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Teguise.

Patrimonio extrae muestras de la casa modernista de Famara para restaurarla

El edificio, único en su género en Lanzarote, fue construido en 1933 y donado por su propietario a la Iglesia | El interior se vació en 2019 por su mal estado

Personal de Patrimonio Cultural del Gobierno estudian el estado de la fachada de la casa modernista de Famara. | | EUGENIO ROBAYNA

La restauración de la casa modernista del gran mecenas lanzaroteño Luis Ramírez (San Bartolomé, 1844-Barcelona, 1950) en Caleta de Famara, en el municipio de Teguise, está más cerca. Este edificio propiedad de la Diócesis de Canarias tras donarla Ramírez en su testamento a la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Teguise, está en avanzado estado de deterioro y lleva varios años esperando su rehabilitación, una demanda en la que han insistido tanto el Ayuntamiento de Teguise como los vecinos. Se trata del único inmueble de estética modernista que existe en Lanzarote. Su edificación data del año 1933.

La Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias ha iniciado los trabajos previos a la intervención en la fachada con la recogida de muestras del materiales en la misma al objeto de analizarlas en un laboratorio especializado y determinar qué tipo de mortero es necesario aplicar en su arreglo, ha explicado la directora general del área, María Antonia Perera.

Ha sido iniciativa del departamento que dirige Perera acometer la intervención en la fachada debido a la tardanza en comenzar la recuperación de esa joya arquitectónica por parte de la Diócesis, su carácter «excepcional» frente al resto de la construcción y ante el progresivo deterioro de su estructura, con riesgo de desprendimiento agravado por los efectivos negativos de la maresía al estar ubicada en primera línea del paseo marítimo de Caleta de Famara.

La parte curva de la fachada, influencia del art nouveau, está salpicada de elementos marinos como pulpos, burgaos, delfines y caracolas, que se han ido desprendiendo de la pared.

El concejal de Obras del Ayuntamiento de Teguise, Eugenio Robayna, ha asegurado tras presenciar la recogida de muestras, que el Consistorio «seguirá de cerca esta gran demandada obra».

La Diócesis de Canarias es la responsable de restaurar la construcción al tener la titularidad de ese bien. Esa institución eclesiástica contaba incluso con el proyecto y la licencia para la actuación, pero finalmente a petición del Cabildo de Lanzarote se deben concretar nuevos aspectos en la intervención relacionados con la escalera interior de la vivienda, que en su día fue la morada de verano de Luis Ramírez.

Proyecto de rehabilitación

El Ayuntamiento de Teguise presentó en julio del pasado año el proyecto de rehabilitación redactada por la Diócesis a la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, así como a las áreas de Patrimonio Histórico y Medio Ambiente del Cabildo de Lanzarote para la obtención de los correspondientes informes sectoriales y demandaba premura en la tramitación de los mismos por la urgencia en acometer la obra, que está vallada desde 2019 ante el peligro de derrumbe.

En mayo de 2018 el Cabildo de Lanzarote y la Diócesis de Canarias firmaron un convenio mediante el cual esta última se haría cargo de la redacción de los proyectos de restauración y conservación y de la dirección y ejecución de las obras, mientras que el Cabildo de Lanzarote colaboraría con una subvención nominada destinada a la restauración y conservación de este tipo de bienes patrimoniales y arquitectónicos. La idea anunciada entonces era reconvertir ese espacio en un centro sociocultural.

La casa modernista no fue la única propiedad que donó Ramírez a la Iglesia. La actual Casa de la Cultura de Arrecife la cedió a Los Salesianos, que luego la vendieron al Ayuntamiento capitalino.

Ramírez redactó su testamento en 1935, pero el mismo no se materializó hasta 1954, cuatro años después de fallecer en Barcelona cuando iba camino de Roma para ver al Papa. Era su voluntad que la casa modernista, conocida también como el hotelito de Caleta de Famara, pasara a la Iglesia y si cayera en el abandono por la inacción de sus dueños, el mismo debería entregarse al Hospital de Dolores de Arrecife, para que materialice lo que «estime conveniente». Ese servicio sanitario luego se convirtió en Hospital Insular de Lanzarote gestionado por el Cabildo y se adscribió al Servicio Canario de Salud el 1 de enero de 2019.

Con el paso del tiempo y ante la evidencia de su cada vez mayor deterioro y falta de intervención por parte de la Diócesis, la Asociación Majada de Mina acudió a la Justicia hace más de dos años para que el Obispado procediera a llevar a cabo las obras de rehabilitación cuando antes o, en caso contrario, cediera la titularidad del inmueble al Hospital Insular de Lanzarote.

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