo que propició la unión entre los normandos y las isleñas lo que contribuyó a la consolidación de la nueva sociedad en la isla".

Lobo destaca que según distintas referencias históricas, "el anterior "rey" de la isla, Guadarfía, llamado después de haber sido cristianizado Luis Guadarfía, en honor al rey de Francia, siguió viviendo los años posteriores a la conclusión de la conquista en el sitio que había sido su morada, más concretamente el poblado de Zonzamas, pues según confirman las investigaciones arqueológicas, el poblado fue ocupado de forma continuada en los siglos siguientes. De estos contactos surgieron los matrimonios mixtos entre normandos e indígenas, que han perpetuado algunos apellidos de origen francés en las islas más orientales del archipiélago. Uno de esos matrimonios fue el concertado entre Maciot de Bethencourt y la princesa Teguise", señala.

Lobo añade que Maciot de Bethencourt había llegado a Lanzarote en la segunda expedición que arribó a la isla con nuevos pobladores y tras la marcha de Juan de Bethencourt a Francia representó en la isla la continuidad del poder de los normandos. "Las relaciones entre Maciot de Bethencourt y los majos se establecieron de un modo semejante al practicado por su tío, con el consiguiente reparto de tierras, aunque su carácter despótico hizo que se le acusara de esclavizar injustamente a muchos de los isleños, según acusaciones que se hicieron contra él en Sevilla", afirma el catedrático.

De hecho, esas acusaciones llegaron a la Corte lo que obligó a la reina Catalina de Lancaster (esposa del fallecido Enrique III y tutora de su hijo el rey Juan II que era menor de edad) a encargarle al Conde de Niebla que fuera a Canarias a investigar esos hechos. Una misión que el conde encarga a Pedro Barba de Campos que es el que convence a Maciot de Bethencourt que vaya a Sanlúcar para aclarar las acusaciones.

" No sabemos qué ocurre pero el caso es que según Viera y Clavijo, Maciot respondió de forma hostil no dejando de desembarcar a los barcos de Pedro Barba en Lanzarote y cuando lo hizo convenció a Maciot a que lo acompañara a Sanlúcar de Barrameda a reunirse con el Conde de Niebla. No sabemos qué pasó pero el hecho es que Maciot accede a traspasar las islas al Conde de Niebla", afirma Bello.

"Lo esencial de la transacción es que más que una donación parece tratarse de una venta por quinientas doblas de oro y que Maciot, presionado por las circunstancias, definidas por verse desprotegido ante las intenciones de la Corona de quitarle la posesión de las Islas a su tío, aceptó incumplir los deseos de éste (que era mantener la titularidad del señorío y la isla de Fuerteventura) a cambio de continuar como gobernador", se refleja en el libro Traspaso de las Islas Canarias al Conde de Niebla.

Cuatro años después de este traspaso, concretamente, en 1422 se produce otro hecho trascendental para la historia de Lanzarote, tras la concesión del Fuero de Niebla a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. El fuero, como conjunto de derechos que se concedía a un territorio por parte del rey o del señor del mismo, venía a suponer la legislación básica por la que regirse y administrarse y, con éste, Lanzarote comenzó a integrarse en los modos administrativos que desde la Edad Media venían asentándose en la Península.

En su libro Víctor Bello y Enrique Pérez destacan que hasta ese momento la gestión política social y económica de las islas dependía de una sola persona "que, mediante el imperativo de ordeno y mando, hacia cumplir sus deseos tanto a los colonos normandos como a los propios aborígenes".

"La situación cambió con el señorío bajo los auspicios del Conde de Niebla, cuando pasa de caracterizarse por una relación feudal a convertirse en una delegación jurisdiccional en la que el señor es un representante del monarca, por lo que comienza aplicarse Las Partidas de Alfonso X el Sabio y otros ordenamientos generales. Esto supuso a su vez un reforzamiento de la posible de la posición de la corona de Castilla sobre las islas", señalan ambos autores. Y a partir de ese momento, Teguise se convierte de hecho en la capital administrativa de Lanzarote.

Compartir el artículo

stats